que era inútil tratar de atacarle, pero, de todos modos, no podíarendirse.Un nuevo embate de Ordulkar hizo caer a <strong>Lorris</strong> al su<strong>el</strong>o. El<strong>el</strong>fo alzó la espada para protegerse, y su mano izquierda tocó algo fríoy cortante. "Arsis", pensó. "Mi único dios y señor, ¡ayúdame!".-¡Kerin! -gritó-. ¡Ataca!-No atravesará mi escudo, <strong>Lorris</strong>, y tú lo sabes -dijo Ordulkar-.Podría matarlo. Y a ti también: ya me he cansado d<strong>el</strong> juego, y ya nome eres de ninguna utilidad.El <strong>el</strong>fo cogió <strong>el</strong> pedazo de espejo y lo enfocó de tal manera querecogiera plenamente los rayos de Arsis. Kerin retrocedió. Ordulkaralzó la espada, dispuesto a segar la vida d<strong>el</strong> <strong>el</strong>fo.<strong>Lorris</strong>, aún en <strong>el</strong> su<strong>el</strong>o, dirigió <strong>el</strong> rayo de luz haciaCortacabezas, preso de una súbita inspiración.El Hacha Real pareció atrapar aqu<strong>el</strong>la luz, porque la proyectócomo si fuera propia. La magia d<strong>el</strong> arma, dormida desde hacía tantotiempo, despertó.El príncipe enano enarboló <strong>el</strong> Hacha Real y la volteó porencima de su cabeza, ajeno a su poderoso brillo, y la arrojó endirección a Ordulkar, con un grito salvaje.El tirano, al oír silbar <strong>el</strong> hacha, bajó la espada por un momentoy se volvió hacia Kerin.Pero Cortacabezas, como una est<strong>el</strong>a de fuego, cortando <strong>el</strong> aire,dando vu<strong>el</strong>tas sobre sí misma, rompió <strong>el</strong> escudo invisible, llegó alcu<strong>el</strong>lo de Ordulkar y lo segó de un tajo, atravesando la poderosaarmadura negra.El oscuro adalid cayó muerto, decapitado, sobre <strong>Lorris</strong>.El <strong>el</strong>fo, todavía con él trozo de espejo en la mano, se librójadeante de aqu<strong>el</strong>la pesada carga que lo salpicaba de sangre. Quisof<strong>el</strong>icitar a Kerin por su exc<strong>el</strong>ente puntería, pero tenía la garganta seca.<strong>Elfo</strong> y enano cruzaron una mirada.Ese rayo de luz -susurró <strong>el</strong> príncipe, la frente bañada en sudorledio fuerza a Cortacabezas.<strong>Lorris</strong> asintió.-La fuerza de la justicia –dijo.
Capítulo VIII: "El Manantial"Ordulkar había muerto. El Reino de los Enanos estaba libre.Cuando <strong>Lorris</strong>, Kerin y los demás enanos se reunieron con susamigos fuera de la fortaleza bajo la rosada luz de la aurora, apenaspudieron hablar. Habían vencido.Elga y <strong>Lorris</strong> se abrazaron.-Creí que te mataría -dijo Elga.-Mala hierba nunca muere -le recordó <strong>Lorris</strong> sonriendo-. Y yosoy una hierba de las peores.Se volvió hacia los enanos.-Hemos ganado una batalla, pero no la guerra.-advirtió-. Mipueblo se halla aún en p<strong>el</strong>igro. Ordulkar servía a alguien máspoderoso que él, y que tiene una extraña manía a los <strong>el</strong>fos. He dereemprender mi viaje. Seguiré <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o de la lechuza y tal vez meconduzca hasta la verdad.Elga, al oírlo hablar así, se sorprendió de lo mucho que habíacambiado su amigo. Había madurado, sí. O, al menos, así se lo parecióa <strong>el</strong>la.Kerin le miró pensativo y dijo:-Me gustaría acompañarte.-Pero no puede ser -replicó <strong>Lorris</strong>-. Vas a ser coronado Rey d<strong>el</strong>os enanos. Tu pueblo te necesita aquí.Los ojos d<strong>el</strong> <strong>el</strong>fo se fueron sin querer hacia la inacabadafortaleza. Kerin lo vio.-Derribaremos eso -dijo, adivinando los pensamientos de<strong>Lorris</strong>-. Lo echaremos abajo. Aún es vulnerable.-Te necesitan -repitió <strong>Lorris</strong>.-Me gustaría poder pagarte de alguna manera lo que has hechopor nosotros. Los ojos d<strong>el</strong> <strong>el</strong>fo brillaron divertidos por un momento..-Un descanso -sugirió-. Creo que es algo que necesitamos todos,¿no? ¡Una buena cama y un buen desayuno!Kerin acogió la ocurrencia con una carcajada.-¡Hecho! -dijo.Apenas una hora más tarde <strong>Lorris</strong> y Elga se hallaban en una de
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