YOUKALI, 3 página 36 <strong>el</strong> materialismoSpinoza, dice Terray, pero no hay ninguna evidenciatextual 47 . Si es así, puede decirse entonces que hastaeste punto, en <strong>el</strong> plano teórico, todavía no ha habidoningún “encuentro”. En cambio, precisamente juntoa Spinoza y, más en general, dentro de la corrientesubterránea d<strong>el</strong> materialismo, Maquiav<strong>el</strong>o “estalla”teóricamente dentro d<strong>el</strong> pensamiento de Althusser.Por tanto, a la luz d<strong>el</strong> materialismo aleatorio sepodría r<strong>el</strong>eer también la “auto-denuncia” de Althusserde ser ajeno a la filosofía, junto con la reivindicaciónde ser “solamente” un agitador político en filosofía.Es un no-filósofo muy extraño, éste, que produceefectos tan potentes dentro y contra la filosofía. La“auto-denuncia” es casi un calco de la auto-acusaciónmaquiav<strong>el</strong>iana de ser un hombre d<strong>el</strong> pueblo que pretendehablar al príncipe 48 . Al igual que es necesariono ser un príncipe para producir efectos en <strong>el</strong> príncipe,es necesario no ser un filósofo para producir efectosen la filosofía.Todo <strong>el</strong> dispositivo d<strong>el</strong> materialismo aleatorio sepone al servicio de esta empresa, no sólo Maquiav<strong>el</strong>o,que es uno de los átomos que lo componen. Entre lospuntos sobresalientes de este ataque materialista a lafilosofía estará la reb<strong>el</strong>ión contra la continuidad homogéneade la historia, es decir, la producción de conocimientoadecuado d<strong>el</strong> tiempo histórico comoconstrucción de temporalidades diferenciales: estaidea de “conocimiento” como “construcción” pasatanto por Maquiav<strong>el</strong>o como por Spinoza. Estará tambiénla oposición de la contingencia no a la necesidadsino a la t<strong>el</strong>eología. El vacío y los átomos, escribe Althusseren El materialismo aleatorio, no fundan lalibertad sino, más bien, son la garantía de la ausenciade un plan anterior a su encuentro. Nada, si no lascircunstancias fácticas d<strong>el</strong> encuentro, prepararon <strong>el</strong>encuentro mismo: este es un uso potente, original yrevolucionario de Maquiav<strong>el</strong>o que, paradójicamente,una vez más, no emerge de los escritos dedicados aMaquiav<strong>el</strong>o, sino que se impone con fuerza en aqu<strong>el</strong>losen los que Maquiav<strong>el</strong>o está incluido en <strong>el</strong> crisolteórico d<strong>el</strong> materialismo aleatorio.“No <strong>el</strong>egimos nuestros maestros, como no <strong>el</strong>egimosnuestro tiempo” 49 . Así dice Althusser y así quizádebemos interpretar este encuentro, contingente ynecesario, entre su “no-filosofía” y la “no-filosofía” deMaquiav<strong>el</strong>o. Afrontar este encuentro, es un poco comoafrontar <strong>el</strong> de Spinoza y Marx. Se trata de encuentrosque dan un significado al “vacío” en <strong>el</strong> quese dan o, mejor, que se produce mientras se dan. Elvacío es <strong>el</strong> de una “linealidad imposible”. Así como <strong>el</strong>encuentro entre Spinoza y Marx resiste a toda linealidad,a la construcción de una tradición –aunquefuese materialista–, también <strong>el</strong> encuentro entre Althussery Maquiav<strong>el</strong>o hay que adscribirlo a este tipode encuentros, que a menudo proceden por descartes,pérdidas, mistificaciones, ambivalencias.El esfuerzo y la acción teórica más interesante,exactamente como en <strong>el</strong> caso de Spinoza y Marx, consiste,entonces, en forzar los textos 50 . En este caso, alponer a prueba los análisis que Althusser hace deMaquiav<strong>el</strong>o, con <strong>el</strong> rol y <strong>el</strong> estatus que éste asumedentro d<strong>el</strong> dispositivo global d<strong>el</strong> materialismo aleatorio.Resaltar esta tensión, junto a las ambivalenciasd<strong>el</strong> texto althusseriano, significa también sustraer supensamiento a un uso meramente instrumental y devol<strong>ver</strong>loa su temporalidad articulada. Además, es precisamenteesta tensión la que hace tan fresco y actual<strong>el</strong> encuentro entre Maquiav<strong>el</strong>o y Althusser. «No soyun filósofo –escribía en la carta a Franca– . Y, sinembargo, sería necesario serlo. [...] Pero, no lo seréyo. Sé demasiado poco, y ya no tengo tiempo deaprender». Quizá esta incompletud sea precisament<strong>el</strong>a clave d<strong>el</strong> encuentro con Maquiav<strong>el</strong>o que, en <strong>el</strong>prólogo de El príncipe, escribía: «si <strong>el</strong> escaso ingenioy la poca experiencia [...] harán este conato míodefectuoso y de no mucha utilidad, al menos abrirán<strong>el</strong> camino a alguno que con más virtudes, más discursoy juicio, podrá satisfacer mis propósitos».47. Terray, E., “An Encounter: Althusser and Machiav<strong>el</strong>li”, cit., pág. 258.48. Machiav<strong>el</strong>li, N., Il Principe, Proemio.49. Althusser, L., L’Avenir dure longtemps, Stock-IMEC, Paris. 1994, pág. 367.50. Cfr. en este sentido <strong>el</strong> planteamiento teórico global de V. Morfino, Il tempo d<strong>el</strong>la moltitudine. Materialismo e politica primaISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
EL ESPEJO DE DIONISIO (acerca d<strong>el</strong> “idealismo” heg<strong>el</strong>iano)por Jesús Ezquerra GómezEl espejo que soy me deshabitaCuando nos miramos en un espejo éste no sólo nosdevu<strong>el</strong>ve nuestro aspecto exterior, visible (nuestroeîdos), sino que en esa devolución también nos sacaafuera, nos hace exteriores a nosotros mismos. Nuestroeîdos es también nuestro afuera. El espejo nos descubrey nos enfrenta a ese extraño que somos (de ahí,quizás, lo inquietante de los espejos).La imagen especular es ambivalente: funda laidentidad d<strong>el</strong> yo y, a la vez, la pone en cuestión 1 . Porun lado lo que veo en <strong>el</strong>la soy yo. “Eres <strong>el</strong> otro yo deque habla <strong>el</strong> griego” dice Borges al espejo en un sonetode El oro de los tigres 2 (<strong>el</strong> griego al que alude es talvez Aristót<strong>el</strong>es, quien define así al “phílos” 3 ). Pero,por otro, yo soy ese otro al que me opone <strong>el</strong> espejo.Por lo tanto la r<strong>el</strong>ación con mi reflejo es tanto escoptofílica(de reconocimiento) como escoptofóbica (deextrañamiento, de horror). Mirarse a un espejo nosólo implica descubrirse (reconocerse) en <strong>el</strong> otro sinodescubrirse como otro (la in<strong>ver</strong>sión enantiomórficad<strong>el</strong> reflejo acentúa la extrañeza d<strong>el</strong> doble al que nosenfrentamos). Yo soy otro (o, como diría Arthur Rimbaud:“Je est un autre” 4 ). He de enajenarme para encontrarme,para constituir mi mismidad. Pero, corr<strong>el</strong>ativamente,<strong>el</strong> encuentro conmigo me enajena. En lar<strong>el</strong>ación especular yo soy (es) ese y ese es (soy) yo.Cada uno de los lados (yo y ese) pone y presupone asu opuesto: no hay ese sin yo y no hay yo sin ese. Yosoy yo porque soy (es) ese. Soy (es), por lo tanto, <strong>el</strong>reflejo de mi reflejo. Como escribe Octavio Paz: “<strong>el</strong>espejo que soy me deshabita” 5 . En definitiva, no soysino ese camino de ida y vu<strong>el</strong>ta, laberinto catóptricoen <strong>el</strong> que me pierdo. No los puntos de partida y llegada,sino <strong>el</strong> camino (<strong>el</strong> caminar) mismo.El reconocimiento no es lo primero; lo primero es<strong>el</strong> extrañamiento. Lo que la mayoría de animalesafrontados a un espejo ven es a otro. El yo es ideal(moi-idéal escribe Lacan 6 ), es decir, se construye apartir de esa imagen (eîdos) ajena, extraña, que ve-1. Véase J. BONHOMME, “Reflexions multiples. Le miroir et ses usages ritu<strong>el</strong>s en Afrique centrale”, Images re-vues nº 4 (2007).2. J.L. BORGES, Obras completas I, Emecé, Buenos Aires, 1989, p. 1134.3. ARISTÓTELES, EN., X, 4, 1166a 30.4. Rimbaud utiliza esta expresión en dos cartas llamadas d<strong>el</strong> “voyant”, ambas escritas en Charleville. Una de <strong>el</strong>las dirigida a su maestroGeorges Izambard y fechada en mayo de 1871 (probablemente es d<strong>el</strong> 13) y otra con fecha d<strong>el</strong> 15 de mayo d<strong>el</strong> mismo año, enviadaa su amigo Paul Demeny.5. “La caída”, en Libertad bajo palabra II: Calamidades y milagros, en O. PAZ, Poemas (1935-1975), Seix Barral, Barc<strong>el</strong>ona, 1981, p.72.6. J. LACAN, “El estadio d<strong>el</strong> espejo como formador de la función d<strong>el</strong> yo [je] tal como se nos rev<strong>el</strong>a en la experiencia psicoanalítica”,en J. LACAN, Escritos I, Siglo Veintiuno Editores, México, 1984, p. 87YOUKALI, 3 página 37 <strong>el</strong> materialismoISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
- Page 2 and 3: Youkali: revista crítica de las ar
- Page 4 and 5: EDITORIALCon unos días de retraso
- Page 6 and 7: YOUKALI, 3 página 6 el materialism
- Page 8 and 9: YOUKALI, 3 página 8 el materialism
- Page 10 and 11: YOUKALI, 3 página 10 el materialis
- Page 12: YOUKALI, 3 página 12 el materialis
- Page 15: La mirada de los humanos sobre el m
- Page 19 and 20: te distinto, desempeñado por los
- Page 21: Lo cierto es que si atendemos al co
- Page 24 and 25: YOUKALI, 3 página 24 el materialis
- Page 26 and 27: YOUKALI, 3 página 26 el materialis
- Page 28 and 29: YOUKALI, 3 página 28 el materialis
- Page 30 and 31: YOUKALI, 3 página 30 el materialis
- Page 32 and 33: YOUKALI, 3 página 32 el materialis
- Page 34 and 35: YOUKALI, 3 página 34 el materialis
- Page 38 and 39: YOUKALI, 3 página 38 el materialis
- Page 40 and 41: YOUKALI, 3 página 40 el materialis
- Page 42 and 43: YOUKALI, 3 página 42 el materialis
- Page 44 and 45: YOUKALI, 3 página 44 el materialis
- Page 46 and 47: YOUKALI, 3 página 46 el materialis
- Page 48 and 49: YOUKALI, 3 página 48 Sel materiali
- Page 50 and 51: YOUKALI, 3 página 50 el materialis
- Page 52 and 53: YOUKALI, 3 página 52 el materialis
- Page 54 and 55: YOUKALI, 3 página 54 el materialis
- Page 56 and 57: YOUKALI, 3 página 56 el materialis
- Page 58 and 59: YOUKALI, 3 página 58 el materialis
- Page 60 and 61: El amor libreYOUKALI, 3 página 60
- Page 62 and 63: YOUKALI, 3 página 62 el materialis
- Page 64 and 65: YOUKALI, 3 página 64 el materialis
- Page 66 and 67: YOUKALI, 3 página 66 el materialis
- Page 68 and 69: YOUKALI, 3 página 68 el materialis
- Page 70 and 71: YOUKALI, 3 página 70 el materialis
- Page 72 and 73: YOUKALI, 3 página 72 el materialis
- Page 74 and 75: YOUKALI, 3 página 74 Elementos de
- Page 76 and 77: YOUKALI, 3 página 76 Elementos de
- Page 78 and 79: YOUKALI, 3 página 78 Elementos de
- Page 80 and 81: YOUKALI, 3 página 80 Elementos de
- Page 82 and 83: YOUKALI, 3 página 82 Elementos de
- Page 84 and 85: YOUKALI, 3 página 84 Elementos de
- Page 86 and 87:
YOUKALI, 3 página 86 Elementos de
- Page 88 and 89:
YOUKALI, 3 página 88 Elementos de
- Page 90 and 91:
YOUKALI, 3 página 90 Elementos de
- Page 92 and 93:
YOUKALI, 3 página 92 Elementos de
- Page 94 and 95:
YOUKALI, 3 página 94 Elementos de
- Page 96 and 97:
YOUKALI, 3 página 96 Elementos de
- Page 98 and 99:
YOUKALI, 3 página 98 Elementos de
- Page 100 and 101:
YOUKALI, 3 página 100 Elementos de
- Page 102 and 103:
YOUKALI, 3 página 102 Elementos de
- Page 104 and 105:
YOUKALI, 3 página 104 Elementos de
- Page 106 and 107:
YOUKALI, 3 página 106 Elementos de
- Page 108 and 109:
YOUKALI, 3 página 108 Elementos de
- Page 110 and 111:
YOUKALI, 3 página 110 Análisis de
- Page 112 and 113:
YOUKALI, 3 página 112 Análisis de
- Page 114 and 115:
YOUKALI, 3 página 114 Análisis de
- Page 116 and 117:
YOUKALI, 3 página 116 Análisis de
- Page 118 and 119:
YOUKALI, 3 página 118 Análisis de
- Page 120 and 121:
YOUKALI, 3 página 120 Análisis de
- Page 122 and 123:
YOUKALI, 3 página 122 Análisis de
- Page 124 and 125:
YOUKALI, 3 página 124 Análisis de
- Page 126 and 127:
YOUKALI, 3 página 126 Análisis de
- Page 128 and 129:
YOUKALI, 3 página 128 Un clásico,
- Page 130:
YOUKALI, 3 página 130 Un clásico,