YOUKALI, 3 página 124 Análisis de efectos / reseñaspo a la enfermedad. Por otro lado, también se buscan con <strong>el</strong> interrogatorio otras marcas de disposición a la locuraen los antecedentes individuales, como los recuerdos de la infancia. Este hecho supone a la locura como enfermedadque se precedió a sí misma y que había unas marcas o signos que eran su condición de posibilidad. Estasmarcas, por tanto, introducen a la locura en <strong>el</strong> contexto individual de la anomalía, y a ésta como la condición deposibilidad de la locura. El fin d<strong>el</strong> interrogatorio no es otro que llegar al presunto foco de la locura, a su corazón.El sujeto interrogado debe no sólo reconocer la existencia de ese foco que le causa <strong>el</strong> d<strong>el</strong>irio, sino hacerlo presente.El fin d<strong>el</strong> interrogatorio sería su actualización. La actualización es la consecuencia de la confesión. Es así como<strong>el</strong> síntoma queda fijado en primera persona: “estoy enfermo”; es preciso incluso, suscitar la alucinación, la crisishistérica... De esta forma, <strong>el</strong> interrogatorio se convierte en técnica de suministro de síntomas, para que la locurasea considerada como enfermedad (al igual que <strong>el</strong> diagnóstico diferencial de la medicina orgánica) y también parala custodia d<strong>el</strong> loco por <strong>el</strong> psiquiatra, que se realiza ya como médico.La utilización médico-legal de la droga desde finales d<strong>el</strong> siglo XVIII permitió un conocimiento de los efectos deesas sustancias, y si bien eran usadas para la disciplinarización de los pacientes, a mediados d<strong>el</strong> siglo XIX se lesbusca otra función, como prueba para <strong>el</strong> diagnóstico absoluto de la locura. Podía discernirse entre la locura y susimulación a partir de la ingesta masiva de determinadas drogas. Haciendo tomar drogas a un enfermo podíahacerse más visible su locura, precipitar su curso.El tercer sistema de pruebas en la práctica psiquiátrica de los dos primeros tercios d<strong>el</strong> siglo XIX fue <strong>el</strong> magnetismoy la hipnosis. Aparecían como la brecha a través de la cual <strong>el</strong> poder-saber médico podía llegar a apoderarse d<strong>el</strong>enfermo. El médico podía disponer como quisiese d<strong>el</strong> enfermo mediante órdenes u obligaciones. Funcionabatambién como ortopedia terapéutica, permitiendo <strong>el</strong> mod<strong>el</strong>ado o enderezamiento de la conducta, anulación desíntomas... Supone, por tanto, <strong>el</strong> triunfo d<strong>el</strong> poder psiquiátrico en la conquista d<strong>el</strong> cuerpo orgánico, en <strong>el</strong> que laanatomía patológica no podía dar cuenta d<strong>el</strong> mecanismo de la locura.El interrogatorio, la hipnosis y la droga, seránlos <strong>el</strong>ementos que estarán presentes, recobrandouna importancia extrema, cuando en 1860-1880 se descubra –en <strong>el</strong> seno de la medicinaclásica- una realidad nueva: <strong>el</strong> cuerpo neurológico.Un cuerpo, ya no sólo con órganos y tejidos,sino con funciones, rendimientos y comportamientos.Desde aquí se abre la posibilidadde insertar los mecanismos de la locura en unsistema de conocimiento diferencial, en unamedicina fundada, en esencia, sobre la anatomíao la fisiología patológica y en <strong>el</strong> seno de unasintomatología médica general. SegúnFoucault este intento es <strong>el</strong> fracaso de Charcot ysupone la desaparición de la esperanza neurológicapara la psiquiatría, dejando al poder psiquiátricosólo estos tres <strong>el</strong>ementos con los quefunciona aún en nuestros días.La neurología sustituye al interrogatorio como prueba de realidad de la locura. Procura obtener unas respuestasque no son <strong>ver</strong>bales, sino las respuestas d<strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> sujeto que son descifrables clínicamente en <strong>el</strong> plano d<strong>el</strong>cuerpo d<strong>el</strong> sujeto y susceptibles de someterse a un examen diferencial, sin <strong>el</strong> temor al engaño d<strong>el</strong> sujeto que responde.Ahora se podrá establecer un diagnóstico diferencial dentro de algunos comportamientos de aqu<strong>el</strong>los a losque se interroga en términos absolutos. La prueba de realidad ya no es necesaria puesto que la clínica neurológicabrindará la posibilidad de <strong>el</strong>aborar un diagnóstico diferencial. Al igual que la medicina orgánica, aunque condistintos dispositivos, será <strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> paciente <strong>el</strong> que responderá al médico y éste lo descifrará en términos de<strong>ver</strong>dad. Es así como surge la posibilidad de hacer de la histeria una enfermedad. Su manipulación médica sóloserá posible con la introducción de este nuevo dispositivo médico cuyo origen no está en la psiquiatría, sino en laneurología.ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
Hasta <strong>el</strong> surgimiento de la neurología, podía hablarse de dos campos de enfermedad: las enfermedades mentalesy las otras, las enfermedades de <strong>ver</strong>dad. A las primeras sólo podía responderse en términos binarios “está efectivament<strong>el</strong>oco” o “no está loco”, las segundas podían definirse en términos de diagnóstico diferencial. Entre amboscampos, existían algunos intermediarios, una región intermedia de confusión e irregularidad, que en esa épocase denominaba “las neurosis”. Esas enfermedades consistían en trastornos de las funciones de r<strong>el</strong>ación”, sin corr<strong>el</strong>acionesanatómicas e incluían las convulsiones, la epilepsia, la histeria, la hipocondría, etc. Con <strong>el</strong> surgimiento d<strong>el</strong>cuerpo neurológico de la neurología se pueden situar las enfermedades “neuróticas”, aqu<strong>el</strong>las que surgen concomponentes sensitivos y motores, d<strong>el</strong> lado de aqu<strong>el</strong>las otras de diagnóstico diferencial. Precisamente por <strong>el</strong> dispositivoclínico de la neurología, las neurosis se acercarán al dominio de las enfermedades serias y <strong>ver</strong>daderas. Esasí como, en palabras de Guillain: “Charcot arrancó la histeria a los psiquiatras” (307).La histeria fue, según Foucault, <strong>el</strong> conjunto de“fenómenos de lucha” que se desarrollaron dentroy fuera d<strong>el</strong> asilo alrededor de este nuevo dispositivomédico que era la clínica neurológica.Para que fuese una <strong>ver</strong>dadera enfermedad, condiagnóstico diferencial, era preciso que presentarauna sintomatología estable. Por otro lado, lascrisis de la enfermedad debían ser ordenadas yregulares, con un desarrollo semejante al de unaenfermedad existente, una enfermedad neurológicaque ya existiese, para que se pudiera aplicarla línea d<strong>el</strong> diagnóstico diferencial. Y a la vezdebía ser diferenciada para que ese diagnósticose produjese.En esta maniobra, puede <strong>ver</strong>se un doble juego,pues al solicitar los síntomas constantes y las crisisregulares, <strong>el</strong> psiquiatra está borrando su función de psiquiatra y de árbitro de la locura y pide a la histeria laoportunidad de hacer un acto estrictamente médico, un diagnóstico diferencial. Pero, por otra parte –he aquí <strong>el</strong>doble juego- la histeria gana <strong>el</strong> derecho a la “no locura”, a la enfermedad, y por tanto escapará a la territorialidadasilar.El médico dejaría de ser neurólogo si la histérica se negase a dar sus síntomas, he aquí su dependencia y lainfluencia de la histérica, que lo consagra como médico, ya no como psiquiatra. En este complemento de poderque se da a la histérica se precipitará toda una gama de síntomas, más de los que <strong>el</strong> médico y su equipo de clínicaneurológica podían controlar, y así se explican las abundantes crisis histéricas de las enfermas de Charcot.Para lograr corregir esta abundancia, se introdujeron dos técnicas: la hipnosis y la sugestión. Estas técnicas permitíanobtener un síntoma histérico perfectamente aislado mediante una orden a voluntad d<strong>el</strong> médico, pero estamanipulación abría <strong>el</strong> problema de saber si <strong>el</strong> síntoma provocado por <strong>el</strong> médico se trataba en sustancia de unaenfermedad. Nuevamente la práctica psiquiátrica necesitaba una garantía, requería contrastar los síntomas conotros enfermos, no hospitalizados, no contaminados, que naturalizaran los efectos de la intervención hipnótica, afin de a<strong>ver</strong>iguar <strong>el</strong> problema de la manipulación hipnótica y sugestiva. Así lograría una instancia de <strong>ver</strong>ificación,de <strong>ver</strong>dad entre la enfermedad y la mentira.He aquí una nueva situación que requiere <strong>el</strong> control d<strong>el</strong> médico, que empieza a encontrarse en una situación fabricadapor él mismo. Por ese motivo, necesita encontrar un marco patológico que integre la hipnosis y los síntomashistéricos producidos dentro de <strong>el</strong>la. Si <strong>el</strong> cuerpo no puede hablar, porque no hay lesión, habrá que encontrar laetiología que explique esos fenómenos. De este modo, Charcot <strong>el</strong>abora la concepción d<strong>el</strong> trauma. Una lesión invisibley patológica que da sentido al conjunto de síntomas. Y es así como esa lesión invisible o acontecimiento fundamentaly esencial servirá de contexto que da sentido a las crisis histéricas, y será actualizado permanentementeen <strong>el</strong> conjunto de síntomas. De ahí la necesidad de las histéricas, mediante hipnosis o sin <strong>el</strong>la, de contar suISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 3 página 125 Análisis de efectos / reseñas
- Page 2 and 3:
Youkali: revista crítica de las ar
- Page 4 and 5:
EDITORIALCon unos días de retraso
- Page 6 and 7:
YOUKALI, 3 página 6 el materialism
- Page 8 and 9:
YOUKALI, 3 página 8 el materialism
- Page 10 and 11:
YOUKALI, 3 página 10 el materialis
- Page 12:
YOUKALI, 3 página 12 el materialis
- Page 15:
La mirada de los humanos sobre el m
- Page 19 and 20:
te distinto, desempeñado por los
- Page 21:
Lo cierto es que si atendemos al co
- Page 24 and 25:
YOUKALI, 3 página 24 el materialis
- Page 26 and 27:
YOUKALI, 3 página 26 el materialis
- Page 28 and 29:
YOUKALI, 3 página 28 el materialis
- Page 30 and 31:
YOUKALI, 3 página 30 el materialis
- Page 32 and 33:
YOUKALI, 3 página 32 el materialis
- Page 34 and 35:
YOUKALI, 3 página 34 el materialis
- Page 36 and 37:
YOUKALI, 3 página 36 el materialis
- Page 38 and 39:
YOUKALI, 3 página 38 el materialis
- Page 40 and 41:
YOUKALI, 3 página 40 el materialis
- Page 42 and 43:
YOUKALI, 3 página 42 el materialis
- Page 44 and 45:
YOUKALI, 3 página 44 el materialis
- Page 46 and 47:
YOUKALI, 3 página 46 el materialis
- Page 48 and 49:
YOUKALI, 3 página 48 Sel materiali
- Page 50 and 51:
YOUKALI, 3 página 50 el materialis
- Page 52 and 53:
YOUKALI, 3 página 52 el materialis
- Page 54 and 55:
YOUKALI, 3 página 54 el materialis
- Page 56 and 57:
YOUKALI, 3 página 56 el materialis
- Page 58 and 59:
YOUKALI, 3 página 58 el materialis
- Page 60 and 61:
El amor libreYOUKALI, 3 página 60
- Page 62 and 63:
YOUKALI, 3 página 62 el materialis
- Page 64 and 65:
YOUKALI, 3 página 64 el materialis
- Page 66 and 67:
YOUKALI, 3 página 66 el materialis
- Page 68 and 69:
YOUKALI, 3 página 68 el materialis
- Page 70 and 71:
YOUKALI, 3 página 70 el materialis
- Page 72 and 73:
YOUKALI, 3 página 72 el materialis
- Page 74 and 75: YOUKALI, 3 página 74 Elementos de
- Page 76 and 77: YOUKALI, 3 página 76 Elementos de
- Page 78 and 79: YOUKALI, 3 página 78 Elementos de
- Page 80 and 81: YOUKALI, 3 página 80 Elementos de
- Page 82 and 83: YOUKALI, 3 página 82 Elementos de
- Page 84 and 85: YOUKALI, 3 página 84 Elementos de
- Page 86 and 87: YOUKALI, 3 página 86 Elementos de
- Page 88 and 89: YOUKALI, 3 página 88 Elementos de
- Page 90 and 91: YOUKALI, 3 página 90 Elementos de
- Page 92 and 93: YOUKALI, 3 página 92 Elementos de
- Page 94 and 95: YOUKALI, 3 página 94 Elementos de
- Page 96 and 97: YOUKALI, 3 página 96 Elementos de
- Page 98 and 99: YOUKALI, 3 página 98 Elementos de
- Page 100 and 101: YOUKALI, 3 página 100 Elementos de
- Page 102 and 103: YOUKALI, 3 página 102 Elementos de
- Page 104 and 105: YOUKALI, 3 página 104 Elementos de
- Page 106 and 107: YOUKALI, 3 página 106 Elementos de
- Page 108 and 109: YOUKALI, 3 página 108 Elementos de
- Page 110 and 111: YOUKALI, 3 página 110 Análisis de
- Page 112 and 113: YOUKALI, 3 página 112 Análisis de
- Page 114 and 115: YOUKALI, 3 página 114 Análisis de
- Page 116 and 117: YOUKALI, 3 página 116 Análisis de
- Page 118 and 119: YOUKALI, 3 página 118 Análisis de
- Page 120 and 121: YOUKALI, 3 página 120 Análisis de
- Page 122 and 123: YOUKALI, 3 página 122 Análisis de
- Page 126 and 127: YOUKALI, 3 página 126 Análisis de
- Page 128 and 129: YOUKALI, 3 página 128 Un clásico,
- Page 130: YOUKALI, 3 página 130 Un clásico,