YOUKALI, 3 página 50 <strong>el</strong> materialismola tristeza. El amor pasional es <strong>el</strong> punto de partidain<strong>el</strong>udible; es <strong>el</strong> aumento de potencia que puede hacerque alcancemos la potencia racional en un gradocada vez mayor. Pero que sea un punto de partida noquiere decir que anticipe ningún fin. No hay ningunanecesidad t<strong>el</strong>eológica en este gozne. También desde<strong>el</strong> amor pasional podemos vol<strong>ver</strong> a perder la potenciaganada sin haber alcanzado ningún grado de racionalidad.Usando las conocidas palabras d<strong>el</strong>Apéndice d<strong>el</strong> Tratado teológico-político, cabe decirque <strong>el</strong> amor pasional puede conducirnos tanto a lucharpor nuestra esclavitud como a hacerlo por nuestrasalvación.El contento de sí y <strong>el</strong> amor d<strong>el</strong> otroPodemos dejar establecido, entonces, desde <strong>el</strong> pensamientofilosófico de Spinoza, que <strong>el</strong> amor no puedeplantearse en absoluto como un r<strong>el</strong>ación simple de laamante con lo que ama. El amor es una r<strong>el</strong>ación compleja.La primera complejidad que ha quedado aldescubierto es que la “unión” implicada en <strong>el</strong> amor esdoble. Está la unión d<strong>el</strong> afecto alegre con la idea inadecuadade la cosa amada. Pero, además, está tambiénla unión de varias ideas (de las que nada máshemos dicho) implicada pero no explicada (por <strong>el</strong>loes inadecuada) en la idea de lo amado. Ahora bien,para poder seguir explorando con mayor distinciónla complejidad d<strong>el</strong> amor, han de tenerse en cuentanecesariamente otros dos aspectos.El primero proviene d<strong>el</strong> hecho de que “las ideasque tenemos de los cuerpos exteriores rev<strong>el</strong>an másbien la constitución de nuestro propio cuerpo que lanaturaleza de los cuerpos exteriores” 8 . Esto es, en laidea inadecuada que en <strong>el</strong> amor acompaña a la alegríaestá implicada la idea que tenemos de nosotrosmismos. En la idea inadecuada d<strong>el</strong> cuerpo d<strong>el</strong> otroestá siempre incluida la idea de mi cuerpo. Lo quesignifica que la alegría d<strong>el</strong> amor se une, por tanto,también con esta última. El amor pasional hacia otrolleva también siempre implícito un amor hacia unomismo.8. E II, prop. 16, cor. 2.9. E III, Def. 27.10.E III, Def. 25.11. E III, Def. 26.ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.netEl segundo aspecto que es necesario incluir en lacomplejidad d<strong>el</strong> amor, cuando es amor a una persona,es la reciprocidad afectiva. En la idea inadecuadad<strong>el</strong> ser amado, además de la idea que nos hacemos denosotros mismos, está incluida la imaginación de laidea que la persona amada se hace de nosotros y d<strong>el</strong>afecto que creemos despertar en <strong>el</strong>la. Veremos estesegundo aspecto al hilo d<strong>el</strong> primero.El amor hacia uno mismo (filauthia) o contentode sí (acquiescentia in se ipso) tiene una consideraciónparadójica en la Ética de Spinoza. Para empezar,Spinoza define <strong>el</strong> contento de sí dos veces. Por unlado, define <strong>el</strong> contento de sí en r<strong>el</strong>ación con la voluntadlibre y lo opone al remordimiento. Así la diferenciaentre contento de sí y remordimiento reside en laalegría o tristeza a las que acompaña “la idea de algoque creemos haber hecho por libre decisión d<strong>el</strong>alma” 9 . Por <strong>el</strong> otro, lo entiende como “una alegríaque brota de que <strong>el</strong> hombre se considera a sí mismoy considera su potencia de obrar” 10 y la opone a lahumildad como “tristeza que brota de que <strong>el</strong> hombreconsidera su impotencia o debilidad” 11 .La cuestión, sin embargo, no queda ahí. Cuandoen <strong>el</strong> escolio de la proposición 55 de esta Parte III,Spinoza define <strong>el</strong> contento de sí de la primera forma,lo presenta como causa d<strong>el</strong> odio y la envidia a los qu<strong>el</strong>os hombres son proclives por naturaleza. Al mismo
tiempo, sin embargo, en <strong>el</strong> escolio de la proposición52 de la Parte IV dice que <strong>el</strong> contento de sí mismo es<strong>el</strong> “mayor contento que puede darse”.Esta segunda discrepancia procede, en efecto, deque <strong>el</strong> contento de sí puede nacer tanto de la razóncomo de la pasión. Si nace de la razón, es “<strong>el</strong> mayorcontento que puede darse”, si nace de la pasión, escausa (o puede serlo) d<strong>el</strong> odio y la envidia. Ahorabien, ¿por qué es así?Mi tesis es que es así porque la idea que acompañaa la alegría en <strong>el</strong> contento de sí pasional, <strong>el</strong> que es(o, al menos, tiende a ser) causa d<strong>el</strong> odio y la envidia,es la idea inadecuada de la que dependen todos losprejuicios sobre nosotros mismos, esto es, <strong>el</strong> imaginarnosque somos libres.La razón es que imaginarnos siendo libres es <strong>el</strong>modo en que con más fuerza podemos imaginar, noconocer, aqu<strong>el</strong>lo que afirma nuestra potencia deobrar. Es <strong>el</strong> modo en que, tratándose de imaginacióny no de conocimiento, en mayor medida se afirmanuestra potencia de obrar. Esto es así, a su vez, porque,en ese caso, la potencia de obrar de cada uno es“percibida por sí misma, sin las otras” como diceSpinoza en la demostración de la proposición 49 d<strong>el</strong>a Parte III de la Ética. Imaginarnos siendo libres esla forma en que mejor podemos “distinguirnos”, <strong>el</strong>modo en que “con mayor distinción se imagina [lamente] a sí misma e imagina su potencia de obrar” 12 .Insisto en que es como mejor se “imagina” y no comomejor se conoce, o también se podría decir, como enla proposición 5 de la Parte V, que es así cuando lamente “simplemente [simpliciter]” se imagina a símisma. Se imagina simplemente a sí misma en untriple sentido. Se concibe sólo imaginariamente, sinrastro de conocimiento <strong>ver</strong>dadero. Se concibe a <strong>el</strong>lasola, sin rastro de las demás cosas. Y se concibe simple,indescomponible.En efecto, la creencia en la voluntad libre va indisolublement<strong>el</strong>igada a una concepción enteramente imaginariade nosotros mismos como identidades perfectamenteseparadas de todo lo demás y como serescompletamente simples. Ya que sólo (1) la exclusión detodo posible conocimiento <strong>ver</strong>dadero de las causas quenos llevan a actuar, (2) la distancia de la separacióncon respecto a los demás seres y (3) la imposibilidad deser resultado de una combinación de <strong>el</strong>ementos podríangarantizar que nuestras decisiones se tomasen sinque nada externo las determinara 13 .Ahora bien, si imaginamos, por <strong>el</strong> contrario, queuna cosa es necesaria, entonces “imaginaremos quees causa de ese afecto no <strong>el</strong>la sola, sino unida a otrascosas” 14 . Y por <strong>el</strong>lo, imaginarnos a nosotros mismoscomo necesarios, implica considerarnos confundidoscon otras cosas, sin podernos distinguir de lo que nosrodea. Y eso, sin ir más lejos, es lo que ocurre cuandoa la imaginaria libertad se opone <strong>el</strong> determinismoimaginario, que entonces es caracterizado por los defensoresde la voluntad libre como indistinción entre<strong>el</strong> hombre y la piedra; indistinción a la que oponen <strong>el</strong>hombre perfectamente inmaterial y, por tanto, distintode todo lo que percibimos 15 .Esto así, lo que enfatiza Spinoza respecto al imaginarque somos libres es que <strong>el</strong> afecto que sintamosrespecto a nosotros mismos será mucho mas vehe-12. E III, prop. 53.13. Me he extendido algo más sobre este tema al hilo de la reseña de Cuerpos, masas, poder. Spinoza y sus contemporáneos de WarrenMontag, publicada en <strong>el</strong> número anterior (2) de <strong>Youkali</strong>.14. E III, prop. 49.15. En la proposición 5 de la Parte V, Spinoza identifica “simplemente imaginar una cosa” con “imaginarla libre”. Dado que en E IV,prop. 11, habla claramente de imaginar una cosa como necesaria, entenderemos entonces que está ultima percepción exige algo deconocimiento.YOUKALI, 3 página 51 <strong>el</strong> materialismoISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
- Page 2 and 3: Youkali: revista crítica de las ar
- Page 4 and 5: EDITORIALCon unos días de retraso
- Page 6 and 7: YOUKALI, 3 página 6 el materialism
- Page 8 and 9: YOUKALI, 3 página 8 el materialism
- Page 10 and 11: YOUKALI, 3 página 10 el materialis
- Page 12: YOUKALI, 3 página 12 el materialis
- Page 15: La mirada de los humanos sobre el m
- Page 19 and 20: te distinto, desempeñado por los
- Page 21: Lo cierto es que si atendemos al co
- Page 24 and 25: YOUKALI, 3 página 24 el materialis
- Page 26 and 27: YOUKALI, 3 página 26 el materialis
- Page 28 and 29: YOUKALI, 3 página 28 el materialis
- Page 30 and 31: YOUKALI, 3 página 30 el materialis
- Page 32 and 33: YOUKALI, 3 página 32 el materialis
- Page 34 and 35: YOUKALI, 3 página 34 el materialis
- Page 36 and 37: YOUKALI, 3 página 36 el materialis
- Page 38 and 39: YOUKALI, 3 página 38 el materialis
- Page 40 and 41: YOUKALI, 3 página 40 el materialis
- Page 42 and 43: YOUKALI, 3 página 42 el materialis
- Page 44 and 45: YOUKALI, 3 página 44 el materialis
- Page 46 and 47: YOUKALI, 3 página 46 el materialis
- Page 48 and 49: YOUKALI, 3 página 48 Sel materiali
- Page 52 and 53: YOUKALI, 3 página 52 el materialis
- Page 54 and 55: YOUKALI, 3 página 54 el materialis
- Page 56 and 57: YOUKALI, 3 página 56 el materialis
- Page 58 and 59: YOUKALI, 3 página 58 el materialis
- Page 60 and 61: El amor libreYOUKALI, 3 página 60
- Page 62 and 63: YOUKALI, 3 página 62 el materialis
- Page 64 and 65: YOUKALI, 3 página 64 el materialis
- Page 66 and 67: YOUKALI, 3 página 66 el materialis
- Page 68 and 69: YOUKALI, 3 página 68 el materialis
- Page 70 and 71: YOUKALI, 3 página 70 el materialis
- Page 72 and 73: YOUKALI, 3 página 72 el materialis
- Page 74 and 75: YOUKALI, 3 página 74 Elementos de
- Page 76 and 77: YOUKALI, 3 página 76 Elementos de
- Page 78 and 79: YOUKALI, 3 página 78 Elementos de
- Page 80 and 81: YOUKALI, 3 página 80 Elementos de
- Page 82 and 83: YOUKALI, 3 página 82 Elementos de
- Page 84 and 85: YOUKALI, 3 página 84 Elementos de
- Page 86 and 87: YOUKALI, 3 página 86 Elementos de
- Page 88 and 89: YOUKALI, 3 página 88 Elementos de
- Page 90 and 91: YOUKALI, 3 página 90 Elementos de
- Page 92 and 93: YOUKALI, 3 página 92 Elementos de
- Page 94 and 95: YOUKALI, 3 página 94 Elementos de
- Page 96 and 97: YOUKALI, 3 página 96 Elementos de
- Page 98 and 99: YOUKALI, 3 página 98 Elementos de
- Page 100 and 101:
YOUKALI, 3 página 100 Elementos de
- Page 102 and 103:
YOUKALI, 3 página 102 Elementos de
- Page 104 and 105:
YOUKALI, 3 página 104 Elementos de
- Page 106 and 107:
YOUKALI, 3 página 106 Elementos de
- Page 108 and 109:
YOUKALI, 3 página 108 Elementos de
- Page 110 and 111:
YOUKALI, 3 página 110 Análisis de
- Page 112 and 113:
YOUKALI, 3 página 112 Análisis de
- Page 114 and 115:
YOUKALI, 3 página 114 Análisis de
- Page 116 and 117:
YOUKALI, 3 página 116 Análisis de
- Page 118 and 119:
YOUKALI, 3 página 118 Análisis de
- Page 120 and 121:
YOUKALI, 3 página 120 Análisis de
- Page 122 and 123:
YOUKALI, 3 página 122 Análisis de
- Page 124 and 125:
YOUKALI, 3 página 124 Análisis de
- Page 126 and 127:
YOUKALI, 3 página 126 Análisis de
- Page 128 and 129:
YOUKALI, 3 página 128 Un clásico,
- Page 130:
YOUKALI, 3 página 130 Un clásico,