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Lorris el Elfo - Laura Gallego

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pequeños cuerpecitos, sus ojos r<strong>el</strong>uciendo de ira.Planearon sobre los duendes y dieron vu<strong>el</strong>tas alrededor de <strong>el</strong>los,aunque fuera de su alcance. Los duendes, viendo que se les escapaban,trataron de capturarlos.Ona se apartó d<strong>el</strong> grupo y voló rauda sobre <strong>el</strong> Rey de losduendes. El monarca intentó atraparla, pero <strong>el</strong>la se zafó ágilmente y,ayudada por dos de sus compañeros alados, cogió la corona que <strong>el</strong>Rey llevaba en la cabeza y se la llevó volando.-¡¡Mi corona!! -aulló <strong>el</strong> Rey de los duendes-. ¡La Real Corona!¡Ladrones! ¡Rateros! ¡Criminaaaales!Todos los duendes se detuvieron como si se hubiera parado <strong>el</strong>tiempo. Sólo <strong>el</strong> Rey berreaba como un niño al que le han quitado sujuguete favorito: -¡La corona! ¡Recuperad mi corona!Los duendes miraron titubeantes primero a la corona que sealejaba volando, después al resto de fugaces liberados y finalmente a<strong>Lorris</strong> y a Elga.-¡Olvidaos de <strong>el</strong>los! -chilló <strong>el</strong> Rey-. ¡Sólo quiero mi corona!Y todos los duendes echaron a correr tras la corona voladora.-¡Ésta es la nuestra, <strong>Lorris</strong>! -susurró Elga.Ayudó al <strong>el</strong>fo a ponerse en pie.Los duendes ya se habían perdido entre la espesura. Se habíanquedado solos en <strong>el</strong> claro. Un fugaz se les acercó y le dijo a Elga aloído:-Volvemos a casa, y nos llevamos la corona a nuestro Reino.Gracias por todo, y mucha suerte.Elga asintió. El fugaz se reunió con los demás y todos echaron avolar en bandada tras Ona, sus dos compañeros y la corona fugitiva.-Hemos de aprovechar ahora -gimió <strong>Lorris</strong>.Se apoyó en <strong>el</strong> hombro de Elga para avanzar.-Mira que eres tonto -se oyó de pronto una voz-. ¿Cómo haspodido herirte tú solo?<strong>Lorris</strong> y Elga se pararon en seco y miraron a su alrededor,caut<strong>el</strong>osos. Sin embargo, la voz no parecía ser la de un duende.-¡Eh, chica! ¡Aquí!Elga dejó a <strong>Lorris</strong> por un momento y se acercó al rincón oscuro

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