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DT 53-Armando_Martinez_Web - ielat

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<strong>Armando</strong> Martínez. La ambición desmedida: una nación continental llamada Colombia(IELAT‐ Agosto 2013)también para la administración de justicia de cada Estado, en todas aquellasmaterias que no están sujetas a la legislación doméstica. 121La nueva constitución de la República de Colombia (1886) extirpó el artículo de la cartaanterior que acogía el derecho de gentes como regulador de los conflictos interioresde la nación colombiana, reservando su aplicación al escenario de las relaciones conotros estados nacionales, recuperando el espíritu original de la obra de Vattel.En conclusión, Los principios de la ley natural aplicados a la conducta y a losasuntos de las naciones y los [poderes] soberanos de Emerich de Vattel fueron másconocidos en su versión inglesa como “la ley de las naciones”, pues legitimaronperfectamente la declaración de la independencia de las colonias americanas en elCongreso continental y dieron una base indudable al proceso de construcción de unanación soberana. En la tradición española e hispanoamericana, el derecho de gentesterminó asimilándose al derecho internacional y en ocasiones al principio para laresolución de rebeliones o guerras civiles en una organización federal de una solanación. Pero, como quiera que fuese, la obra de Vattel y su compendio por AndrésBello ofrecieron el vocabulario básico de la época de las independencias americanas yde la construcción de naciones libres e iguales entre sí. La práctica de la guerra entrenaciones en los dos últimos siglos bebió en la doctrina de Vattel y tambiénexperimentó la crítica de la injusticia de muchas de ellas, mostrando su insuficiencia,en buena medida porque la época de la mundialización subvirtió los supuestos de esaantigua ley de las naciones soberanas. La declaración universal de derechos humanosemitida en 1948, después de la experiencia de una terrible guerra mundial, establecióen su artículo 28 que todas las personas tienen derecho al establecimiento de unorden social e internacional en el que los derechos y libertades proclamados se haganplenamente efectivos. La Organización de las Naciones Unidas surgió entonces comoinstrumento para la realización de ese nuevo propósito de la humanidad. Los interesesparticulares de las naciones nacidas soberanas desde el siglo XVIII fueron puestos aprueba desde entonces por los derechos de la toda la humanidad. La obra de Vattel,que entre 1760 y 1840 gozó de respetabilidad moral y política, comenzó a eclipsarse, ylas guerras entre naciones subvirtieron la confianza en la justicia y en la legitimidadcon que se las había considerado. El nuevo “planeta de los derechos humanos”, comoescribió Norbert Elias, vino a ocupar su lugar en las doctrinas internacionales.Pero la influencia de Vattel fue más allá de la retórica política con la que selegitimó el derecho a declarar las independencias de los reinos y capitanías generalesamericanas respecto de la Monarquía Católica. Como llamó la atención José CarlosChiaramonte, antes de su difusión por los publicistas del tiempo de la RevoluciónFrancesa (el abate Sieyès, Ernest Renan) ya Emmerich de Vattel había escrito, en 1758,que “una Nación es un cuerpo político, o una sociedad de hombres unidos con el fin deprocurar su aprovechamiento y su seguridad, mediante la reunión de sus fuerzas”. 122121 Andrés Bello, Principios de Derecho Internacional, Bogotá, Imprenta de José Antonio Cualla, 1839,Preliminares, 2º. Citado por Salvador Camacho Roldán en su segundo artículo publicado en La Opinión,Bogotá (18 de mayo de 1864).122 Emmerich de VATTEL. “Une Nation est un Corps Politique, ou une Société d´hommes unis ensemblepour procurer leur avantage & leur sureté à forces reunites”, en Droit des gens; ou Principes de la loinaturelle appliqués à la conduite et aux affaires des nations et des souverains, Londres, 1758, tomo I, 17.Instituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 63

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