22 La importancia de la familia y su participación en la escuela Lorena Marín Maceda. Maestra en Pedagogía y colaboradora del Conafe. el marco del festejo del día de la familia, es conveniente abrir un espacio de reflexión sobre la importancia que tiene la participación de ésta en la <strong>edu</strong>cación. Al hablar de <strong>edu</strong>cación, nece- En sariamente se hace referencia a la familia; pero ¿qué es la familia? Es considerada por algunos sociólogos o <strong>edu</strong>cadores la primera institución social, donde a los seres humanos, a través de la convivencia diaria se les trasmite directa o indirectamente, consciente e inconscientemente costumbres, creencias, actitudes, formas de pensar, de relacionarse, es decir, inician todo un proceso de socialización y aprendizaje de ciertos códigos, que servirán de base para adaptarse a la cultura y al contexto social.
Por estas razones es considerada una de las instituciones más importantes, para los primeros años de vida del niño. Actualmente el concepto de familia ha evolucionado, del esquema que tradicionalmente se conocía (mamá, papá e hijos), ahora se encuentran conformadas de distinta manera: por una mamá y un hijo; un papá, una tía y una hija; una abuela y un nieto; un papá, una mamá y varios hijos, una pareja con hijas o hijos adoptados, una pareja sin hijos… en fin, existe una serie de combinaciones que han dejado atrás el concepto tradicional de familia. Por lo tanto, sea como esté conformada la familia, será una influencia directa en la <strong>edu</strong>cación infantil, motivo por el cual ocupa un lugar preponderante: como institución básica en la formación y realización de los individuos, y como un elemento central para continuar con el trabajo de formación que la escuela realiza. La <strong>edu</strong>cación de los hijos es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los maestros. Por lo que los padres deben ser agentes activos ante el proceso <strong>edu</strong>cativo de sus hijos. Comprender que la dinámica <strong>edu</strong>cativa incluye a todos e integra a hijos, maestros, padres y a la comunidad en su conjunto (Silvia Schmelkes, 1995: 40). Al hablar de familia y escuela es referirse a la responsabilidad de los padres en la <strong>edu</strong>cación de sus hijos, y de la necesidad de colaboración estrecha entre padres y <strong>edu</strong>cadores. La participación de los padres en la <strong>edu</strong>cación de los hijos debe ser considerada esencial y fundamental, pues son ellos los que ponen la primera piedra de ese importante edificio que marcará el futuro de cada ser humano, y la escuela sólo orientará la construcción del acabado de ese gran edificio. Ya pedagogos ilustres, entre ellos F. Froebel (1782-1852) se habían referido a la importancia de la familia, y en particular a la madre, como primera e insustituible <strong>edu</strong>cadora de sus hijos en edades tempranas; Juan Amós Comenius (1592-1670) subrayó el papel de la escuela materna, como primera etapa de la <strong>edu</strong>cación, que ocupa los primeros seis años de vida del niño, considerado por él como un periodo de intenso crecimiento físico y de los sentidos; Pestalozzi (1746-1827) en su propuesta de <strong>edu</strong>cación para el desarrollo armónico del niño: físico, intelectual, moral y laboral, propuso como principal <strong>edu</strong>cador a la madre, para la cual escribió un manual Libro para las madres o Guía para las Madres, en el cual orientaba cómo desarrollar la observación y el lenguaje de sus hijos menores. A partir de entonces y hasta la fecha, múltiples estudios e investigaciones han revelado variadas formas para su estimulación desde el seno del hogar, puesto que se ha corroborado el papel decisivo de la familia en las primeras edades, en lo referente a la formación o asimilación de hábitos de vida y de comportamiento social en los pequeños. Actualmente encontramos diversas creencias que los padres tienen respecto de la función de la escuela; por ejemplo: en la escuela deben enseñarles buenos comportamientos; los maestros deben enseñarles hábitos y valores, la culpa de que mi hijo no aprenda es del maestro. Pensamientos que son erróneos, la escuela no suple lo que el niño debe aprender desde el seno familiar, sólo refuerza y da continuidad a esos aprendizajes adquiridos, considerando los conocimientos de carácter disciplinario que se enseñan a través de la currícula escolar; la escuela no sustituye la función de la familia, y por lo tanto la responsabilidad <strong>edu</strong>cativa no es exclusiva de la escuela, es de ambas instancias tanto familia como escuela, cada una con sus respectivas funciones. La escuela y la familia son dos instituciones importantes para el buen desarrollo integral del niño, por lo que el éxito escolar es un esfuerzo conjunto. Las experiencias de aprendizaje exitosas empiezan en casa. Cuanto más involucrados se encuentren los padres en la <strong>edu</strong>cación de sus hijos, mucho más seguro será que los niños tengan éxito en la escuela y en su vida. Es necesario que los padres tengan iniciativa para lograr establecer vías de comunicación con la escuela, apoyar y colaborar en las actividades escolares que así se requieran, para la formación de los hijos. El éxito en la escuela comienza involucrando a los padres en el proceso de aprendizaje, apoyando y teniendo expectativas claras, que determinen la orientación del aprendizaje y ayuden a mejorar las relaciones entre la familia y la escuela. Desde el momento en que el niño ingresa a la escuela, los padres y maestros necesitan trabajar juntos para desarrollar el potencial académico y social del niño, para obtener un aprendizaje que durará para toda su vida, y como lo expresaría el doctor Arturo Sáenz Ferral, director del Conafe, en su mensaje sobre el día de la familia: “la primera colaboración de los padres en el hogar es hacer que los niños se sientan queridos y estimados, porque los niños y jóvenes con seguridad en sí mismos, lograrán ser buenos estudiantes y buenos ciudadanos”. Bibliografía Schmelkes, Sylvia (1995), Hacia una mejor calidad de nuestras escuelas, OEA/ SEP, Desarrollo Social y Educación, México, OEA/SEP. 23