mo 005-2012-PRODUCE, buscando frenar su aplicación que los alejaba de las primeras 10 millas marinas, y que parece haberlo conseguido, en una acción que deja al descubierto la verdadera naturaleza servil y pro empresarial de esta organización sindical llamada SUPNEP. El escenario peligroso para la preservación de la anchoveta, depende ahora de una estratégica respuesta del Estado peruano. Ya el vice ministro de Pesquería, Paul Phumpiu, ha declarado a los medios que PRODUCE buscará cómo compatibilizar la protección de la anchoveta con la sentencia que declara inconstitucional el Decreto Supremo 005 y que el ordenamiento del sector pesquero y la protección de las primeras 10 millas marinas, continuarán a pesar de todo. Para el 15 de diciembre, fecha en que entra en vigencia esta sentencia, aseguró que hay muchas cosas que pueden pasar. Por encima de las formas, parte vulnerable de este intento de PRODUCE en ordenar el sector, debe primar el interés nacional de proteger la anchoveta, aprendiendo la dolorosa lección que nos dejó la desaparición de la sardina ante el apetito voraz del poderoso empresariado pesquero. "El Perú tiene uno de los mares más ricos del mundo y, sin embargo, comer pescado es un privilegio de pocos, pues hoy cuesta 40% más que hace cuatro años. Los niños en Piura y Ancash siguen sufriendo de desnutrición, mientras que su mar cuenta con los recursos que necesitan para su desarrollo. La industria atrae la atención de inversionistas, entretanto buena parte de los 44 mil pescadores artesanales ganan menos de S/500 mensuales. Los 30 millones de peruanos – dueños del mar del Perú – merecen más del sector pesquero nacional. La riqueza del mar debe llegar a la mesa de las familias a precios asequibles y beneficiar la economía de los pescadores artesanales. Para que esto ocurra, hay que proteger a la anchoveta – en las diez millas que el Gobierno ha reservado para los pescadores artesanales y los de menor escala – porque esta es el alimento que asegura que especies como la lorna, el jurel, la merluza, el bonito, la caballa, el bagre, la corvina, el lenguado, el perico, entre otras, crezcan y se multipliquen. Proteger a la anchoveta en las diez millas también es bueno para la industria pues asegura la sostenibilidad del recurso. Hacerlo liberará el enorme potencial acuícola del país, que hoy pasa inadvertido. El Perú no participa significativamente en el segmento más importante del sector pesquero mundial (pescados, crustáceos y moluscos), un mercado con un tamaño de más US$100 mil millones por año y que en promedio crece 7% anualmente. La industria harinera, en lugar de integrarse con empresarios acuícolas para forjar el liderazgo del Perú en esa categoría, está ayudando a otras potencias a consolidarse en el segmento acuícola. Los números son elocuentes: hoy se paga por derechos de pesca US$12 por tonelada de harina y luego se vende a US$2,000, lo cual genera un gran negocio particular. Esa tonelada de harina son 4.5 toneladas de anchoveta cuyo valor transformado para el consumo, en la acuicultura y como alimento de otras especies, podría aumentar el valor obtenido hasta US$4,000 pero esta vez repartido entre pescadores artesanales, de menor escala y consumidores peruanos”. Gladys Triveño <strong>Revista</strong> <strong>Pesca</strong> <strong>Diciembre</strong> <strong>2013</strong> 58
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