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Así pues, en este trabajo, sobre los individuos de los que vamos a informar, tal y como se presentan en la red,<br />

hay una constancia razonable y verificable de su vinculación real al terrorismo jihadista a distintos niveles. Todos<br />

los indicios racionales nos llevan a pensar que estamos ante sujetos que han viajado hasta los lugares de<br />

conflicto desde España, Marruecos, Francia o Bélgica, entre otros muchos países de origen, y que en muchos<br />

casos -sin ningún género de duda- están cometiendo actividades vinculadas a la violencia jihadista, incluso<br />

la más extrema. En otros casos son perfiles radicales cuya actividad en Facebook, ‘de facto’, está orientada a<br />

la divulgación de mensajes, conductas e intereses de los grupos terroristas implicados en esos contextos. El<br />

trabajo se hace con mínimos recursos pero ofrece unos resultados razonablemente óptimos que permiten<br />

detectar aspectos de interés de la personalidad de estos individuos, frustraciones, objetivos personales, relaciones<br />

sociales, preocupaciones, etc. El seguimiento, observación y análisis de estos perfiles y su actividad en<br />

las redes sociales y, posteriormente, la interacción con ellos -mediante conversaciones directas y reservadas<br />

pero evidenciables- es una actividad que se ha podido mantener en el tiempo, sólo y exclusivamente, porque<br />

los resultados que se van obteniendo se comparten con otros analistas, del ámbito público en las Fuerzas y<br />

Cuerpos de la Seguridad del Estado, como del ámbito privado.<br />

Puede parecer que la siguiente observación no debiera incorporarse a un análisis como éste, en cambio, por<br />

ser consecuencia de la experiencia personal y porque otros analistas han puesto de manifiesto experiencias<br />

similares, me parece oportuno evidenciarla en esta introducción:<br />

Mantener un estado de ánimo razonablemente equilibrado tras ver los extremos actos de inhumanidad que<br />

se están cometiendo, no es fácil. En mi opinión, cualquier analista que se enfrente durante mucho tiempo<br />

a la argumentación de estos individuos y a la contemplación de sus conductas debe compartir las sensaciones<br />

que experimente, especialmente si las mismas le afectan negativamente. Vivir en soledad estos procesos<br />

largos de observación puede quebrar el ánimo y el equilibrio del analista. El consejo o las palabras de<br />

acompañamiento de funcionarios de los cuerpos de seguridad son muy apreciables, igual que compartir la<br />

experiencia con otros analistas. Tampoco hay que esperar mucho más, es fácil que los resultados obtenidos y<br />

compartidos sirvan luego para que cualquiera -incluso de forma errónea- pueda facilitar información incorrecta<br />

a cualquier periodista o medio de comunicación, en definitiva, ni siquiera habría servido el trabajo para<br />

construir una correcta información a la sociedad, pero esta circunstancia no debe conducirnos a la frustración.<br />

Sea como fuere, en cualquier caso, el observador debe compartir los resultados de su experiencia y, a ser posible,<br />

hacerlo en un tiempo adecuado. Los funcionarios policiales con los que hemos ido hablando durante este<br />

tiempo, al menos, transmitieron la idea de que el observador no estaba sólo y que su trabajo resultaba útil.<br />

Si el analista tiene una recta formación religiosa o una idea elevada del hecho religioso o de lo que puede ser<br />

la Fe, independientemente de que la misma sea cristiana, islámica o judaica, sentirá una fuerte repulsa ante<br />

los mensajes que vinculan las más terribles conductas con la idea del Dios de la cristiandad o con la idea de<br />

Allah el Clemente, el Misericordioso. Desde esta perspectiva, una consecuencia indeseable de este trabajo es<br />

que, lo que se observa, puede terminar generando en el analista prejuicios contra todo lo que conforma el<br />

Islam; para evitarlo merece la pena compartir las inquietudes que se generen con musulmanes que cuenten<br />

con una recta formación y puedan contraponer recios argumentos desde esa fe contra el salvajismo, la bestialidad,<br />

el sinsentido del actuar criminal, vulgar y obsceno, de estos terroristas que prostituyen el concepto<br />

del jihad..<br />

La observación, investigación y análisis de perfiles jihadistas en redes sociales como Facebook confirma que<br />

las ciudades marroquíes de Tetuán, Fnideq (Castillejos) y la española Ceuta, entre otras, son escenarios muy<br />

destacados en los que se reproducen con eficacia procesos de radicalización que terminan con jihadistas<br />

incorporándose al conflicto en Siria o Irak, pero también a otras zonas de África y al favorecimiento de actividades<br />

vinculadas al jihadismo en España, Francia o Bélgica. No sólo operan, en estas redes sociales, grupos<br />

más o menos sutiles u opacos dedicados a la captación, apología o proselitismo de este fenómeno sino que,<br />

determinados individuos actúan con absoluto descaro gozando de un reconocimiento unánime por parte<br />

de estos jihadistas, así como por parte de quienes, aun permaneciendo en sus lugares de origen, donde razonablemente<br />

debieran ser discretos, exaltan continuamente toda soflama radical o abiertamente jihadista,<br />

rindiendo pleitesía, incluso, al movimiento liderado por Abu Bakr al Baghdadi.<br />

INSTITUTO DE SEGURIDAD GLOBAL 6

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