José VAllés

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QUÍMICA I CUINA
Terció Don Quijote: “Pero si no
podemos guarecernos del frío que
se avecina ni calentar el parco
condumio que tenemos dispuesto
para la frugal cena, al menos
la lumbre alejaría a las alimañas
asilvestradas que pueden acecharnos
durante la noche”.
“Como pesquisidor de atentados contra la
naturaleza y protector del Medio Ambiente
que nos queda, pues ya os habéis cargado la
otra mitad, estoy aquí para evitar desmanes”
“¿Alimañas decís? –recalcó con
sarcasmo–. Bestezuelas ingenuas
a las que hay que proteger y mimar.
Y ¡poned cuido! porque os
veo sentado sobre el sendero por
el que transitan los pingulines”.
“Voto a bríos –se encolerizó
Don Quijote–, decidme quié-
De hecho, hace ya más de tres décadas
que no vemos ni uno pero
hay que preservar sus caminos habituales
por si acaso. Y pues veo
que no estáis versado en la protección
de la Natura, item más os
digo que todas las avecillas, mamiferillos,
reptilillos, insectillos y aún
las miasmas son dignos de respeto
pues ellos, con las fanerogamillas y
las criptogamillas del Reino (reparad
en eso: Reino) vegetal conforman
la espléndida biodiversidad
de la Naturaleza natural”.
Don Quijote se levantó, algo
amoscado, y se acercó a un regato
cercano con intención de tomar
un sorbo de agua.
“¡Vade retro! –tonó el celador de
la pureza– no haréis tal pues vais a
polucionar esta agua límpida, alterando
el equilibrio de la biota”.
“¡Biota lo seréis vos!, que os veo
de escasas luces y aún éstas mortecinas.
Pero tengamos la velanes
son estos pingulines y, sobre
todo, quién sois vos que tanta
destemplanza mostráis”.
“Yo, señor hidalgo, soy ecologista
titulado por la Universidad de
La Sobona y, como pesquisidor
de atentados contra la Naturaleza
y protector del Medio Ambiente
que nos queda, pues ya os
habéis cargado la otra mitad, estoy
aquí para evitar desmanes.
En cuanto a los pingulines, sabed
que son unos roedores, semejantes
a los mirmilones aunque más
pequeños y ágiles y que se encuentran
en trance de extinción.