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PERFILES DISPONIBLES,<br />
ENTRE LOS 18 Y LOS 35 AÑOS. LA JIHAD INFANTIL.<br />
LAS MUJERES. VINCULACIONES<br />
Mantenemos abiertas múltiples observaciones sobre perfiles similares a los descritos hasta ahora.<br />
No parece preciso, ni necesario, a efectos de este análisis, traerlos aquí pero están a disposición<br />
de los analistas (evidentemente acreditados). Lo que sí parece oportuno es subrayar que en todos<br />
los casos, la argumentación religiosa es similar, todos ponen de manifiesto una formación -en este<br />
ámbito al menos- muy escasa. Buena parte de ellos presentan como elementos comunes su pertenencia<br />
a estratos sociales poco desarrollados, sobre los que se ha inducido -por movimientos u<br />
organizaciones sociales, religiosas y/o políticas- intensos sentimientos de frustración. En cuanto<br />
a las edades de los perfiles observados, estamos ante un espectro que va de los 18 a los 35 años,<br />
pero hallaremos perfiles vinculados a los de los jihadistas tanto de hombres como de mujeres de<br />
cualquier edad. Quizá, el caso más lacerante de los que nos hemos encontrado en este tiempo es<br />
haber interactuado con un chico de 13 años, residente en Marsella -según sus manifestacionesrecién<br />
converso junto a sus padres y que repite todo el argumentario jihadista, sin el más mínimo<br />
anclaje en el conocimiento religioso.<br />
Pese a que en el ámbito de lo que describiremos como ‘analistas académicos’ -en muchas ocasiones<br />
bastante despegados de la realidad real, por mucho que esta apreciación pueda enfadarles-<br />
insistan en que el papel de la mujer en el jihadismo actual no pasaría de ser una mera<br />
compañera de los terroristas, asistentes o simples reproductoras, se estaría ante un grave error<br />
si se tomaran tales conclusiones, expresadas por personas tan acreditadas como Fernando Reinares<br />
(Real Instituto Elcano), como una certeza. Tal apreciación nos parece que no hace más que<br />
insistir en el manejo de estereotipos, que no se ajustan a la realidad actual y, esta actitud, nos<br />
parece imprudente. Dentro de la metamorfosis dinámica del jihadismo, que es una de sus características,<br />
uno de los cambios que se detecta por parte de analistas y fuerzas de seguridad -idea<br />
que es rechada por Reinares- es el nuevo papel de la mujer en este fenómeno. Estaríamos llamados<br />
a un engaño de consecuencias nefastas si no tomáramos en consideración lo que se aprecia<br />
por parte de las Fuerzas de Seguridad en relación con la mujer, sobre la que creemos que en<br />
los últimos años ha ido adoptando roles mucho más activos de lo que aprecian los ‘académicos’.<br />
Basta recordar acontecimientos como los atentados en los centros comerciales de Kenia o como<br />
actúan en las redes sociales, como interactúan en labores de proselitismo, e incluso como actúan<br />
sobre el terreno en alguna de las zonas de conflicto, siendo especialmente ‘fiables’ cuando se<br />
trata de ejecutar acciones suicidas de martirio. Así pues, especialmente en el ámbito de las redes<br />
sociales, que es lo que estamos analizando en esta parte del informe, tenemos que apuntar una<br />
jihad infantil y una jihad femenina que, como fenómenos singulares no son nada desdeñables.<br />
En relación con lo que hemos denominado ‘jihad infantil’ llama poderosamente la atención que<br />
por parte de padres, se induzcan procesos de radicalización en sus hijos, incluso los más jóvenes,<br />
hasta el extremo de conocer procesos en los que el progenitor se ha llevado -y hemos podido<br />
conocer casos concretos- a zonas de conflicto a sus hijos, incluso algunos de apenas 14 años, que<br />
finalmente son armados con fusiles de asalto y asisten a escenas verdaderamente terribles.<br />
INSTITUTO DE SEGURIDAD GLOBAL 30