You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
d<strong>el</strong> bolsillo, comenzó a tallarla.Elga lo observó durante un rato.-Elegido -dijo con sorna.-Ya te dije que era una historia extraña -le recordó Izan-. Yo tehe contado la verdad; si no me crees es problema tuyo, no mío.-Ojalá estuviera aquí la Reina Nerida -comentó <strong>Lorris</strong> con unaalegre carcajada-. Ella sabría si... ¡ay!El <strong>el</strong>fo gimió. Elga acababa de hacer <strong>el</strong> nudo de la venda, y lohabía apretado demasiado fuerte. Parecía enfadada.-<strong>Lorris</strong>, no creo que deba acompañarnos -dijo-. No confío en él.<strong>Lorris</strong> no respondió. Se incorporó con cuidado. Entonces Izanse le acercó y le tendió la rama que había estado tallando.-Toma -dijo-. Te vendrá bien.Era un bastón. <strong>Lorris</strong> lo aceptó, agradecido.-Muchas gracias. Creo que, puesto que ya puedo andar más omenos, podríamos ponernos en camino.-¿En camino hacia dónde? -inquirió Elga, molesta-. Ni siquierasabemos dónde estamos.<strong>Lorris</strong> sólo la escuchaba a medias. Miraba a todos los lados.-¿Dónde está Ona? -preguntó.Entonces fue cuando los otros se dieron cuenta de la ausencia d<strong>el</strong>a pequeña fugaz.-Estaba aquí hace un momento -observó Elga-. Qué extraño.-¡Escuchad! -se oyó en aqu<strong>el</strong> momento la voz de Ona.Todos se volvieron hacia <strong>el</strong> lugar de donde provenía. Onallegaba volando. Cuando alcanzó <strong>el</strong> lugar donde la esperaban losdemás, se posó con <strong>el</strong>egancia sobre <strong>el</strong> hombro de <strong>Lorris</strong>.-Hay un arroyo no lejos de aquí -dijo-. Podríamos ir a renovarlas reservas de agua.<strong>Lorris</strong> asintió.-Es buena idea. Llévanos hasta allá, Ona.La fugaz emprendió <strong>el</strong> vu<strong>el</strong>o, y los otros la siguieron. <strong>Lorris</strong>estaba aún muy débil, pero gracias al bastón que le habíaproporcionado Izan, podía andar algo más deprisa.Pronto llegaron al arroyo que Ona les había anunciado. Después