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COOPERATIVISMO<br />
Y al recordar a Tacarigua la vieja, la ancestral y la típica, la del trabajo duro y<br />
los jolgorios reparadores, la de "los hombres del azadón y el machete y las mujeres<br />
de la piedra y el pilón", como dijera un inspirado escritor de tiempos idos, la de las<br />
diversiones y los mitos, y la de la hospitalidad a toda prueba; se tiene que hacer<br />
obligada remembranzas de la que desde épocas inmemoriales hasta no hace mucho,<br />
---cuando el cemento invadió sus predios-, conservó en la Isla, la más antigua y<br />
monolítica, -aunque primitiva y rudimentaria-, "Sociedad Comunitaria" alabada,<br />
envidiada y ponderada en todos los contornos; aquella Tacarigua que limpiaba y<br />
acondicionaba; calles, callejones, veredas, caminos, empalizadas y cuantas cosas<br />
eran de utilidad pública, por el sistema de las "faginas"; la que prosiguiendo a la<br />
obra de carpintería, terminaba sus casas de bahareque en tiempo récord, poniendo<br />
en práctica el antiquísimo sistema comunal de las "cayapas", sinónimos (le unidad,<br />
confraternidad y compañerismo, -muy necesario en estos adelantados y<br />
modernísimos años , recolectando mancomunadamente los materiales utilizables,<br />
como: las "latas" (varillas de madera), en las variedades de "guatacare", "algodón",<br />
"caratejo", "pellejo de indio". "cuspa", etc., y las enormes "ruedas" de bejucos<br />
montañeros, de la especie denominada "querere", unos y otros más aconsejables y<br />
de mayor consistencias para el "enlatado" (armazón) de las paredes, sencillas o de<br />
cajón (doble enlatado) ; la que en larga y alegre romería de sus ancianos, jóvenes,<br />
adolescentes y hasta niños, todos de ambos sexos, transportaban el "barro" desde<br />
los lados de "El Manantial" o "El Rincón", en consideración a su calidad y<br />
consistencia, en: "maras", "mapires", "agajes" y "burros" para luego, con la paja<br />
"murechera", de hoja larga y nervio duro, cargada en gigantescas "parihuelas"<br />
(haces), que parecían movilizarse solas, y del agua conducida desde los pozos y<br />
aljibes, en "barriles", "múcuras" y "tinajones", ir efectuando la compactación del<br />
material, al compás de una danza folklórica y originaria de la región, que<br />
denominaban "el baile del barro", ejecutada con destreza y entusiasmo delirante,<br />
por hombres y muchachos, de pantalón arremangado hábilmente, hasta lo más alto<br />
de los muslos, y torso descubierto, unidos fuertemente entre sí en una especie de<br />
cadena humana, enlazada por los brazos cruzados a la espalda, que pasaban de una<br />
a otra persona, hasta agarrar lo más fuerte del cinturón a la altura del cuadril, y<br />
dirigidos al son monótono de "cachos" y "botutos" (caracoles), -tradicionales<br />
instrumentos de su ancestro aborigen-, por expertos, como: Eusebio Gil, siempre de