YOUKALI, 3 página 46 <strong>el</strong> materialismoEste sacrificio es la muerte de Dios.El misterio órfico nos muestra las íntimas grandezay miseria de la divinidad. Por decirlo con laspalabras d<strong>el</strong> Herault imaginado por Georg Büchneren su drama La muerte de Dantón, “para que Diossea todo, tiene que ser también su propio contrario”57 . Sin esa asunción de su alteridad le está negadala plenitud, la divinidad. Contemplándose comolo otro de sí <strong>el</strong> Dios se escinde, se diferencia, se contradice.El mito expresa este extrañamiento mediant<strong>el</strong>a circunstancia de que Dioniso no se reconoce a símismo (ve a otro) al mirarse en <strong>el</strong> espejo, a causa d<strong>el</strong>a máscara de yeso con la que han embadurnado sucara los Titanes 58 . Gracias a la máscara (y toda epifaníaen él es una máscara 59 ) <strong>el</strong> dios extranjero porexc<strong>el</strong>encia deviene extraño a sí mismo. Ese extrañamientoes la locura (manía) genuinamente dionisíaca.Esta autoescisión, cuya dialéctica describe laReflexionslogik heg<strong>el</strong>iana, obliga finalmente a esteNarciso c<strong>el</strong>este a salir de su m<strong>el</strong>ancólico ensimismamientoy a morir al conocerse a sí mismo. Si la vidad<strong>el</strong> Dios heg<strong>el</strong>iano es, como escribe Henri Birault 60 ,inseparable de su reflexión, esa vida no es sino la ejecuciónde su propia muerte.El Dios heg<strong>el</strong>iano es un niño (puer aeternus:Dioniso 61 ) que juega viendo su imagen reflejada enun espejo. En <strong>el</strong> juego especulativo se desdobla, seenajena, se despedaza. El hechizo ensimismado de ladivinidad se rompe. De ese mortal “juego místico” 62d<strong>el</strong> dios consigo mismo surge <strong>el</strong> tiempo y la historia.57. G. BÜCHNER, Dantons Tod III,1: Sämtliche Werke (ed. H. Poschmann), Deutscher Klassiker Verlag, Frankfurt a. M., 1992, t. I,p. 58.58. Véase A. TAGLIAPIETRA, ob.cit., pp. 27-28.59.Véase M. DETIENNE, Dioniso a ci<strong>el</strong>o abierto, Gedisa, Barc<strong>el</strong>ona, 1986, pp. 30-1, y W.F. OTTO, Dioniso. Mito y culto, cap. 6,Siru<strong>el</strong>a, Madrid, 1997, pp. 67-71.60. ”L’onto-theo-logique heg<strong>el</strong>ienne et la dialectique”, Tijdschrift voor Philosophie nº 4 (1958), p. 669.61. OVIDIO, Metamorphoseon IV, 18.62. Tomo esta expresión de J.N. Findlay, quien la aplica al Espíritu. Véase su Reexamen de Heg<strong>el</strong>, Grijalbo, Barc<strong>el</strong>ona, 1969, p. 32.Cfr. <strong>el</strong> “jugar d<strong>el</strong> amor consigo mismo” (Spi<strong>el</strong>en der Liebe mit sich s<strong>el</strong>bst) con <strong>el</strong> que pueden ser expresados, según Heg<strong>el</strong>, la viday <strong>el</strong> conocimiento de Dios (PhG.: GW. IX, p. 18), juego que involucra en sí, como afirma a continuación nuestro filósofo, “la seriedad,<strong>el</strong> dolor, la paciencia y <strong>el</strong> trabajo de lo negativo” (“der Schmerz, die Geduld und Arbeit des Negativen”) (Id. 30-2), es decir, lamuerte de Dios. “El juego d<strong>el</strong> amor -escribe H. Birault (art. cit., p. 669) refiriéndose a este texto- no puede satisfacernos aquí másque cuando lleva en él <strong>el</strong> <strong>el</strong>emento dialéctico de la negatividad que hace de ese juego (Spi<strong>el</strong>) una tragedia (Trauerspi<strong>el</strong>), la tragediaque <strong>el</strong> absoluto juega y representa [se joue] eternamente consigo mismo”.ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
EL DESEO ACTIVO DE AMAR(afecto y materialismo en Spinoza)por Aur<strong>el</strong>io Sainz PezonagaLa voluntad de unirseUn aspecto fundamental d<strong>el</strong> amor es, como lo hanentendido muchos otros pensadores, lo que Spinozallama “la voluntad d<strong>el</strong> amante de unirse a la cosaamada”. El giro decisivo, sin embargo, que Spinozaintroduce en la reflexión acerca d<strong>el</strong> amor consiste ensostener que, por mucho énfasis que haya que poneren la voluntad de unirse, eso no significa en absolutoque haya que considerar que esta voluntad sea algomás que un aspecto, una propiedad d<strong>el</strong> amor. La voluntadde unirse ha de considerarse como un aspectofundamental y, al mismo tiempo, sólo como un aspectoo efecto d<strong>el</strong> amor, nunca como su esencia.La esencia d<strong>el</strong> amor es ser una alegría acompañadapor la idea de una cosa. La voluntad de unirse, porsu parte, es la persistencia de la unión entre la alegríay la idea. Es, así, <strong>el</strong> deseo que brota d<strong>el</strong> amor y por <strong>el</strong>que nos esforzamos en imaginar o recordar aqu<strong>el</strong>loque nos produce alegría. Y, si incluimos al cuerpo, <strong>el</strong>apetito de unirse es <strong>el</strong> esfuerzo por promo<strong>ver</strong> que loque nos produce alegría exista o suceda. Pero, encualquiera de sus aspectos, <strong>el</strong> deseo de unirse no essino una propiedad o un efecto que se sigue d<strong>el</strong> amor,no su esencia, no su causa.Con respecto al amor encontramos, entonces, comocon la “doctrina acerca d<strong>el</strong> fin” de la que se ocupa<strong>el</strong> Apéndice de la Parte I de la Ética, que es comúnconsiderar “como efecto lo que es en realidad causa”.Y como ocurre con <strong>el</strong> finalismo, lo que está detrás,trastocando la causa por <strong>el</strong> efecto, es la creencia en laResbalo en mí mismo cambiando de nombre,cambiando de forma, cambiando <strong>el</strong> futuro.Es <strong>el</strong> amor -se entiende- o bien -no se entiend<strong>el</strong>alibertad abierta: vivir de entregarse.Gabri<strong>el</strong> C<strong>el</strong>ayavoluntad libre. Y, además, la consecuencia es tambiénla misma: al confundir la causa con <strong>el</strong> efecto, sepierde la capacidad de explicar <strong>el</strong> amor.Poder explicar <strong>el</strong> amor implica poder explicar lavoluntad de unirse, poder determinar cuál es su causa.E implica, por tanto, explicar la voluntad no comoun “libre decreto d<strong>el</strong> ánimo”, no como un consentimiento,sino como un contento: la alegría sostenida ofortificada d<strong>el</strong> amante. Y explicar <strong>el</strong> unirse no comouna posesión que se anh<strong>el</strong>a o se teme perder, sino comouna forma (una r<strong>el</strong>ación podríamos igualmentedecir) constituida por la representación de una causaexterior y <strong>el</strong> paso a una mayor perfección mental 1 .1. Las referencias a la Ética son las siguientes: de la Parte III, proposiciones 12, 28, 37 y definición de alegría y explicación de la definiciónd<strong>el</strong> amor; de la Parte V, prop. 2.YOUKALI, 3 página 47 <strong>el</strong> materialismoISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
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