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La invasión molecular
estudios afirman que la toxina Bt puede ligarse a algunas
partículas del suelo, prolongando así la duración de su efecto
insecticida (hasta 230 días), y que su concentración puede aumentar
con el tiempo. El resultado es una alteración sustancial
de los ciclos de descomposición y de nutrición del suelo,
debido principalmente al efecto de la toxina sobre muchos
organismos que habitan la tierra y que funcionan como catalizadores
de estos procesos. Sin embargo, y esto era de esperar,
hay muchos estudios que sostienen todo lo contrario.
En vista del nivel de controversia científica sobre el uso del
maíz Bt, parecería sensato extremar las precauciones, pero no
es el caso. Las empresas biotecnológicas han decidido que
hasta que no haya pruebas concluyentes sobre un problema,
no hay necesidad de tomar precauciones; pero para tener
pruebas concluyentes se necesita mucho tiempo. Las empresas
de tabaco, análogamente, todavía proclaman la falta de
«pruebas concluyentes» que demuestren que fumar perjudica
la salud. Además, los recursos para financiar este tipo de investigaciones
no son suficientes. En esta situación, Monsanto
tiene todo el tiempo del mundo para vender todo el maíz Bt
posible (y otras plantas Bt), hasta que sea demasiado tarde
para frenar esta maquinaria sin daños incalculables para la
agricultura (en 1998, el maíz Bt representaba ya una quinta
parte de los cultivos de maíz en Estados Unidos, y continúa
aumentando). Si la historia nos ha enseñado algo, es que
Monsanto apuesta siempre a caballo ganador: cuando este
tipo de cultivo se establezca definitivamente en el mercado, la
demanda económica silenciará la responsabilidad ecológica.
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