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TORÉUTICA DE LA BÉTICA (SIGLOS VI Y VI1 D.C.) 3 1
Burdunelus a suis traditus et Tolosanz directus in lauro aeneo
itnpositus igne crematus est .... Estas dos citas confirman, aunque
con prudencia, que el establecimiento visigodo en la Península
Ibérica se realizó, con mucha probabilidad, en el último decenio
del siglo V d.C. Sin embargo, no excluyen de forma radical que
existiesen ya algunos asentamientos rurales anteriores a dicha
fecha y coetáneos a las penetraciones militares que se produjeron
a todo lo largo del siglo V. Pocos años más tarde, en el 507: ...
His diebus pugna Gotthorun? et Fraiicorunt Boglada facta. Alaricus
rex in proelio a Francis inlerfeclus es/: regn1Aln Tolosanuvl.
destructunz est ... señala la Cl?ronica Caesaraugusiana, y a este
hecho se asocia la penetración definitiva del conjunto civil y
militar de gentes visigodas. Aunque de difícil valoración, como
se ve, la Chronica Caesaraugustana puede ayudar a dar una fecha
inicial aproximada al asentamiento del pueblo visigodo, puesto
que la arqueología -aunque la intuye- no la proporciona con
~1aridad.I~
Si bien es cierto que en las necrópolis denominadas
visigodas no hay presencia de armas, ello no elimina, a la vez
que no implica, la posibilidad de una penetración militar y una
penetración civil en paralelo. Este nuevo grupo poblacional se
iniegra de forma estable dentro del mundo rural romano
existente. Se conoce la cultura material tanto de un mundo como
del otro y, en el caso de las necrópolis, el proceso de aculturación
mutuo del pueblo visigodo y de la sociedad romana queda
perfectamente plasmado. Este hecho es evidente en las zonas
rurales y se puede reconstruir su evolución, aunque no sin
dicicultad; fenómeno contrario a lo que ocurre en los ámbitos
15. Es evidente que la Cl~roi?icocn visigodn
y bizanri~ias, uFontes Hispaniae Antiquacn. 1X. 1947, p. 106-1 11, a la vez que en
J. M." B~hzoucz. .La Hirpoi?ia del 476.. Ln caí& del Irilprrio mii?niro de Occiderirc
el7 el aiío 476, Cuadernos de la Fundación Pesto!-, 24. Madrid. 1980. p. 67-82. Dcsrlc
cl punto de vista al-queológico, cn i-cpetidas ocasiones hemos sugel-ido csta posibilidad,
aunquesu demasttación se hacedifícil. En último lugar véaseG.R~~o~~. uLa necir6polis
visigoda de El Carpio de Tajo. Una nueva lectura a partir de la lopocionología y los
adoinos personales», Burlleride la Reial AcadGiiiia Caiolrii~o de Belles Arrs de Saril Jorrli.
VII-VIII. 1993.1994. p. 187-250, pariiculatniente p. 196-198.