<strong>Armando</strong> Martínez. La ambición desmedida: una nación continental llamada Colombia(IELAT‐ Agosto 2013)combatió en las calles de Santa Fe, donde sus habitantes resistieron y triunfaron sobrelos invasores de las otras provincias. Fue capturada buena parte de la elite delCongreso: Juan Nepomuceno Niño (gobernador de Tunja), Custodio García Rovira(gobernador del Socorro), el brigadier Antonio Baraya, los comisionados del Congreso(Joaquín de Hoyos y Andrés Ordóñez) y los oficiales Francisco José de Caldas, AtanasioGirardot, Joaquín Ricaurte, Rafael Urdaneta, Francisco de Paula Santander, Luciano deElhuyar y Manuel Ricaurte. El tan ansiado “cuerpo de nación” granadina se escurríacon rapidez en las manos del dictador de Cundinamarca.Las declaraciones de independencia nunca fueron nacionales en la jurisdiccióndel antiguo virreinato de Santa Fe. Fueron, en rigor, provinciales, es decir, válidassolamente para la junta de gobierno o estado provincial que las aprobó y las hizopublicar en alguna imprenta. El siguiente cuadro lista las declaraciones deindependencia conocidas hasta hoy porque fueron impresas:Declaraciones de independencia provinciales publicadasProvincia Autoridad FechaCartagena Junta provincial de Cartagena 11 de noviembre de1811Cundinamarca Colegio Electoral y Revisor y dictador Antonio 16 de julio de 1813NariñoAntioquia Juan del Corral, presidente dictador de Antioquia 11 de agosto de 1813Tunja Colegio Electoral y Representativo 10 de diciembre de1813Neiva Colegio Electoral y Revisor 8 de febrero de 1814Popayán Colegio Electoral y Constituyente 28 de mayo de 1814Isla deSan AndrésJuan Elías López de Tagle, gobernador de laprovincia de Cartagena4 de abril de 1819Guayaquil José Joaquín de Olmedo, jefe político provincial 9 de octubre de 1820Cuenca Junta de todas las corporaciones provinciales 3 de noviembre de1820Panamá Junta de todas las corporaciones de Panamá 28 de noviembre de1821Una lectura de estas declaraciones muestra no solo la imposibilidad de hablar de unadeclaración de “independencia nacional”, tal como ocurre en las conmemoracionespatrióticas anuales que históricamente eligieron el 20 de julio para conmemorar unevento que nunca sucedió, sino también la ausencia de una promesa de nueva naciónen esas declaraciones provinciales.La declaración de la provincia de Cartagena solo la convirtió, “de hecho y porderecho”, en un estado libre, soberano e independiente de la Corona y de cualquiergobierno de España, con capacidad para hacer “todo lo que hacen y pueden hacer lasnaciones libres e independientes”. Solo que no fue determinada a cual naciónindependiente se refería. La declaración de Cundinamarca apenas ratificó su calidad deInstituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 78
<strong>Armando</strong> Martínez. La ambición desmedida: una nación continental llamada Colombia(IELAT‐ Agosto 2013)estado libre e independiente, separado para siempre de la Corona y gobierno deEspaña, pero no mencionó proyecto alguno de construir alguna nación nueva. Másbien se quejó amargamente del desamparo en que los reyes habían dejado a la naciónespañola al “pasarse a un país extranjero”, y de que los españoles peninsulares habíanmaltratado a los españoles americanos, tratándolos de insurgentes, con lo cual habíanmanchando el suelo americano con la sangre de los mismos españoles americanos yeuropeos, en vez de haberla conservado “para derramarla contra cualquier naciónextranjera que quisiera privarnos de los derechos que nos eran comunes”. En prendade esa lealtad a la nación española, los cundinamarqueses alegaron que durante tresaños no solo se habían negado a desconocer formalmente al rey Fernando, sino que suterritorio había sido “el asilo de cuantos españoles europeos se veían perseguidos enotras provincias”.Las declaraciones de Antioquia y Tunja siguieron el ejemplo dado porCundinamarca, aunque esta última usó los más negros colores para condenarmoralmente a la “moribunda España” por haber hecho gemir entre cadenas, por tressiglos, a “las colonias” que habían fundado los españoles en América desde fines delsiglo XV. Allí donde habían existido “colonias” también tenía que existir una“metrópoli”, cuyo único cuidado había sido “mandarnos un gobernante español querecogiese los impuestos con que se nos agobiaba, y que debían servir para mantener ellujo de su Nación”. Pese a esta caracterización negativa de la nación española que yano era “nuestra”, el doctor José Joaquín Camacho tampoco determinó con claridad elcamino hacia la formación de “nuestra” nueva nación.El acta de federación y la Constitución de Cundinamarca resultaron ser, en lapráctica, discursos realizativos contradictorios y, en consecuencia, razones para laguerra civil entre las provincias. El régimen dictatorial de Nariño y luego de Álvarezresultaban intolerables para los abogados de las Provincias Unidas, y para aquellos erainaceptable la reducción de Cundinamarca a la condición de unus inter pares. Solo laintervención del general Bolívar al mando de un ejército integrado por 600 socorranosy tunjanos, más 1.200 pardos venezolanos traídos por Rafael Urdaneta del occidentede Venezuela, obligó a los dirigentes de Santa Fe a capitular. El 12 de diciembre de1814 entró Bolívar a Santa Fe con una comisión civil del Congreso de las ProvinciasUnidas, integrada por Camilo Torres, Antonio Baraya y José María del Castillo, pararecibir “los homenajes y juramentos de obediencia de las corporaciones y autoridadesde la ciudad”. Pero ya era muy tarde para avanzar hacia alguna nación granadina, puespor el sur y por el norte ya avanzaban las fuerzas leales al restablecido rey FernandoVII en su trono. Todos los esfuerzos se concentraron y se perdieron en la defensamilitar de la efímera unión de estados provinciales, y cuando se agotaron vino larestauración del Nuevo Reino de Granada a su estado anterior.El canto del cisne fue la alocución pronunciada por el general Bolívar ante elpresidente del triunvirato de gobierno del Congreso, una vez instalado en Santa Fe.Después de considerar que la guerra civil había terminado, que “sobre ella se haelevado la paz doméstica y los ciudadanos reposan tranquilos bajo los auspicios de ungobierno justo y legal”, y de prometer que haría “tremolar las banderas granadinasInstituto de Estudios Latinoamericanos – Universidad de Alcalá | 79