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Argentina - CLUB BERLIN (Buenos Aires)

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acento en una imagen más relajada del héroe. Bajo su brazo de bronce únicamente sostiene su falucho.<br />

Pero, por si acaso, también aumentó su altura unos centímetros.<br />

La estatua del Libertador partió de <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong> rumbo a su destino europeo en una fecha especial:<br />

el 3 de octubre de 2000, día en que se conmemora la Unidad Alemana. El punto de partida no<br />

podría haber sido más propicio: la fuente emplazada en la Plaza Alemania, ubicada en Avenida del<br />

Libertador y Cavia, en la Ciudad de <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>.<br />

La fuente, también conocida como Riqueza Agropecuaria, fue donada por la comunidad alemana en<br />

la <strong>Argentina</strong> con motivo del Centenario, en 1910. Según las estimaciones oficiales, en esa fecha la<br />

<strong>Argentina</strong> ya había recibido 50.000 inmigrantes alemanes desde la firma del Tratado de 1857.<br />

Fieles a su fama de organizadores natos, los representantes de la colectividad habían conformado<br />

en 1909 la Comisión Alemana Pro Centenario. Su función fue reunir los fondos para la obra a través<br />

de una gran colecta. Además, debían seleccionar a un artista que se encargara de ejecutar el proyecto.<br />

Para ello, la Comisión se puso en manos de la Sociedad Pro Arte Alemán en el Extranjero, con<br />

sede en Berlín. Ciento veintidós artistas presentaron sus bosquejos. El elegido fue el escultor Gustav<br />

Adolf Bredow, oriundo de Krefeld, entre cuyas obras figuraban trabajos para iglesias y municipios en<br />

Wurtemberg y Hannover.<br />

La piedra fundamental de la fuente fue colocada el 31 de mayo de 1910 en presencia del Presidente<br />

de la Nación, José Figueroa Alcorta, el Enviado Extraordinario del Imperio, Colmar Freiherr von der<br />

Goltz, y del Embajador en la <strong>Argentina</strong>, Hilmar Freiherr von dem Busche-Haddenhausen.<br />

El lugar en el cual sería emplazada la fuente influyó en el diseño de la misma. Iba a estar en uno<br />

de los lugares más relevantes de la capital argentina y a la vista permanente de muchísima gente. El<br />

marco lo daba un parque con árboles de gran altura. Las miradas de los transeúntes que pasaran por<br />

el lugar obligadamente se centrarían en la fuente.<br />

Ante tal desafío Bredow parece no haber querido dejar nada librado al azar. No sólo trabajó como<br />

escultor, sino que se encargó también de los trabajos de ingeniería y arquitectura, como lo recuerda el<br />

trabajo La Fuente Alemana en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>, la obra y el artista, de Wilhelm Keiper, de 1927.<br />

El objetivo tampoco era menor: la fuente debía representar el agradecimiento de una colectividad<br />

a la nueva patria, que la había acogido en tiempos difíciles.<br />

Bredow ideó una fuente que estaría enmarcada por esculturas que reflejarían el intercambio de<br />

valores entre <strong>Argentina</strong> y Alemania en ese entonces: la ganadería y la agricultura. “Las figuras del<br />

friso hablan de las relaciones entre el progreso material y de la misión de los seres humanos, que es<br />

la de cooperar entre pueblos para que los ideales humanitarios puedan ser llevados a cabo”, cita<br />

Keiper a Bredow.<br />

Cuatro años tardó el artista en terminar la obra. No sólo cuestiones políticas –como el conflicto<br />

entre Italia y Turquía– fueron un obstáculo. También lo fue el material escogido para las esculturas,<br />

el mármol pentélico, “de tinte ligeramente amarillento, que con el tiempo adquiere un matiz<br />

cada vez más saturado y cálido que resalta la luz y la sombra”, según Keiper. El único lugar en el<br />

cual podía conseguir este mármol eran las canteras de Pentelí, en la montaña de Pentelikon, en<br />

Grecia. El mismo Bredow viajó a Grecia para asegurarse de la aptitud de las piezas seleccionadas.<br />

Para poder trabajar cada grupo escultórico en un único bloque, las piedras debían tener al menos<br />

tres metros de ancho, tres de altura y dos de profundidad.<br />

Las piedras tuvieron que ser transportadas desde la montaña hasta el puerto de Pireo y desde allí<br />

en vapor hasta Hamburgo. Un equipo de escultores al mando de Bredow se encargó de reproducir en<br />

la piedra el modelo concebido por Bredow. Cuatro años más tarde, en julio de 1914, supervisó también<br />

el embarque de la obra completa y viajó con ella para llevarla a la <strong>Argentina</strong>. Escapó así, por<br />

muy poco, a uno de los conflictos que cambiarían el mundo. Pocas semanas después se iniciaron las<br />

contiendas de la Primera Guerra Mundial, que finalmente también postergaron la inauguración de la<br />

fuente alemana en <strong>Buenos</strong> <strong>Aires</strong>. El monumento quedó habilitado recién en 1923. Ironías de la historia:<br />

el único que faltó al acto fue el Intendente porteño, Carlos M. Noel. Aparentemente su ausencia<br />

se debió a su inclinación por Francia.<br />

La fuente, también conocida como Fuente Riqueza<br />

Agropecuaria fue donada por la comunidad alemana<br />

en la <strong>Argentina</strong> con motivo del Centenario, en 1910.<br />

(Foto: Nico Pérez)<br />

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