YOUKALI, 3 página 80 Elementos de producción críticaadoro, tonta, más que boba. Representábamos a Sade para jugar”. La miré aterrada, y cambió <strong>el</strong> rostro, ahoralleno de ternura. “Te quiero, te quiero, eres mía, mía, mi muchachita.” El placer fue mayor por lo que sufrí ensus brazos. El final se repetía. Dormíamos abrazadas como si cada una fuera <strong>el</strong> salvavidas de la otra... tu sedme ahoga, expulsando, tiránica aqu<strong>el</strong>lo que no cede a tu espalda frenética. / Ya solo tú me habitas, tú, sinnombre, furiosa substancia, / avidez subterránea, d<strong>el</strong>irante. Me horrorizó lo abyecto, le veía su silueta a lolejos. Temí su movimiento hacia d<strong>el</strong>ante. ¿Cómo llegamos al silencio y a la muerte? La muerte proclamabacada vez <strong>el</strong> final d<strong>el</strong> mundo en su totalidad única, por tanto irremplazable y por tanto infinita. Como si larepetición d<strong>el</strong> final de un todo infinito siguiera siendo todavía posible. Tu silencio, como la muerte, era cadavez único.De pronto sentí miedo. Y lo descubrías en mis ojos, y entonces eras solícita, tierna, durante días y días, volvíamosa amarnos locamente. Nunca le dije nada a Ceci ni a Fredín, sentía <strong>ver</strong>güenza de mi debilidad y mi descaro.Y me sentía más sola. Oh soledad de mar... mar solo... ¿Cómo me desahogaba?, ¿desahogarse, desfogarse...d<strong>el</strong> goce? Calisto y M<strong>el</strong>ibea, casi, si hubieran sentido <strong>el</strong> paso d<strong>el</strong> tiempo: “Calisto y M<strong>el</strong>ibea se casaron...”10.Mi vida con Alex era como una d<strong>el</strong>gada línea roja entre lo real y lo imaginario. Comencé a pensar que <strong>el</strong>la —tanvoraz conmigo– se sentía eso: un cadá<strong>ver</strong> que no se da por enterada de su propia muerte. Poco a poco todo seiba convirtiendo en un infierno amusical. Sin música <strong>el</strong> silencio pesaba aún más. Pero en vano intentaba mantenervivo aqu<strong>el</strong>lo d<strong>el</strong> amor, aunque ya iba aceptando que todo era una mentira. ¿De quién? Recordé <strong>el</strong> pasado,cuando llegabas, yo sentía la llave abrir la puerta, soltabas <strong>el</strong> portafolio, <strong>el</strong> bolso, y venías a besarme, entre risa ybeso me contabas todos los detalles d<strong>el</strong> día. Reíamos mucho; venías llena de ideas que compartíamos durantehoras. Te gustaba <strong>el</strong> trabajo, tenías una mirada crítica, una ironía a la inglesa, y un gran proyecto, un ensayosobre la Escu<strong>el</strong>a de Annales y su r<strong>el</strong>ación con la nueva filosofía francesa. Yo te escuchaba, y mi cuerpo era unaenorme pregunta, con ojos de espera. Siempre nos quedará París... Tócala otra vez, Sam...Políglotas al fin, nos producía un gran placer cómplice <strong>el</strong> cambio de una lengua a otra, nuestras con<strong>ver</strong>sacioneseran una Bab<strong>el</strong>, nos fascinaba <strong>el</strong> understatement inglés, que salpicábamos de frases trans<strong>ver</strong>sales.Jugábamos con <strong>el</strong> lenguaje, quizá por estar ambas en exilio de nuestra cultura, de nuestra lengua, de los parajesamados. Saltábamos d<strong>el</strong> inglés, al italiano, al francés, y la con<strong>ver</strong>sación estallaba de giros coloquiales deaquí y de allá, los que fuimos recogiendo.El malabarismo de palabras nos hacía comprender las hu<strong>el</strong>las de lalengua en <strong>el</strong> lenguaje. Compartíamos lasincertidumbres de eso que amábamos tanto... <strong>el</strong> arte d<strong>el</strong> lenguaje. Intenté embromarla con aqu<strong>el</strong>los juegosde lenguaje que antes amaba: “...y una señora que va toda enjoyada, como la Cucarachita Martina, ¿la conoces?”“Y, ¿esa quién es? No seas tan limitada, tal local, no te encierres en tu dialecto. Nadie te entenderá.Habla siempre con corrección...” La miré y callé. Me dejó desconcertada, pero luego vino sonriente y me dioun beso: “Te embromo, amor mío. Cuéntame más cosas”. Y me besó tiernamente, como ida.Al amor le gusta esconderse, dice Heráclito...Sí yo amaba lalengua. La cultura, ese amado sistema simbólico, nos proporcionaba –creía yo– un contextode descripción para acciones particulares: los gestos, las actitudes... se entendían... todo era legible. Todo eragozo, placer, sonrisas, amor, caricias. Noté <strong>el</strong> cambio cuando entrabas y no me buscabas ansiosa, anh<strong>el</strong>ante,para contarme cosas, echadas las dos sobre la cama. Un día... de un ayer que es hoy y será mañana, suplantast<strong>el</strong>os besos por un “hola, estoy cansada”, y nada más.Te ibas a la habitación, te encerrabas, y escuchabas las cantatas de Bach... otras a la Callas, a Mozart. Desdemi estudio recordaba cuando escuchábamos a Violeta Parra, Gracias a la vida... o Toña la Negra o Gard<strong>el</strong>;Chav<strong>el</strong>a Vargas con La Macorina y Vol<strong>ver</strong> se enredaban con tus besos, era como si volvieras a mí, ¿de dónde?Ahora todo era silencio, y alguna vez lo rompías con un concierto para piano de Mozart, interpretado porVladimir Ashkenazy. Entonces sabía que tenías nostalgia, nostalgia tuya que no compartías. Comenzó aISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
imponerse <strong>el</strong> silencio, se fue instalando como un huésped indeseado, ese silencio que ya no se fue nuncamás... Todo fue entonces distinto: Who is the third?... era <strong>el</strong> silencio.11.Asustada llamé a Fredín. “Hola... sí, lo has notado... estoy consternada Fredín... Julia me dijo que tuviera cuidado...que <strong>el</strong>la era mi cuchillo”. “¿Qué te lo dijo Julia” —respondió––. “Virgen Santísima, qué cruz... Y tú tencuidado, pero no hagas mucho caso, eso sería en otras vidas.” Me tuve que reír... “Ya sabes que en <strong>el</strong> mundode las videntes no existe <strong>el</strong> tiempo, me dijo con voz más seria.” “Cierto, dije. Bueno, besitos.” Me sentí angustiada,la memoria d<strong>el</strong> tiempo me evitó la angustia, pero quedó <strong>el</strong> enigma. Julia no se equivocó ––lo supe después––,yo tenía que traducir sus metáforas. Me ad<strong>ver</strong>tía de esa mortal tendencia d<strong>el</strong> ser humano a la repetición.Sí, mi madre, que no sabía amar. Me sentí mejor con la epifanía; sentí sosiego: aletheia y sosiego.Todo seguía igual... yo analizaba caras, imágenes... volvía a casa, y Alex leía. “¿Cómo te fue?” “Bien. Bien”. Eltonillo ya me hizo ponerme en guardia. Seguí con mi sonrisa cálida. “Si ya pareces un fósil viviente”, dijo. Lamiré. No respondí, sentí adentro <strong>el</strong> mordisco d<strong>el</strong> insulto, un <strong>ver</strong>edicto. Allí empecé a perder mi sonrisa... queríano sentir nada, pero sentía. Prudencia o locura, mi corazón latía agitadamente cuando la miraba. Deseabacon todo mi ser amar, vol<strong>ver</strong> a amarnos: Amar, amar, y no pensar en nada...¿Es un pecado la incontinencia <strong>ver</strong>bal? Es gula d<strong>el</strong> lenguaje, lo desmedido, la desmesura; <strong>el</strong> goce de esgrimirla lengua afilada contra <strong>el</strong> otro. Me sentí de pronto como “otro” que se transformaba en objeto... <strong>el</strong> mensajeno fue recibido como un piropo, sino como una maldición. No fue <strong>el</strong> último. Comprendí luego lo que sucedeentre sujetos deseantes, esos largos abrazos d<strong>el</strong> amor llevan al amor-odio. Me senté en mi mesa de trabajo,atiborrada de libros, pap<strong>el</strong>es y fotografías. Cayó como una lluvia torrencial, huracanada, mi silencio, que huíade las flechas y los dardos de sus palabras.No dije nada, res, nada, pero escuché <strong>el</strong> ruido decacerolas y platos en la cocina. Continué en mimutismo; ¿cómo explicarte que sin ti no teníaexistencia? Allí empecé <strong>el</strong> camino por <strong>el</strong> largotún<strong>el</strong> de la tristeza. Y de pronto: “Ven, cenemos”.Alex estaba tranquila, como un paisaje renacentista,yo me sentía introducida en un cuadro de ElBosco, me encontraba en medio de un paisaje desangradoy moribundo. No digo más. Pero esbocéuna sonrisa, aunque cenamos en silencio. M<strong>el</strong>evanté de la mesa, y busqué un disco de MaríaCallas... su voz hizo re<strong>ver</strong>berar <strong>el</strong> sortilegio d<strong>el</strong>arte. Si la voz se sintiera con los ojos... ay, cómo te<strong>ver</strong>ía...Leer me aislaba de tu temible mirada; <strong>el</strong> gesto, tumovimiento de mano, aqu<strong>el</strong>la mirada estática, ydiscretamente buscaba un libro, y me sentaba enmi mesa de trabajo, aislada. Este caos de luz sombra anunciaba la catástrofe. Tenía sed de otra cosa, y evoquéotra presencia formada de dulzura. Volvía al mar, El contemplado... <strong>el</strong> mar caribe, lleno de culturas y d<strong>el</strong>enguas, simiente de civilizaciones, poblado de archipiélagos y continentes. Finis terrae... Un mar nos separaba...paral<strong>el</strong>amente a ti un vendaval aparece y avanza... Lo esperaba. Me refugié en los azules de mi mar yen raudal tumultuoso de las letras. Sí, al <strong>ver</strong> tu gesto, me sentía en tierra extraña, y quería vol<strong>ver</strong> a la tierra,y ser vasija, párpado, forma de la arcilla en <strong>el</strong> barro trémulo.Me acostumbré al silencio; lo reconocía, breve o glacial, lo esperaba y temía. Vivía bajo <strong>el</strong> imperativo d<strong>el</strong>silencio. El silencio adquiría su pleno valor en tanto silencio: no era simplemente negativo, sino que valíacomo más allá de la palabra. Era la denegación de la palabra, al borde d<strong>el</strong> cual se desplegaba todo <strong>el</strong> drama,ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netYOUKALI, 3 página 81 Elementos de producción crítica
- Page 2 and 3:
Youkali: revista crítica de las ar
- Page 4 and 5:
EDITORIALCon unos días de retraso
- Page 6 and 7:
YOUKALI, 3 página 6 el materialism
- Page 8 and 9:
YOUKALI, 3 página 8 el materialism
- Page 10 and 11:
YOUKALI, 3 página 10 el materialis
- Page 12:
YOUKALI, 3 página 12 el materialis
- Page 15:
La mirada de los humanos sobre el m
- Page 19 and 20:
te distinto, desempeñado por los
- Page 21:
Lo cierto es que si atendemos al co
- Page 24 and 25:
YOUKALI, 3 página 24 el materialis
- Page 26 and 27:
YOUKALI, 3 página 26 el materialis
- Page 28 and 29:
YOUKALI, 3 página 28 el materialis
- Page 30 and 31: YOUKALI, 3 página 30 el materialis
- Page 32 and 33: YOUKALI, 3 página 32 el materialis
- Page 34 and 35: YOUKALI, 3 página 34 el materialis
- Page 36 and 37: YOUKALI, 3 página 36 el materialis
- Page 38 and 39: YOUKALI, 3 página 38 el materialis
- Page 40 and 41: YOUKALI, 3 página 40 el materialis
- Page 42 and 43: YOUKALI, 3 página 42 el materialis
- Page 44 and 45: YOUKALI, 3 página 44 el materialis
- Page 46 and 47: YOUKALI, 3 página 46 el materialis
- Page 48 and 49: YOUKALI, 3 página 48 Sel materiali
- Page 50 and 51: YOUKALI, 3 página 50 el materialis
- Page 52 and 53: YOUKALI, 3 página 52 el materialis
- Page 54 and 55: YOUKALI, 3 página 54 el materialis
- Page 56 and 57: YOUKALI, 3 página 56 el materialis
- Page 58 and 59: YOUKALI, 3 página 58 el materialis
- Page 60 and 61: El amor libreYOUKALI, 3 página 60
- Page 62 and 63: YOUKALI, 3 página 62 el materialis
- Page 64 and 65: YOUKALI, 3 página 64 el materialis
- Page 66 and 67: YOUKALI, 3 página 66 el materialis
- Page 68 and 69: YOUKALI, 3 página 68 el materialis
- Page 70 and 71: YOUKALI, 3 página 70 el materialis
- Page 72 and 73: YOUKALI, 3 página 72 el materialis
- Page 74 and 75: YOUKALI, 3 página 74 Elementos de
- Page 76 and 77: YOUKALI, 3 página 76 Elementos de
- Page 78 and 79: YOUKALI, 3 página 78 Elementos de
- Page 82 and 83: YOUKALI, 3 página 82 Elementos de
- Page 84 and 85: YOUKALI, 3 página 84 Elementos de
- Page 86 and 87: YOUKALI, 3 página 86 Elementos de
- Page 88 and 89: YOUKALI, 3 página 88 Elementos de
- Page 90 and 91: YOUKALI, 3 página 90 Elementos de
- Page 92 and 93: YOUKALI, 3 página 92 Elementos de
- Page 94 and 95: YOUKALI, 3 página 94 Elementos de
- Page 96 and 97: YOUKALI, 3 página 96 Elementos de
- Page 98 and 99: YOUKALI, 3 página 98 Elementos de
- Page 100 and 101: YOUKALI, 3 página 100 Elementos de
- Page 102 and 103: YOUKALI, 3 página 102 Elementos de
- Page 104 and 105: YOUKALI, 3 página 104 Elementos de
- Page 106 and 107: YOUKALI, 3 página 106 Elementos de
- Page 108 and 109: YOUKALI, 3 página 108 Elementos de
- Page 110 and 111: YOUKALI, 3 página 110 Análisis de
- Page 112 and 113: YOUKALI, 3 página 112 Análisis de
- Page 114 and 115: YOUKALI, 3 página 114 Análisis de
- Page 116 and 117: YOUKALI, 3 página 116 Análisis de
- Page 118 and 119: YOUKALI, 3 página 118 Análisis de
- Page 120 and 121: YOUKALI, 3 página 120 Análisis de
- Page 122 and 123: YOUKALI, 3 página 122 Análisis de
- Page 124 and 125: YOUKALI, 3 página 124 Análisis de
- Page 126 and 127: YOUKALI, 3 página 126 Análisis de
- Page 128 and 129: YOUKALI, 3 página 128 Un clásico,
- Page 130:
YOUKALI, 3 página 130 Un clásico,