Caza de la mujer - Viento Sur

elación social. Si se logra establecer una relación lógica, orgánica, no formal,
entre las metamorfosis del trabajo, el despilfarro acelerado de la fuerza de trabajo
y los grandes parámetros de la crisis ecológica planetaria, este reencuentro puede
convertirse en el punto de partida de una nueva alianza teórica.
El ser natural
Volver a visitar a Marx puede contribuir más a ello de lo que se suele imaginar. A
diferencia de los socialistas vulgares, que siempre combatió, Marx no considera
que la naturaleza esté ahí "gratis". Él concibe la relación de produción,
indisociablemente, como una relación de los seres humanos entre sí y con la
naturaleza. La irreductibilidad de lo viviente no puede abolirse en la socialización
de la naturaleza. Así, "la primera premisa de toda la historia humana es
ciertamente la existencia de seres humanos vivos individuales". Sobre este punto
Marx apenas cambió sus opiniones. Desde los Manuscritos de 1844, presenta la
naturaleza como "el cuerpo inorgánico del ser humano". Mucho más tarde, la
fórmula (de El Capital y de la Crítica del Programa del Gotha) según la cual el
trabajo es el padre de las riquezas materiales y la naturaleza su madre, no ha sido
establecida por casualidad.
De comienzo a fin, el ser humano ha sido comprendido siempre como ser natural
humano: "El ser humano es inmediatamente ser de la naturaleza. En calidad de ser
natural y de ser natural vivo, está, por una parte, provisto de fuerzas naturales, de
fuerzas vitales...Por otra parte, en calidad de ser natural de carne y hueso, sensible,
objetivo, es, de un modo similar a los animales y a las plantas, un ser pasivo,
dependiente y limitado..." /4. Este enfoque del joven Marx esboza el largo camino
de la crítica de la economía política. Posteriormente, se atenuará sin desaparecer con
la liquidación de la vieja conciencia filosófica. La pertenencia del ser humano a la
naturaleza, o, más exactamente, su "ser natural", significa que está, en primer lugar,
provisto de fuerzas vitales. Por consiguiente, lo que se convierte en el proceso social
de produción en fuerza de trabajo es, originalmente, fuerza vital. Mas allá de la
determinación social de la fuerza de trabajo, esta determinación natural se refiere al
ser humano en la experiencia misma de su finitud y de su dependencia. La
dependencia se expresa en la necesidad natural, punto de partida de todo el sistema
de necesidades. En efecto, la finitud humana es sin cesar recordada por la carencia,
empezando por el hambre y la sed, inextinguibles reivindicaciones del cuerpo que
fuerzan al espíritu a confesar su miserable condición material.
Pero Marx muestra al ángel ya presto a ser la bestia. El ser natural es un "ser natural
humano". Una vez más, en esta humanidad, la determinación natural se niega sin
abolirse. El fetichismo de la mercancía no se contenta con mudar las relaciones
humanas en cosas; degrada también lo natural en "bestial". Esta negación radical
del ser humano en el ser humano reclama por tanto una restauración de su
naturalidad como condición de su emancipación histórica. Por eso, después de haber
afirmado la identidad del humanismo y de un naturalismo consecuente, el joven
Marx considera el comunismo simplemente como un "naturalismo culminado".
4/ Karl Marx, Manuscritos de 1844.
VIENTO SUR Número 11'/Octubre 1994 107