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780 MUR MUR<br />
dos en esta forma: 35,728 pa a obligaciones de la v., 43,993<br />
para el cupo de presupuesto provincial; y 2,680 para el 5<br />
por 100 de arbitrios á la Hacienda , que consisten en el arriendo<br />
de las yerbas del térm., el derecho de pesar y medir<br />
líquidos , y sobrante de los impuestos para pago de la<br />
contribución de consumos.<br />
HISTOIUA. No contentos muchos escritores con encumbrar<br />
la fundación de Murviedro hasta las épocas, en que se<br />
fija la guerra de Troya, con las que raya , según convienen<br />
los historiadores y poetas de la antigüedad; pues todos se<br />
han ocupado de esta insigne pobl., por lo célebre que desde<br />
muy antiguo, vino a hacerse en la historia; no solo<br />
han apurado hasta las mas débiles conjeturas , para darla<br />
aun mas remoto origen, sino que, en su defecto , supliéndolas<br />
con supropia voluntad, hay aun quien lo ha remontado<br />
hasta el año 45, después del diluvio universal, atribuyéndolo<br />
á Tubal, del que, y de su pobl., en este pais, nos ocuparemos,<br />
al hacerlo generalmente de España, sin que aquí<br />
sea necesario ni asomar las ideas que acerca de ello tenemos<br />
formadas, como nos hemos visto precisados á hacerlo en<br />
otros art. por mas relacionados con aquellas. Basta desentendernos<br />
ahora de estos caprichos desautorizados, y así mismo<br />
orillaremos otros numerosos, tomando únicamente en cuenta<br />
los que, á pesar de cualquiera inverosimilitud, lo merezcan,<br />
al menos, en aprecio del nombre de los autores en<br />
quienes los leamos. Pasaremos así desde luego á apuntar<br />
solo, cuanto en verdad, convenga á la historia.<br />
Con el ilustre poeta español Silio Itálico, pudiera atribuirse<br />
á los Fenicios la fundación de Murviedro; pues , dándola<br />
el lugar mas interesante en sus Púnicas, bajo el nombre<br />
Sagunto, con el que tan insigne ha sido en la antigüedad,<br />
dice, edificó sus muros el Hércules que robó á Geryon las<br />
famosas vacadas; al paso eme se retiraba, para conducirlas<br />
á Thebas; yendo acompañado de Zacynthos, quien dio á<br />
esta ciudad nombre. Pero este insigne poeta, aunando las<br />
preciosas condiciones de escelente historiador y geógrafo,<br />
no ignoraba que los griegos fueron discípulos de los Fenicios;<br />
y habiendo aprendido aquel pueblo la náutica por<br />
acompañará este en susviages, dio aquí á su espresion,<br />
ademas del gran mérito poético, otro no menor histórico:<br />
equivale á decir que los Fenicios, al esplotar la riqueza del<br />
pais Ibero , ensenaron este comercio á los griegos, quienes<br />
, á su ejemplo, colonizaron también nuestras costas , y<br />
vinieron de este modo á rivalizarles sus ventajas ; y que los<br />
zazynthios fueron los fundadores de Sagunto. Si en lo literal<br />
"del testo de Silio resulta alguna inexactitud, pues llama<br />
hercúleos á los muros saguntinos, también pudo usar de<br />
este adjetivo, aludiendo solo á su fortaleza, aunque fuesen<br />
únicamente de piedra y barro; pues mas es permitido<br />
á un poeta; y si luego llama terminantemente fundador á<br />
aquel Hércules, Conditor Alcides, cujas vestigio sacra incolimus<br />
, es necesario tener presente, que era, á la sazón,<br />
su numen la heroicidad saguntina , y que en este caso importaba<br />
darla por primogenitor, hada menos que el Hércules<br />
, que habia conseguido vencer al monstruoso Geryon<br />
, para cuya muerte era preciso cortase tres veces el<br />
hilo la Parca. Habia dicho ya, que la comunicó el célebre<br />
nombre Sagunto Zazynthos, compañero de Hércules, y<br />
todo es exacto: en Hércules esta personificado el pueblo<br />
Fenicio, del que era el griego compañero, como<br />
discípulo; Sagunto era griega , y, sin mas que por su propio<br />
nombre, puntualizó su procedencia de Zazyntho. Livio<br />
espresó también, se decia traer su origen esta ciudad de la<br />
isla de Zazvntho.<br />
Este pueblo, al recorrer la costa del Mediterráneo , para<br />
establecer en ella una colonia, que fuese emporio de su comercio<br />
en la Península, encontró aquí las proporciones<br />
apetecibles: el delicioso clima y la riqueza natural del mediodía<br />
de la Edetania (Tolomeo); la comodidad del seno ó<br />
golfo Sucronense para su navegación; una localidad fuerte<br />
para su defensa (Silio Itálico v otros) al pié de la montaña<br />
divisoria de los íberos y celtiberos (Polvbio), á orillas del<br />
r. Serabis (Mela), y á solos 3,000 pasos del mar (Plinio; Polvbio<br />
y Livio contaron como unos 1,000 nada mas). Así fijaron<br />
aquí su establecimiento: este se hizo nombre propio<br />
del patronímico de aquellos ; si ellos mismos no se lo dieron<br />
por traslación y recuerdo ele su patria. Por esto se establecieron<br />
aquí también con ellos luego, ciertas gentes<br />
rútulas de la ciudad de Árdea , como decian los antiguos»<br />
según los citados Livio y Silio. Con tales ventajas se desarrolló<br />
esta colonia asombrosamente: era grande la opulencia<br />
á que en breve habia llegado (dice Livio), ora por los<br />
frutos que sacaba de la tierra y del mar, ora por el aumento<br />
de su pobl. ; ora por la santidad de su moral y disciplina.<br />
No obstante esta última espresion del historiador<br />
romano, se acusó á los saguntinos de haber usurpado territorios<br />
á los turboletas ó turbitanos (mal llamados turditanos<br />
en los códices de Livio) y á los beribraces que eran<br />
los pueblos indígenas mas inmediatos. Fundó Sagunto las<br />
colonias de Onda, Artana y Olba; y despojó á aquellos<br />
pueblos del derecho de apacentar sus ganados á orillas del<br />
Mijares. El deseo de recobrar sus antiguos términos en los<br />
unos, y cl interés de conservarlos en los otros, promovieron<br />
enconadas cuestiones entre estos pueblos ; y los saguntinos<br />
llegaron á ser el objeto del mortal odio de los españoles.<br />
Entre tanto el poder cartaginés, al mando de la<br />
ambiciosa familia de los Barcas, vino á preponderar en el<br />
pais, emprendiendo su conquista. Temerosa Sagunto de<br />
perder su libertad, amenazada por este coloso, corrió á escudarse<br />
con la alianza romana ; pues Cartago debia respetar<br />
á los amigos de Roma, hallándose á la sazón en paz<br />
con este pueblo, por los tratados á que habia sido obligada,<br />
después de perder la Sicilia y la Cerdeña. Roma, que<br />
no descuidaba ocasión de adquirir amigos, al formar el célebre<br />
tratado de los límites con Cartago (año 226 antes de<br />
Jesucristo), por el cual se reservó la conquista de la parte<br />
oriental del Ebro, estableciendo sabiamente, que este r.,<br />
que forma una línea militar tan importante, viniese á ser<br />
el deslinde de ambos poderes, mal podia desatender las<br />
roposiciones de Sagunto y demás colonias griegas , estarcidas<br />
en España, que le" ofrecían un medio de asegurar<br />
cierto influjo en el pais, que iba á ser adquirido por Cartago<br />
; aunque no penetrase el todo del interés que podia tener<br />
en esto; por ser el pais de que trataban de asegurarse<br />
los Barcas, como puerta para venir á vengar en Europa y<br />
sobre Roma misma, el mal éxito que habian tenido sus armas<br />
en el África: Sagunto quedó escudada por este mismo<br />
tratado. Cartago se obligó a respetarla como aliada romana;<br />
pero Aníbal, resuelto á llevar á cabo el pensamiento<br />
predominante en su familia contra Italia, como lo hubiese<br />
verificado ya su padre, si la muerte no le hubiese atajado<br />
los pasos (Livio), al tomar el mando en España, por muerte<br />
deAsdrubal, poco respeto era de esperar guardase á las<br />
obligaciones producidas por los mismos tratados que mas le<br />
hacían ansiar la guerra ; por cuanto limitaban su ambición<br />
y los creía indignos de su familia, á la que habian sido arrancados.<br />
Así, no solo se decidió á tomar parte en las<br />
cuestiones de Sagunto y Turba, desde luego que hubo ejercitado<br />
sus tropas contra los oleades, carpetanos y vacceos,<br />
sin autorizarse con el consentimiento romano; sino que<br />
las tomó por pretesto para declarar su resolución heredada<br />
y emprender la segunda guerra púnica. Es general error<br />
decir que la conquista de Sagunto sirvió de pretesto á esta<br />
guerra : tal habría sido si Roma hubiese tomado la iniciativa<br />
, después de esta conquista, sin el deber que, en su<br />
caso, como aliada, tenia en ello; mas, por el contrario,<br />
antes holló Anibal sus tratados, recorriendo la España<br />
oriental al Ebro, y por medio de esta misma conquista,<br />
tras de la que montó los Pirineos y los Alpes. Con la conquesta<br />
de Sagunto y el reconocimiento de la parte de España<br />
que habia reservado para sí Roma , se inauguró aquella<br />
guerra: con suma exactitud, dice Silio Itálico, que la<br />
guerra saguntina fue el principio de la Púnica. Roma no<br />
hizo mas que enviar sus legados, para que no fuesen ni<br />
oidos por Anibal, y continuasen á ser desairados segunda<br />
vez por el senado", sugeto á la influencia de los Barcas:<br />
apercibiéndose después, sin la conveniente prontitud ni el<br />
debido concierto á conjurar la tempestad que vio venir sobre<br />
sí misma; por lo que le fue tanto mas caro conseguirlo.<br />
El verdadero pretesto de la segunda guerra púnica, fueron<br />
las cuestiones entre los saguntinos y turboletas : desentendiéndose<br />
de la causa local que tenian, Anibal las interpretó<br />
según convenia á su intención, y las manifestó al senado<br />
como promovidas por Roma y verdadero resultado de una<br />
hostilidad encubierta de esta república contra su conquista.<br />
De este modo consiguió que el senado le autorizase a