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¿es analizable el paciente pobre?

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• • • • •F U N D A M E N T O Shablar de un proyecto de nación, ya que estos contrastesnos hablan de dos o más Méxicos, pues si persiste esta concentraciónde la riqueza excesiva en pocas manos frente alcrecimiento de la miseria de amplios sectores sociales, muydifícilmente se va a poder establecer la unidad nacionalcomo tal.III. RESISTENCIA INDÍGENA Y ESTADO DE DERECHO:DE LA OBEDIENCIA CIVIL A LA DESOBEDIENCIA ARMADALa resistencia indígena surgió como respuesta a las violaciones,tanto sociales como individuales, de sus derechoshumanos. Es decir, la preocupación de contar con un Estadode derecho que responda a sus intereses es diversa.Se podría decir que se manifiesta de dos formas:a) en aqu<strong>el</strong>los que todavía confían en <strong>el</strong> Estado de derecho;b) en aqu<strong>el</strong>los que ya no confían en él y han <strong>el</strong>egidootros caminos, como <strong>el</strong> de la desobediencia armada.Los grupos, comunidades y organizaciones indígenasque todavía creen en <strong>el</strong> Estado de derecho, consideran quemediante <strong>el</strong> mismo pueden hacer valer sus derechos, y porlo tanto canalizan por él sus demandas. Al interior de estegrupo podemos encontrar a organizaciones que mantienenuna actitud crítica y otras que no.Sin embargo, la muestra más clara de que en nuestropaís no existe un Estado de derecho que garantice cabal ytotalmente los derechos sociales de los indígenas, lo evidencióla reb<strong>el</strong>ión indígena de las comunidades de Chiapas.Ellas pusieron a la luz d<strong>el</strong> día la deuda social históricapara con los pueblos indios; es decir, nos recordaron quesu existencia transcurría bajo condiciones extremas de<strong>pobre</strong>za y de una fuerte represión política y, sobre todo,que no se trataba de un problema regional sino que másbien hundía sus raíces en los factores estructurales d<strong>el</strong> proyectoneoliberal.La reb<strong>el</strong>ión armada nos indicó que existen comunidadesindígenas que ya no confian más en <strong>el</strong> supuesto Estadode derecho existente. No cabe duda que para entender porqué llegaron a tomar esta medida habría que acudir a lasreformas al artículo 27 constitucional y a las violacionespermanentes y sistemáticas de sus derechos sociales e individuales.Si <strong>el</strong> movimiento indígena no ha evolucionado haciaposiciones totalmente violentas es porque estas comunidadestodavía perciben que <strong>el</strong> Estado de derecho puedegarantizar sus intereses; sin embargo, ya se presentó unmovimiento de desobediencia armada que podría generalizarsesi no se presentan cambios reales; es decir, si <strong>el</strong> Estadode derecho no cambia hacia <strong>el</strong> reconocimiento y defensareal de los derechos indígenas.CONCLUSIONESComo podemos observar, la mayoría de los derechos socialesde los indígenas, como los de otros mexicanos, sonviolados sistemáticamente por <strong>el</strong> proyecto de desarrolloen los ámbitos nacional y regional. El derecho a la tierra, ala educación, a la salud, a la vivienda digna, a contar con uningreso decoroso, entre otros, nos muestra que la exclusiónde estos mexicanos es parte d<strong>el</strong> costo social que senos obliga a pagar a cambio de nuestro ingreso a la modernizaciónsalvaje que se nos ha impuesto como vía para salirde la crisis.La presencia de un Estado de derecho, en lo formal, nose puede negar. Existen una serie de normas que significanun avance. Al mismo tiempo se pueden observar una seriede programas compensatorios a la <strong>pobre</strong>za y extrema <strong>pobre</strong>za,como son los que implementan <strong>el</strong> Instituto NacionalIndigenista (INI), La Secretaria de Desarrollo Social (SEDESOL),<strong>el</strong> sistema de salud, etcétera. Sin embargo, tanto lanormatividad como esta política social, no están a la alturad<strong>el</strong> compromiso de justicia social que <strong>el</strong> Estado mexicanoadquirió frente a campesinos, indígenas y obreros.La exclusión de estos sectores sociales nos muestra que<strong>el</strong> problema de la <strong>pobre</strong>za y extrema <strong>pobre</strong>za es estructural;es decir, tiene que ver con <strong>el</strong> Estado de derecho y con <strong>el</strong>proyecto de nación. Mientras no se presenten cambios eneste sentido, es imposible pensar en una integración pacíficade los indígenas al proyecto de nación como sociedad.La emergencia indígena d<strong>el</strong> lo. de enero de 1994, sinduda hunde sus raíces en esta exclusión estructural de lacual han sido objeto los indígenas por más de 500 años. Sise desea terminar con estas reb<strong>el</strong>iones es importante consideraruna estrategia de integración no excluyente quepermita y posibilite un diálogo entre <strong>el</strong> mundo indígena y <strong>el</strong>mestizo.Desde esta perspectiva, <strong>el</strong> reconocimiento de la autonomíaindígena y su incorporación estructural en <strong>el</strong> marcode un Estado de derecho bien podría facilitar la integraciónde los indígenas a la redefinición d<strong>el</strong> pacto social.Si no se da en estos términos, lo que va a suceder es seguirdejando de lado a los indígenas, retrasando lo que yaes una realidad: <strong>el</strong> reconocimiento jurídico-político de losindígenas como un sector social con una serie de estrategiasque nos muestran la presencia de un actor importantede la sociedad mexicana. (Ü>• • • • •Manu<strong>el</strong> Ramírez es maestro en Ciencias Políticas y Socialesde la UIA Santa Fe.8• ••

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