YOUKALI, 3 página 24 <strong>el</strong> materialismo<strong>ver</strong>dades que <strong>el</strong> psicologismo provocaba; historicismo,como negación de la eternidad d<strong>el</strong> modo de viday de mirada propio d<strong>el</strong> modo de producción capitalista;antihistoricismo (en sus multiples variantes;desde la afirmación de la eternidad eidética hasta laontologización d<strong>el</strong> estructuralismo) contra la r<strong>el</strong>ativizaciónescéptica que desde <strong>el</strong> historicismo se introducía.Cada una de estas articulaciones d<strong>el</strong> pensamientose ha visto poblada y enriquecida por la actividadd<strong>el</strong> pensamiento materialista: todas <strong>el</strong>las hanfuncionado como máquinas de guerra contra <strong>el</strong>Orden, desde todas <strong>el</strong>las se han lanzado afilados dardosteóricos contra inmutabilidad d<strong>el</strong> Sentido y contrala alabanza de la obediencia. Pero desde todas<strong>el</strong>las, también, reconvirtiéndolas en otras tantas articulacionesd<strong>el</strong> decir sometido y d<strong>el</strong> mirar d<strong>el</strong> sometimiento,<strong>el</strong> discurso d<strong>el</strong> Orden ha logrado reconducirla guerra hasta presentarla como disputa interna sinmás importancia que la de la fid<strong>el</strong>idad de escu<strong>el</strong>a.Hay autores que han construido una posiciónmaterialista desde <strong>el</strong> fideísmo, desde <strong>el</strong> racionalismo,desde <strong>el</strong> empirismo, desde <strong>el</strong> mecanicismo, desde ladialéctica, desde la antidialéctica, desde <strong>el</strong> historicismo,desde la fenomenología, desde <strong>el</strong> estructuralismo,desde <strong>el</strong> fisicalismo, desde <strong>el</strong> naturalismo, odesde <strong>el</strong> sociologismo, porque todas estas articulacionesd<strong>el</strong> pensamiento pueden funcionar (han funcionadode hecho) como máquinas de guerra contra<strong>el</strong> Orden. Pero ninguna de esas articulaciones críticasd<strong>el</strong> pensar puede ser afirmada como la metafísicapropia d<strong>el</strong> materialismo: en primer término, porquese trataría necesariamente de una simplificación falsificadorade la complejidad de lo real (son las di<strong>ver</strong>sasciencias las que, al margen de cualquier sublimaciónideológica de sus resultados, pueden hacer luzsobre <strong>el</strong> funcionamiento d<strong>el</strong> mundo); además, y enno menor medida, porque la confusión d<strong>el</strong> saber conla afirmación metafísica (la reducción d<strong>el</strong> conocimientoa expresión d<strong>el</strong> Ser) supone por sí misma laafirmación de un Absoluto y de un fundamento últimode todo mirar y de todo decir posible.Materialismo es, decimos, una manera de mirar querechaza la absolutización de la mirada, que sabe quemirar es dar sentido al mundo y que <strong>el</strong> sentido d<strong>el</strong>mundo es construido en la cooperación o en <strong>el</strong> dominioprivado de las dinámicas cooperativas, que esnecesario decir, aunque no sea agradable y aunqueresulte repetitivo, que <strong>el</strong> sol ni sale ni se pone, y que<strong>el</strong> concepto de perro no ladra ni muerde a los niños.El materialismo, sabiendo de la especificidad d<strong>el</strong> uni<strong>ver</strong>sode lo simbólico, es un estar contra <strong>el</strong> Orden queimpone un Sentido a las dinámicas constitutivas(democráticas, por así decirlo) de la potencia individualy colectiva; y por eso no puede consistir en una(ni en otra) posición metafísica.No un contenido, sino una actitud: eso caracterizala perspectiva materialista. El posicionamiento dequien se niega a contar(se) cuentos, de quien se niegaa dar por buena la naturalidad d<strong>el</strong> presentarse de lascosas, de quien se coloca contra las evidencias en que<strong>el</strong> sometimiento se presenta como inevitable necesidad,como modo de ser d<strong>el</strong> mundo, como tradiciónautofundante. Por eso <strong>el</strong> materialismo ha sido siembre,a) defensa de la ciencia (de su trabajo y de susresultados), esto es, d<strong>el</strong> conocimiento que expresa <strong>el</strong>modo de funcionamiento d<strong>el</strong> mundo haciendo asíposible su dominio (<strong>el</strong> no-sometimiento a sus dinámicas)y, b) una crítica (necesariamente política porquepolítico es <strong>el</strong> planteamiento al que se enfrenta)de todos los intentos de mantener la impotencia (<strong>el</strong>sometimiento) en nombre de algún Absoluto quecomo Dios, Ser, Tradición, Sentido o Fundamento,quiera superponerse al trabajo explicativo de la cien-* Nos dejamos aquí llevar por la forma normalizada d<strong>el</strong> hablar: son muchos los matices que, en rigor, tendríamos que añadir a lacuestión. Resumimos en uno solo: en realidad la palabra, como venimos hasta aquí diciendo, es ya actuación, producción de efectosen <strong>el</strong> ámbito de la comunicación y en <strong>el</strong> marco de lo simbólico.ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
cia y a la práctica liberadora y constituyente de lacooperación posible.El materialismo, en ese sentido, es (y hay quead<strong>ver</strong>tir que aquí no hacemos una simplificación sinotodo lo contrario) un modo de la mirada: una apuestapolítica. Una apuesta política tan “real” y tan“práctica” como cualquier otra, pero tanto más fundamentalcuanto que con <strong>el</strong>la nos situamos en <strong>el</strong> centrod<strong>el</strong> campo de batalla de lo simbólico: d<strong>el</strong> uni<strong>ver</strong>sode sentido por <strong>el</strong> que nuestra humanidad se hacetal y en <strong>el</strong> que se juega la posibilidad misma de pensaruna posible alternativa; <strong>el</strong> uni<strong>ver</strong>so de la palabra,fundamental, tanto como <strong>el</strong> de la propia actuación*,porque en él se juega lo que puede ser visto y lo quepuede ser dicho.Partir de esta certeza nos permite, dejando al margenlas estériles polémicas de escu<strong>el</strong>a, no sólo reconocera los nuestros sino diseñar las formas de un entendimientoposible y de una producción orientada en lamisma dirección. Nos permite también entender <strong>el</strong>enorme parentesco (que <strong>el</strong> pensamiento d<strong>el</strong> Sentidopretende explicar aludiendo a no se sabe qué mismareferencia común al Ser v<strong>el</strong>ado por la técnica y quesería desv<strong>el</strong>ado por la palabra fántica) entre los uni<strong>ver</strong>sosdiscursivos de lo “filosófico” y de lo “literario”(o de lo “teórico” y lo “artístico”, o de lo “conceptual”y “simbólico”...): trabajo con lo simbólico, trabajocon la palabra, actuación (como tal, “productiva”)sobre las maneras de mirar posibles. Producción desentidos desde <strong>el</strong> juego simbólico, tal la literatura;producción de sentidos desde la articulación de conceptos,tal <strong>el</strong> ámbito de lo filosófico.En ambos campos está abierta la posibilidad de actuaciónpugnante, de construcción no sublimada, deposicionamiento materialista. El paradigma simbólicosobre <strong>el</strong> que se asienta en último término la naturalizaciónd<strong>el</strong> Orden capitalista, sigue siendo hoy <strong>el</strong>mod<strong>el</strong>o d<strong>el</strong> “yo” fundante y las di<strong>ver</strong>sas formas queasume: en lo filosófico, dando cobertura a las formasen que la obediencia reglada y normalizada quierepresentarse como comunicación difusa y “democrática”,como “invención” solidaria que deriva d<strong>el</strong> juegoentre iguales; en lo artístico, haciendo pivotar entorno a las figuras de la emotividad los mismosAbsolutos que con <strong>el</strong> nombre de Arte, B<strong>el</strong>leza, Razóno Gusto, construyeron desde <strong>el</strong> principio la subjetividadburguesa. La anulación de ese paradigma quesublima y esconde la r<strong>el</strong>ación de explotación, sometimientoy muerte en que <strong>el</strong> Capital consiste, pasa porla mostración d<strong>el</strong> carácter radicalmente histórico detoda r<strong>el</strong>ación Interhumana, por la anulación, portanto, de los efectos de naturalizad y de eternidad d<strong>el</strong>as r<strong>el</strong>aciones existentes, por la consiguiente crítica alos di<strong>ver</strong>sos mod<strong>el</strong>os de naturalización de losAbsolutos desde los que <strong>el</strong> Orden ha fundamentadosu presencia incontestable, por la explicaciónexhaustiva de las dinámicas mediante las que <strong>el</strong>Sentido y la Norma (<strong>el</strong> mirar y <strong>el</strong> pensar sometidos)se confabulan y cooperan (<strong>el</strong>las sí) para la producciónde di<strong>ver</strong>sas y di<strong>ver</strong>sificadas formas d<strong>el</strong> “yo”..., ytambién por la construcción de uni<strong>ver</strong>sos de sentidoen los que las r<strong>el</strong>aciones de cooperación se muestrencomo posibles, en los que la inmanencia constituyenteno sea subordinada al interés privado, en los que lavida (sin más determinación, es decir, con la determinaciónque quiera darse) recupere <strong>el</strong> lugar que <strong>el</strong>“yo” le ha arrebatado.Nadie dice que la anulación d<strong>el</strong> dominio sobre losimbólico (sin lo que no hay liberación posible, y queno es posible sino en <strong>el</strong> marco general de la liberación)sea cosa fácil, pero es claro que, en cualquiercaso, intentarlo pasa por proseguir ese trabajo con lapalabra en <strong>el</strong> que <strong>el</strong> materialismo, históricamente, seha prodigado. No es poca cosa: exige entender la propiaactividad como actividad, esto es, como trabajo;exige de la “filosofía” que abandone esa pretensión,propia de la metafísica d<strong>el</strong> Orden, de habérs<strong>el</strong>as con<strong>el</strong> Ser y de tener que desv<strong>el</strong>arlo; exige de la “literatura”o d<strong>el</strong> “arte” que se olvide de la B<strong>el</strong>leza y d<strong>el</strong> restode los Absolutos desde los que se ha pensado comoactividad “sublime”. El trabajo materialista con la palabra,y no es poco, pasa por su inserción en la vida yen las dinámicas pugnantes en las que se construye.YOUKALI, 3 página 25 <strong>el</strong> materialismoISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
- Page 2 and 3: Youkali: revista crítica de las ar
- Page 4 and 5: EDITORIALCon unos días de retraso
- Page 6 and 7: YOUKALI, 3 página 6 el materialism
- Page 8 and 9: YOUKALI, 3 página 8 el materialism
- Page 10 and 11: YOUKALI, 3 página 10 el materialis
- Page 12: YOUKALI, 3 página 12 el materialis
- Page 15: La mirada de los humanos sobre el m
- Page 19 and 20: te distinto, desempeñado por los
- Page 21: Lo cierto es que si atendemos al co
- Page 26 and 27: YOUKALI, 3 página 26 el materialis
- Page 28 and 29: YOUKALI, 3 página 28 el materialis
- Page 30 and 31: YOUKALI, 3 página 30 el materialis
- Page 32 and 33: YOUKALI, 3 página 32 el materialis
- Page 34 and 35: YOUKALI, 3 página 34 el materialis
- Page 36 and 37: YOUKALI, 3 página 36 el materialis
- Page 38 and 39: YOUKALI, 3 página 38 el materialis
- Page 40 and 41: YOUKALI, 3 página 40 el materialis
- Page 42 and 43: YOUKALI, 3 página 42 el materialis
- Page 44 and 45: YOUKALI, 3 página 44 el materialis
- Page 46 and 47: YOUKALI, 3 página 46 el materialis
- Page 48 and 49: YOUKALI, 3 página 48 Sel materiali
- Page 50 and 51: YOUKALI, 3 página 50 el materialis
- Page 52 and 53: YOUKALI, 3 página 52 el materialis
- Page 54 and 55: YOUKALI, 3 página 54 el materialis
- Page 56 and 57: YOUKALI, 3 página 56 el materialis
- Page 58 and 59: YOUKALI, 3 página 58 el materialis
- Page 60 and 61: El amor libreYOUKALI, 3 página 60
- Page 62 and 63: YOUKALI, 3 página 62 el materialis
- Page 64 and 65: YOUKALI, 3 página 64 el materialis
- Page 66 and 67: YOUKALI, 3 página 66 el materialis
- Page 68 and 69: YOUKALI, 3 página 68 el materialis
- Page 70 and 71: YOUKALI, 3 página 70 el materialis
- Page 72 and 73: YOUKALI, 3 página 72 el materialis
- Page 74 and 75:
YOUKALI, 3 página 74 Elementos de
- Page 76 and 77:
YOUKALI, 3 página 76 Elementos de
- Page 78 and 79:
YOUKALI, 3 página 78 Elementos de
- Page 80 and 81:
YOUKALI, 3 página 80 Elementos de
- Page 82 and 83:
YOUKALI, 3 página 82 Elementos de
- Page 84 and 85:
YOUKALI, 3 página 84 Elementos de
- Page 86 and 87:
YOUKALI, 3 página 86 Elementos de
- Page 88 and 89:
YOUKALI, 3 página 88 Elementos de
- Page 90 and 91:
YOUKALI, 3 página 90 Elementos de
- Page 92 and 93:
YOUKALI, 3 página 92 Elementos de
- Page 94 and 95:
YOUKALI, 3 página 94 Elementos de
- Page 96 and 97:
YOUKALI, 3 página 96 Elementos de
- Page 98 and 99:
YOUKALI, 3 página 98 Elementos de
- Page 100 and 101:
YOUKALI, 3 página 100 Elementos de
- Page 102 and 103:
YOUKALI, 3 página 102 Elementos de
- Page 104 and 105:
YOUKALI, 3 página 104 Elementos de
- Page 106 and 107:
YOUKALI, 3 página 106 Elementos de
- Page 108 and 109:
YOUKALI, 3 página 108 Elementos de
- Page 110 and 111:
YOUKALI, 3 página 110 Análisis de
- Page 112 and 113:
YOUKALI, 3 página 112 Análisis de
- Page 114 and 115:
YOUKALI, 3 página 114 Análisis de
- Page 116 and 117:
YOUKALI, 3 página 116 Análisis de
- Page 118 and 119:
YOUKALI, 3 página 118 Análisis de
- Page 120 and 121:
YOUKALI, 3 página 120 Análisis de
- Page 122 and 123:
YOUKALI, 3 página 122 Análisis de
- Page 124 and 125:
YOUKALI, 3 página 124 Análisis de
- Page 126 and 127:
YOUKALI, 3 página 126 Análisis de
- Page 128 and 129:
YOUKALI, 3 página 128 Un clásico,
- Page 130:
YOUKALI, 3 página 130 Un clásico,