Caza de la mujer - Viento Sur

coyuntura, recomponer a las fuerzas democráticas y de izquierda sacando las
lecciones del golpe, pueden ayudar a impedir la asunción de un nuevo gobierno
ilegitimo o, al menos, a acortar los plazos en los que una ruptura democrática
pueda volver a retar a la dictadura priísta.
El fraude
Una buena parte del cálculo estratégico del priísmo descansó, y así comenzó a
fraguarse en el alud de encuestas previas, en no sólo asegurarse el triunfo relativo,
sino de una buena vez adjudicándose la mayoría absoluta, enviar a la oposición
real a un lejano tercer lugar y, de esta manera -creando una mentira tan grande
que pareciera real- apabullar a la opinión pública y sembrar la desmoralización en
las propias filas opositoras. Tal estrategia tuvo indudablemente éxito durante los
primeros días posteriores a la elección.
Sin embargo, en el movimiento democrático no debe existir duda alguna de que,
independientemente de otros factores políticos que abordaremos más adelante, el
21 de agosto se consumó un enorme fraude que, efectivamente, deforma al
conjunto de la votación. Conforme transcurren los días y se desvanece el estupor,
se encuentran y sistematizan cada vez más evidencias del gran fraude que se
cometió y que apunta, como lo ha señalado Cuauhtémoc Cárdenas candidato
presidencial del PRD, a la cifra de diez millones de votos fraudulentos, cerca del
30% de lo que cifras oficiales registran como la votación total.
El Gobierno aprovechó a fondo los seis años que tuvo para preparar el fraude y
para realizar numerosos ensayos en elecciones locales y federales. El resultado ha
sido un casi limpio fraude polivalente que combinó la inflación del padrón
electoral, la eliminación de potenciales electores antes de la campaña de
credencialización y, posteriormente, la eliminación de otros ya directamente del
padrón, todo ello en función de regiones y pesos electorales mostrados por la
oposición; no faltaron, por supuesto, los cientos de personas que tuvieron más de
una credencial y que el día de la votación fueron llevados a una y otra casillas para
votar por el partido oficial, así como la introducción de más boletas que votantes,
la compra de votos, la intimidación directa el día de la votación y la posterior
manipulación cibernética de los datos, que ha producido resultados que no
coinciden con las actas de casillas. Ni violencia ni robo descarado de urnas, que es
lo que esperaban ver los observadores electorales nacionales y extranjero, que se
dejaron tomar o quisieron que les tomaran el pelo.
En cambio, la oposición democrática no aprovechó de la misma manera los seis
años de salinismo, ya no digamos políticamente, sino en lo que se refiere a la
prevención del fraude, que ameritaba incluso tareas de inteligencia. Existió sin
duda una gran dosis de ingenuidad y de exceso de confianza en las medidas
puramente políticas. Incluso Alianza Cívica/Observación 94, la principal
agrupación ciudadana organizada para la vigilancia de los comicios, operó con
demasiado poco tiempo para montar un sistema efectivo de monitoreo de todas las
formas de fraude y, sobre todo, de prevención del mismo.
De cualquier manera, aunque dificultosa y lentamente, las pruebas del fraude
están saliendo. Sistematizarlas y documentarlas, demostrar hasta donde sea posible
28 VIENTO SUR Número 17/Octubre 1994