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Este tipo de atentados responde a los parámetros conductuales que ya inspirara en su día el sirio, nacionalizado
español, Mustafa Setmarian Nasri (alias: Abu Musab al Suri) en sus manuales; inspiración
que nace también en algunas fatwas de Osama Bin Laden antes de ser abatido en Abbotabad y fundamentalmente
del actual líder de Al Qaeda, el egipcio, Ayman Al Zawahiri. Se trata de convertirse en
mujahidin allá donde se viva y golpear, cómo, cuándo y donde se cause daño, buscando el máximo eco
a las acciones de su manipulado concepto de jihad.
Al contrario de lo que mucha gente pueda pensar, y de hecho piensa, los grupos que conforman este
terrorismo jihadista (Al Qaeda, Ansar Al Shria, ISIS, Jabat Al Nusra, Mujao, AQMI, etc... si es que en realidad
no forman un todo) no dudarán en realizar atentados de gran elaboración y complejidad en
cualquiera de los países que son sus objetivos; pero la realidad es que está aplicándose a un Jihad
Global impartiendo instrucción, a través de sus medios de comunicación, foros en internet y perfiles
en redes sociales -desde hace ya mucho tiempo- para que cada individuo que se sienta interpelado y
concernido por sus mensajes, se convierta en mujahidin allí donde viva, en cualquiera de los países que
han sido puestos en el ‘punto de mira’ como EEUU, Inglaterra, Francia, España, Marruecos y Argelia, entre
otros. Esta es la estrategia global del fenómeno jihadista y sus franquicias, y ésa será la perspectiva
desde la que se produzcan sus nuevas acciones; en definitiva, la nueva estrategia del jihadismo global,
sin perjuicio de que —también de forma asimétrica— se inicien conflictos con características más militares
en diferentes zonas del mundo.
El terrorismo de etiología jihadista, lejos de ser algo vencido o residual, como han llegado a concluir
algunos importantes analistas, se mantiene vigente. Frente a los poderosos estados, frente a los sistemas
policiales, frente a los sistemas educativos y de asistencia social, frente a todo ello, el fenómeno
jihadista está consiguiendo, con metodologías que podemos describir como ‘sencillamente complejas’,
convertir en terroristas a personas que viven entre nosotros y, además, los estados, los sistemas policiales
y judiciales se manifiestan escasamente capaces de parar lo que podría venirse encima de las
sociedades modernas y occidentales que representan y a las que sirven.
La teleología final del jihadismo terrorista puede expresarse en la idea del Califato Global pero, desde
su perspectiva, ése es un objetivo último y, para lograrlo, para llegar a ese escenario, en su estrategia,
hay que generar contextos que en su particular interpretación de la realidad coadyuven a lograr aquel
objetivo.
Como apunté antes, asistimos a una nueva expresión de la metamorfosis dinámica del fenómeno del
jihadismo internacional; metamorfosis dinámica, cambio permanente de estrategia, adaptación, reforzamiento...
Asimetría: acción simple para objetivos complejos, una dinámica endiablada, pues los
atentados —así ejecutados— son tan previsibles como inevitables. Es decir, somos conscientes de que
ocurrirán, pero será muy difícil evitarlos.
Nos atacarán, como vimos en Toulouse, Bostón, Londres o Kenya, en ámbitos cotidianos de la gente,
donde la sorpresa del ataque, en lo cotidiano, introduce mayores dosis de miedo generalizado, de sensación
debilidad, de vulnerabilidad. La sociedad no percibe un ataque a un cuartel militar de la misma
manera que un ataque que se produzca en un centro comercial, no percibe igual un enfrentamiento
contra una unidad de la OTAN en Afganistán, que un ataque donde se celebra una maratón popular.
Así, para estos individuos y sus ‘dirigentes’, los escenarios más vulnerables son los que mayor facilidad
ofrecen para realizar sus acciones. Lograron con los ataques a las Torres Gemelas cambios globales,
lograron que los estados controlaran a los ciudadanos, imponiendo las consecuencias de sus acciones
a todos y todos aceptamos tales consecuencias como algo necesario. Me pregunto si en realidad no
estarán ganando sus batallas.
INSTITUTO DE SEGURIDAD GLOBAL 37