YOUKALI, 3 página 30 <strong>el</strong> materialismodescribe en estos textos es significativamente distintoy sólo superficialmente coincidente con ese auténtico“arsenal” teórico llamado “Maquiav<strong>el</strong>o”, con <strong>el</strong>rol y <strong>el</strong> estatuto que éste jugará en la implantaciónd<strong>el</strong> materialismo d<strong>el</strong> encuentro.A través d<strong>el</strong> lenguaje potente y evocador d<strong>el</strong>materialismo aleatorio, aquí se intenta describir unobjeto teórico “distante”, como por ejemplo en estacuasi-definición que Althusser presenta d<strong>el</strong> “pensamientoen la coyuntura”. Es decir, qué significa paraMaquiav<strong>el</strong>o, pensar en la coyuntura <strong>el</strong> problema d<strong>el</strong>a unidad de un estado nacional italiano:19. Ibid, págs. 59-60.20. Cfr. por ejemplo Il Principe, VI.21. Cfr. otra vez Ibid, XXVI.22. Althusser, L., Politique et Histoire, cit., pág. 208.ISSN: 1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net¿Qué significa pensar dentro de la coyuntura?¿Pensar un problema político bajo la categoría decoyuntura? Ante todo significa tener en cuentatodas las determinaciones, todas las circunstanciasconcretas existentes, enumerarlas, detallarlas ycompararlas... Pero este inventario de los <strong>el</strong>ementosy de las circunstancias no es suficiente. Pensarbajo la categoría de coyuntura no es pensar sobre lacoyuntura, como si se reflexionara sobre un conjuntode datos concretos. Pensar bajo la coyunturaes literalmente someterse al problema que producee impone su caso [añadido manuscrito posterior]:<strong>el</strong> problema político de la unidad nacional, la constituciónde Italia en Estado nacional... Maquiav<strong>el</strong>ono hace más que registrar en su posición teórica unproblema que está objetivamente, históricamenteplanteado por <strong>el</strong> caso de [añadido manuscrito posterior]la coyuntura: no por simples comparacionesint<strong>el</strong>ectuales, sino por <strong>el</strong> enfrentamiento de lasfuerzas de clase existentes y su r<strong>el</strong>ación de desarrollodesigual. En definitiva, por su futuro aleatorio[añadido manuscrito posterior]. 19Otros ejemplos, r<strong>el</strong>ativos a Machiav<strong>el</strong> et nous, merecenexamen. El primero, que llama particularment<strong>el</strong>a atención, es <strong>el</strong> distinto modo en que Althusserhabla de Maquiav<strong>el</strong>o, utilizando las categorías aristotélicasde “materia” y “forma”. El mismo Maquiav<strong>el</strong>oemplea este lenguaje pero, una vez más, solamente <strong>el</strong>lenguaje y no los conceptos a los que, en cambio, conuna estrategia retórica querida por Spinoza, les da lavu<strong>el</strong>ta. Para Maquiav<strong>el</strong>o (en este caso un auténtico“hijo de la tierra” contra los “amigos de las formas”)parece darse –en contra de Aristót<strong>el</strong>es– una claraprevalencia de la materia sobre la forma. Una materiasana o una materia corrupta ofrecen a los actorespolíticos la “ocasión” de demostrar su virtud 20 . Portanto, todo lo contrario d<strong>el</strong> <strong>el</strong>emento pasivo aristotélico:Florencia es materia apta para ser ordenada comorepública y quien quisiera intentar lo contrario,es decir, imponerle una forma distinta, fracasaría necesariamente.No es casualidad que la pareja materia/formasea utilizada preferentemente por Maquiav<strong>el</strong>ojunto con la de fortuna/ocasión 21 .Ahora bien, en este sentido, en <strong>el</strong> curso de 1962,Althusser se expresa de forma más nítida, separandoclaramente a Maquiav<strong>el</strong>o de las categorías y de losconceptos aristotélicos:La “materia” política de la que habla Maquiav<strong>el</strong>ocuando tiene a la vista la situación italiana no es comparablecon la potencia aristotélica, quecarece deforma y, a la vez, aspira a <strong>el</strong>la, y que contiene (como<strong>el</strong> bloque de marmol en <strong>el</strong> que ciertas vetas sugierenla forma que le dará <strong>el</strong> escultor) <strong>el</strong> esbozo futuro.Todavía es menos comparable incluso con la formaque lleva en su interior <strong>el</strong> momento heg<strong>el</strong>iano de lahistoria (que encierra en sí, sin saberlo, la formaimplícita que, una vez rechazada la forma antiguaexistente, aparecerá con <strong>el</strong> advenimiento de la nuevaépoca). No: la materia es puro vacío de forma, puraexpectativa informe de forma. La materia italiana esuna potencia vacía, que espera que una forma le seaaportada e impuesta desde afuera. 22
Se trata d<strong>el</strong> reconocimiento –añade Althusser– de la“contingencia radical” por la que la forma nueva se“aplica” a la materia existente. La necesidad de unanueva forma tiene como condición la radical contingenciade un nuevo comienzo.Ahora bien, a esta conclusión, tan claramenteavanzada en 1962, le sigue en los escritos posteriores,una actitud más ambivalente y borrosa. ¿Cuál es laforma –se pregunta Althusser– bajo la cual reunirtodas las fuerzas positivas disponibles para llevar acabo <strong>el</strong> objetivo político de la unidad nacional? Esaforma es <strong>el</strong> príncipe, un individuo excepcional, dotadode virtudes excepcionales que, en circunstanciasexcepcionales será capaz de movilizar las fuerzas necesarias23 . Es casi una filosofía de la historia la queemerge de este príncipe maquiav<strong>el</strong>iano:El príncipe de Maquiav<strong>el</strong>o es un soberano absolutoal que la historia “confía una tarea” decisiva: la dedar “forma” a una “materia que aspira a su forma”, lanación. El príncipe nuevo de Maquiav<strong>el</strong>o es, así, unaforma política definida, encargada de realizar las exigenciashistóricas que están “a la orden d<strong>el</strong> día”: laconstitución de una nación. 24Naturalmente, detrás de estas consideraciones,está la lectura de Gramsci y d<strong>el</strong> príncipe nuevo. Auninvitando a “sopesar” estas palabras de Gramsci, Althussercomparte y valora su empresa política y cultural:«he aquí, en la noche d<strong>el</strong> fascismo, como Maquiav<strong>el</strong>ole habla a Gramsci: al futuro. Y <strong>el</strong> ModernoPríncipe arroja luz sobre su Príncipe Nuevo: Gramsciescribe que El príncipe es un “manifiesto” y una “utopíarevolucionaria”. Digamos, para resumir, que es“un manifiesto utópico revolucionario” 25 .Ahora bien, si por un lado no se le puede escapara Althusser toda la carga filosófica de este lenguaje,por <strong>el</strong> otro parece dispuesto, en cambio, a amoldar aMaquiav<strong>el</strong>o sobre la lectura de Gramsci. Si Althusserse aleja de Gramsci en muchos aspectos, como porejemplo sobre la idea de compenetración entre fuerzay consenso 26 , aquí, en cambio, parece acogerloplenamente, llegando a decir queAunque las nuevas r<strong>el</strong>aciones de la teoría con laAntigüedad, que acabamos de analizar, resultan originalesy formalmente fecundas, no se hallan desprovistasde una cierta ilusión: la ilusión utópica. Si es<strong>ver</strong>dad que toda utopía busca en <strong>el</strong> pasado la garantíay la forma d<strong>el</strong> futuro, Maquiav<strong>el</strong>o, que busca enRoma la solución futura al problema político de Italia,no escapa a la ilusión de la utopía. 27Un Maquiav<strong>el</strong>o utópico, por tanto, prisionero deuna “ilusión” y de los límites de su propio análisis.Sería posible destacar otros ejemplos, para mostrarla ambivalencia y las debilidades de la lectura althusserianade Maquiav<strong>el</strong>o. Pero creo que es más interesante,en este punto, plantear un problema diferentea estos textos. Abandonar por un momento la lectura,para centrarse en <strong>el</strong> problema teórico que emerged<strong>el</strong> encuentro entre Althusser y Maquiav<strong>el</strong>o. “Debeconsiderarse –escribe Althusser– no la literalidadformal de los textos de Maquiav<strong>el</strong>o, sino su funcionamiento”28 . Quizá sea oportuno ahora, d<strong>el</strong> mismomodo, dejar la “literalidad formal” de los textos deAlthusser para considerar su funcionamiento teórico.23. Althusser, L., Machiav<strong>el</strong> et nous, cit., pág. 61.24. Ibid, pág. 54.25. Ibidem.26. Cfr. Montag, W., “Beyond Force and Consent: Althusser, Spinoza, Hobbes”, en A. Callari, D.F. Ruccio (eds.), PostmodernMaterialism and the Future of Marxist Theory, Wesleyan Uni<strong>ver</strong>sity Press, Hano<strong>ver</strong> and London 1996, págs. 91-106.27. Althusser, L., Machiav<strong>el</strong> et nous, cit., pág. 97.28. Ibid, págs. 86-87.YOUKALI, 3 página 31 <strong>el</strong> materialismoISSN:1885-477Xwww.tierradenadieediciones.comwww.youkali.net
- Page 2 and 3: Youkali: revista crítica de las ar
- Page 4 and 5: EDITORIALCon unos días de retraso
- Page 6 and 7: YOUKALI, 3 página 6 el materialism
- Page 8 and 9: YOUKALI, 3 página 8 el materialism
- Page 10 and 11: YOUKALI, 3 página 10 el materialis
- Page 12: YOUKALI, 3 página 12 el materialis
- Page 15: La mirada de los humanos sobre el m
- Page 19 and 20: te distinto, desempeñado por los
- Page 21: Lo cierto es que si atendemos al co
- Page 24 and 25: YOUKALI, 3 página 24 el materialis
- Page 26 and 27: YOUKALI, 3 página 26 el materialis
- Page 28 and 29: YOUKALI, 3 página 28 el materialis
- Page 32 and 33: YOUKALI, 3 página 32 el materialis
- Page 34 and 35: YOUKALI, 3 página 34 el materialis
- Page 36 and 37: YOUKALI, 3 página 36 el materialis
- Page 38 and 39: YOUKALI, 3 página 38 el materialis
- Page 40 and 41: YOUKALI, 3 página 40 el materialis
- Page 42 and 43: YOUKALI, 3 página 42 el materialis
- Page 44 and 45: YOUKALI, 3 página 44 el materialis
- Page 46 and 47: YOUKALI, 3 página 46 el materialis
- Page 48 and 49: YOUKALI, 3 página 48 Sel materiali
- Page 50 and 51: YOUKALI, 3 página 50 el materialis
- Page 52 and 53: YOUKALI, 3 página 52 el materialis
- Page 54 and 55: YOUKALI, 3 página 54 el materialis
- Page 56 and 57: YOUKALI, 3 página 56 el materialis
- Page 58 and 59: YOUKALI, 3 página 58 el materialis
- Page 60 and 61: El amor libreYOUKALI, 3 página 60
- Page 62 and 63: YOUKALI, 3 página 62 el materialis
- Page 64 and 65: YOUKALI, 3 página 64 el materialis
- Page 66 and 67: YOUKALI, 3 página 66 el materialis
- Page 68 and 69: YOUKALI, 3 página 68 el materialis
- Page 70 and 71: YOUKALI, 3 página 70 el materialis
- Page 72 and 73: YOUKALI, 3 página 72 el materialis
- Page 74 and 75: YOUKALI, 3 página 74 Elementos de
- Page 76 and 77: YOUKALI, 3 página 76 Elementos de
- Page 78 and 79: YOUKALI, 3 página 78 Elementos de
- Page 80 and 81:
YOUKALI, 3 página 80 Elementos de
- Page 82 and 83:
YOUKALI, 3 página 82 Elementos de
- Page 84 and 85:
YOUKALI, 3 página 84 Elementos de
- Page 86 and 87:
YOUKALI, 3 página 86 Elementos de
- Page 88 and 89:
YOUKALI, 3 página 88 Elementos de
- Page 90 and 91:
YOUKALI, 3 página 90 Elementos de
- Page 92 and 93:
YOUKALI, 3 página 92 Elementos de
- Page 94 and 95:
YOUKALI, 3 página 94 Elementos de
- Page 96 and 97:
YOUKALI, 3 página 96 Elementos de
- Page 98 and 99:
YOUKALI, 3 página 98 Elementos de
- Page 100 and 101:
YOUKALI, 3 página 100 Elementos de
- Page 102 and 103:
YOUKALI, 3 página 102 Elementos de
- Page 104 and 105:
YOUKALI, 3 página 104 Elementos de
- Page 106 and 107:
YOUKALI, 3 página 106 Elementos de
- Page 108 and 109:
YOUKALI, 3 página 108 Elementos de
- Page 110 and 111:
YOUKALI, 3 página 110 Análisis de
- Page 112 and 113:
YOUKALI, 3 página 112 Análisis de
- Page 114 and 115:
YOUKALI, 3 página 114 Análisis de
- Page 116 and 117:
YOUKALI, 3 página 116 Análisis de
- Page 118 and 119:
YOUKALI, 3 página 118 Análisis de
- Page 120 and 121:
YOUKALI, 3 página 120 Análisis de
- Page 122 and 123:
YOUKALI, 3 página 122 Análisis de
- Page 124 and 125:
YOUKALI, 3 página 124 Análisis de
- Page 126 and 127:
YOUKALI, 3 página 126 Análisis de
- Page 128 and 129:
YOUKALI, 3 página 128 Un clásico,
- Page 130:
YOUKALI, 3 página 130 Un clásico,