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temporada - IOCO

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LA TRAVIATA, O LA COSTUMBRE DE LOS SUEGROS DE METERSE DÓNDE NO DEBEN<br />

Me ha gustado la invitación de participar en el libro que para esta noche, memorable a buen<br />

seguro, ha preparado la gente del Teatre Principal de Palma con motivo de la XXV Temporada de<br />

Ópera. Hoy toca La traviata. Casi nada, “ton pare és mort” (tu padre ha muerto) decía mi abuela<br />

para referirse a un hecho de relevancia. Y éste lo es. Por lo tanto, siéntense y disfruten.<br />

Pero antes, permítanme que les explique mi opinión sobre esta ópera, aunque sólo sea para hacer<br />

más amena la espera antes de que se alce el telón.<br />

Me gusta la ópera. Me deslumbra. Pero debo advertirles que no soy un gran experto en la materia<br />

y por ello no esperen una lección práctica, o técnica, o de cualquier otra índole sobre lo que verán<br />

esta noche. No es mi fuerte convencer a nadie de las excelencias de una obra operística de esta<br />

dimensión, ni tampoco de ninguna otra. Si quieren gozar, y entretenerse, y aprender escuchando<br />

ópera no dejen de sintonizar Històries de l’òpera al Liceu, los miércoles a les 23 h en Catalunya<br />

Música, un programa divertido y cautivador presentado por Marcel Gorgori y Roger Alier. Esta<br />

pareja sí sabe de ópera. Si la excusa es que las 23 h es una hora intempestiva porque a la mañana<br />

siguiente toca madrugar, he de advertirles que a través de internet podrán acceder a programas<br />

ya emitidos (www.catmusica.cat) o, incluso bajarse los “podcasts” respectivos a sus mp3 o ipods o<br />

lo que sea que tenga auriculares. Yo solo quería decirles que me gusta la ópera. Adoro La traviata.<br />

A estas alturas de la vida y de la historia ya deben saber que la obra está inspirada en la novela<br />

de Alexandre Dumas hijo, La dama de las camelias, publicada en 1848. Hasta entonces, la ópera<br />

italiana en general solía beber de las fuentes de la mitología o de la historia clásica –a parte de<br />

alguna incursión a la época medieval o renacentista – para hallar los argumentos idóneos en los<br />

cuales inspirarse. No fue hasta la segunda mitad del siglo XIX que empezó a cambiar debido a la<br />

corriente realista que se imponía tanto en la literatura como en la pintura europeas. De hecho,<br />

el primero en tentar la suerte en el mundo operístico fue precisamente Giuseppe Verdi (1813-<br />

1901) con La traviata, a partir de una novela que relataba en clave de ficción un hecho real de<br />

la época. Si bien el hilo argumental es el mismo, Verdi cambia el nombre de los protagonistas y<br />

algún hecho puntual. En los dos casos, la protagonista tiene la misma profesión, la de cortesana,<br />

prostituta para entendernos, y muere a causa de la misma enfermedad. A pesar de todo, yo creo<br />

que Margarita Gautier puede que muera de tisis, lo que ahora conocemos como tuberculosis, en<br />

cambio, Violeta Valery muere a causa de la sífilis, que no es lo mismo pero es más creíble. En<br />

cualquier caso, se trata de una opinión personal que no tiene por qué ser compartida.<br />

Supongo que tampoco no descubriré nada nuevo si digo que la obra fue estrenada el 6 de marzo<br />

de 1853 en el teatro La Fenice de Venecia, y que resultó un estrepitoso fracaso, en parte por los<br />

intérpretes elegidos por el mismo teatro, pero sobre todo por que el público italiano no estaba<br />

acostumbrado a ver una cortesana moviéndose en ambientes actuales y fácilmente reconocibles...<br />

Por cierto, conocen Venecia? Encantadora. Romántica. Trágica también. Lástima del turismo de<br />

masas que todo lo ensucia y desprecia. Y de esto sabemos mucho aquí. Que le vamos a hacer...<br />

Conocen a Donna Leon? Es una escritora norteamericana de novela negra (o de “lladres i serenos”<br />

(ladrones y policías) como se decía por estos pagos no hace tanto tiempo) que ha hecho de<br />

todo menos honrar a su país y vivir en él. De hecho reside desde hace años en la capital del Venetto,<br />

donde se ha dedicado a escribir una serie bien compuesta protagonizada por el comisario<br />

Guido Brunetti. Uno de sus primeros casos tuvo el teatro de La Fenice como escenari. Un famoso<br />

director de orquesta es asesinado durante una representación operística. A que no adivinan cual?<br />

La traviata. Una ópera encantadora, romántica. También trágica. Como Venecia. A pesar que la<br />

trama transcurre en París poco antes de la instauración de la Segunda República. Mira por donde...<br />

Ahora toca decir que mi aproximación a la ópera se debe a la seducción y al rechazo, al mismo<br />

tiempo, que me provoca el mundo cerrado, cruel y vengativo de la mafia, a poder ser siciliana,<br />

aunque me sirve cualquiera de sus variantes. Lo admitan o no, mafia y ópera van de la mano<br />

como el boxeo y los golpes bajos, los caballos de carreras y las apuestas, la tradición y la solemnidad,<br />

la religión y la suntuosidad, el bien y el mal. Miren otra vez cualquiera de las tres partes de<br />

El padrino, todos los momentos memorables amenizados por una aria despiadada que rompe los<br />

corazones de los más aguerridos. Personalmente, me quedo con el final de la tercera parte, cuando<br />

toda la familia sale del teatro en Palermo después de haber asistido al debut del primogénito<br />

en una obra poco representada pero fascinante, Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni. Cuando<br />

están bajando la escalinata que da acceso al recinto, el asesino decide actuar y dispara contra<br />

Michael Corleone, pero el tiro se desvía y mata a su hija, Mary. El grito desgarrador del padre<br />

ante la muerte de la hija es uno de los momentos más sublimes que ha dado el cine a lo largo<br />

de su historia. Lo mismo pasa con Al Capone en Los intocables de Elliot Ness, que se emociona<br />

y llora escuchando I pagliacci, de Ruggero Leoncavallo mientras uno de sus hombres le informa<br />

que han abatido a un policía. No en vano son Al Pacino y Rober de Niro lo que representan uno<br />

y otro papel. Casi nada, “ton pare és mort”.<br />

Pero no es cine lo que hemos venido a ver esta noche. Si no ópera. Y de la mejor. Yo sólo quería<br />

explicarles que había llegado a la ópera a través del cine negro y la novela de ladrones y policías.<br />

Por cierto, se han fijado la cantidad de jóvenes que hay en la sala? Son muchos y visten de manera<br />

desenfadada. Esto de la ópera ya no es como antes. Puede que uno de los grandes méritos<br />

de los Tres Tenores, además de cantar como pocos lo han hecho a lo largo de la historia, ha sido<br />

sacar la ópera a la calle, o invitar a los no iniciados como yo, a saberla apreciar y amar... De todas<br />

maneras, siguen viniendo los de siempre, luciendo sus mejores galas y pieles de visón y llegando<br />

a destiempo creyendo que la función no empezará sin ellos. Quizás piensen que la <strong>temporada</strong> se<br />

organiza porque puedan llegar tarde y así dejarse ver.<br />

No nos engañemos: forman parte del atrezzo.<br />

Además se trata de una opinión personal que no tiene porque se compartida por nadie más.<br />

Miquel Vicens Escandell, escritor.<br />

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