Diferentes-desiguales-y-desconectados_Garcia-Canclini
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zas mundial, regional y de cada nación, optar solo por la diferencia, la<br />
desigualdad o la desconexión como clave interpretativa y recurso movilizador<br />
del cambio sociopolítico. La pregunta acerca de cómo combinar<br />
estos tres tipos de organización-segregación social puede generar<br />
respuestas distintas en países con 50 a 70% de población indígena<br />
(Bolivia, Guatemala), en sociedades con una historia secular mestiza y<br />
moderna más asentada y con mayor potencialidad de desarrollo para<br />
insertarse con fuerza económica y de negociación política en redes y<br />
acuerdos internacionales. Pero en todos es difícil imaginar algún tipo<br />
de transformación hacia un régimen más justo sin impulsar políticas<br />
que comuniquen a los diferentes (étnicas, de género, de regiones),<br />
corrijan las desigualdades (surgidas de esas diferencias y de las otras<br />
distribuciones inequitativas de recursos) y conecten a las sociedades<br />
con la información, con los repertorios culturales, de salud y bienestar<br />
expandidos globalmente. Sabemos poco aún sobre las maneras eficientes<br />
de actuar en forma simultánea en estas tres escenas, y cómo se potencian<br />
entre sí. Apenas estamos comprobando los pobres resultados<br />
de las concepciones que sesgaron la teoría social al optar solo por lo<br />
que podía afirmar las diferencias, o disminuir la desigualdad o conectarnos<br />
con las redes estratégicas.<br />
Es útil concluir este capítulo refiriendo algunas contribuciones del<br />
estudio La igualdad de los modernos, en el cual la Cepal y el Instituto<br />
Interamericano de Derechos Humanos ofrecen un esquema operativo<br />
para tratar diferencias, desigualdades y desconexiones. El trabajo no<br />
parte de una revisión teórica sino del análisis complementario de datos<br />
de América latina que evidencian cómo se enlazan estas tres vertientes.<br />
Al tomar conjuntamente los derechos económicos, sociales y culturales,<br />
muestran que la deficiente realización en un campo depende de las<br />
otras.<br />
Los derechos culturales suelen concentrarse en el desarrollo de potencialidades<br />
personales y el respeto a las diferencias de cada grupo:<br />
«protección del idioma, la historia y la tierra propias» (Cepal-IIDH,<br />
1997: 37). Los derechos socioeconómicos se asocian generalmente con<br />
el derecho al trabajo, la seguridad social, la alimentación, la educación,<br />
la vivienda, y con la equidad en el acceso a estos bienes. El estudio de<br />
Cepal-IIDH amplía la noción de derechos culturales mostrando que la<br />
valoración de las diferencias debe complementarse con lo que llamaremos,<br />
en el encuadre de este capítulo, derechos conectivos, o sea «la<br />
participación en la industria cultural y en las comunicaciones» (ibíd.:<br />
36). El derecho a la diferencia se analiza junto con los derechos a la integración<br />
y la equidad, con «la participación relativa en las diversas redes<br />
de intercambios» (ibíd.: 38). Se alejan de la definición mínima de<br />
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