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La invasión molecular
amplio) sin ella Lo monstruoso parece esencial en muchas
de las metanarraciones que tienen que ver con mutaciones, invasiones
y todo tipo de corrupción biológica (tecnológica, farmacológica,
genética, etc.) necesaria para generar un conflicto
en la narrativa de ciencia ficción. Con alarmante frecuencia
(en especial en el pulp y en Hollywood), el alma positiva del
ser humano puro o cae en las garras de los agentes de dichas
metanarraciones, o bien encuentra la forma de protegerse. La
reiteración fantástica de esta narración del bien y del mal refuerza
la ideología imperialista que justifica la construcción
burguesa del «ser humano» y del «otro». Un drama de estas
características lleva a quienes se dedican a ello a elaborar relatos
míticos que distraen la atención, desviando el debate de
lo pragmático y centrándolo en acertijos ético-morales. Una
vez más, hay una tendencia de lo transcendente a afirmarse a
expensas de lo inmanente.
La segunda preocupación se refiere al contexto temporal.
Las obras de ciencia ficción tienden a ambientarse en el futuro
para tener un poco más de credibilidad. ¿Y por qué no El
futuro está abierto a todo tipo de especulaciones. Cualquier
narración que oscile entre el apocalipsis y la utopía es bienvenida.
El futuro es una zona de especulación libre, sinónimo
de diversión para el productor o el participante. El problema
es que estos juegos nos dejan sin el personal necesario para
descifrar el presente. En temas tales como la biotecnología
en general, y lo transgénico en particular, es tanto lo que ha
sido malinterpretado, deformado u ocultado en la actualidad
que tácticamente hablando sería mejor que los productores de
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