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contenido - Yacht Club Argentino

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1<br />

2<br />

3<br />

1 y 2. Ilhabela desde el Fjord VI. 3. Llegada a Río de Janeiro.<br />

quedó más remedio que hacer un giro de 360 para evitar el abordaje<br />

–yo me quedé sin saliva en la boca– y el pesquero, sin nadie en la cabina,<br />

siguió su rumbo sin inmutarse. Tuvimos que respirar profundo unos<br />

minutos antes de poder seguir nuestra danza alrededor de ellos. Javier<br />

me reemplazó a las 3, pero Carlos siguió al timón –creo que esa noche<br />

no durmió.<br />

Cerca de las 1000 del miércoles 16 vimos la costa y los primeros edificios<br />

de la ciudad, al sur de la Barra de Tijuca. Durante todo el día estuvimos<br />

bordeando la costa, asombrados por tanta edificación en toda esa zona,<br />

aún bastante lejos de la ciudad. Durante horas no hago otra cosa que<br />

admirar el paisaje que se va desplegando de a poco. El mar está calmo<br />

con algún viento de tierra.<br />

Cada vez nos acercábamos más a la costa –estábamos ya a pocos cientos<br />

de metros– y apareció Río con su Cristo al fondo. Cuando entramos a la<br />

Bahía de Guanabara eran las 1600. Tuve que dejar de fotografiar, para<br />

ayudar a preparar el barco para la llegada. El viaje había terminado.<br />

Habíamos llegado con el barco en excelentes condiciones, todos<br />

nosotros sanos y enteros y habíamos formado un buen grupo a bordo.<br />

Que más se puede pedir a la Providencia?<br />

en eL Iate cLuBe de rIo de JaneIro<br />

A los participantes de la regata el ICRJ les había reservado amarras junto<br />

al edificio principal, así que estábamos muy cómodos. Nos abarloamos<br />

al ‘María-María’ del CUBA, que había llegado tercero y Martín Schwab,<br />

que nos había despedido en Buenos Aires, fue la primera persona que<br />

nos dio la bienvenida en Río de Janeiro. Enseguida llegó Claudio Cambria<br />

y nos entregó las credenciales de socios transeúntes válidas hasta el 20<br />

de febrero – un buen gesto del ICRJ.<br />

Como estaba ya avanzada la tarde, lo único que hicimos ese día fue<br />

aprovechar los vestuarios, ponernos ropa decente, sacar dinero del<br />

cajero y al fin, tomar algunas caipirinhas en la muy agradable y lujosa<br />

sede del <strong>Club</strong>. El tiempo nos trató muy bien, pues estaba relativamente<br />

fresco y la humedad no se notaba.<br />

epíLoGo<br />

El viernes 18, día de la entrega de premios, fue mi último día en el ICRJ.<br />

Río se seguía mostrando desde su mejor ángulo: fresco, con sol y<br />

poca humedad – la gente muy amable, ningún problema con los taxis<br />

ni con el hotel.<br />

A eso de las ocho de la noche nos reunimos todos alrededor de varias<br />

mesas en el salón principal del primer piso y comenzaron a servir un<br />

excelente cóctel, con muy abundantes platillos, refrescos y cerveza.<br />

Todos se sintieron muy a gusto, pero a las diez de la noche llegó la hora<br />

de despedirse. La tripulación se iba a su barco, yo a mi hotel.<br />

Salí del <strong>Club</strong> feliz de haber realizado mi sueño, contento de haber hecho<br />

nuevos amigos, melancólico que la aventura hubiera acabado. Pero<br />

Carlos estaba ya planeando para un futuro próximo un crucero al Sur,<br />

por lo menos hasta Puerto Madryn…<br />

abril 2011 El <strong>Yacht</strong> 43

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