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Persio Flaco, Aulo - Sátiras [pdf] - Historia Antigua

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<strong>Aulo</strong> <strong>Persio</strong> <strong>Flaco</strong> S á t i r a s 11Multum et verae gloriae quamvis uno libro Persius meruit 10 . Unos años antes, Marcial, alrecomendar la brevedad como don inestimable en literatura, había cerrado un epigrama con eldístico: Saepius in libro numeratur Persius uno / quam levis in tota Marsus Amazonide 11 . Es ciertoque Juvenal, al recordar los grandes satíricos de Roma, no menciona a <strong>Persio</strong>, pero se sirve endiversos pasajes de su obra de frases típicamente persianas. Sólo la época frontoniana, de tendenciaarcaizante, carece de alusiones a nuestro poeta. Pero luego se multiplican las citas y los elogios, a loque contribuye el espíritu de los primeros siglos del Cristianismo, cuya ética concordaba con elvalor moral y no pocas ideas de la doctrina estoica. <strong>Persio</strong> es recordado por los apologistas y lospadres de la Iglesia: Tertuliano, Lactancio, Jerónimo, Agustín, Isidoro de Sevilla; es conocido porlos poetas, como Ausonio, Prudencio, Sedulio y Sidonio Apolinar; es mencionado y estudiado porlos gramáticos más famosos, como Diomedes, Donato, Servio y Probo.A esta misma época, a comienzos del siglo v, se remonta la más antigua emendatio o revisiónconocida del texto de las Sátiras: exactamente al año 402, en que un erudito, Flavio JulioTrifoniano Sabino, revisó en Barcelona un manuscrito de <strong>Persio</strong>, arquetipo de los códices posteriores,al que puede atribuirse la denominación de recensio Sabiniana o Barcinonensis. Loscódices de <strong>Persio</strong> se multiplicaron notablemente a partir del siglo iv hasta el punto de que no hayninguna biblioteca en Europa que no posea uno más o menos antiguo o reciente. Aunque su númeropuede llegar al centenar y medio, la moderna crítica textual sostiene que, para obtener un buentexto, basta acudir a unos pocos, no más de diez, los más antiguos y de reconocida autoridad. Todoslos indicios y testimonios demuestran que <strong>Persio</strong> no dejó, durante la Edad Media, de ser leído,buscado, glosado y transcrito con un incesante afán, que perdura hasta los tiempos modernos, almenos por lo que atañe al interés de los eruditos, a pesar de las opiniones hostiles al poeta por ladificultad o el hermetismo de su estilo. Puede afirmarse que, después de Virgilio, Horacio yJuvenal, <strong>Persio</strong> ha sido el poeta latino que ha gozado del mayor número de escoliastas ycomentaristas.La época humanística continuó dedicando al poeta toda la atención de editores y glosadores, perono cesaron —aunque de forma esporádica—, como advertíamos más arriba, las voces deincomprensión o de abierta censura, entre los estudiosos, ante la producción satírica de <strong>Persio</strong>.Contra la irrupción, a veces desabrida y brutal, de tales detractores se levantaron los disidentes,entre los cuales sobresalió el que más derecho tenía de asumir la defensa de <strong>Persio</strong> por haber sido,después de los antiguos escoliastas, el que más que nadie contribuyó a explorar y esclarecer lamentalidad del poeta: el humanista suizo Isaac Casaubon (1559-1614). Éste, al admitir que <strong>Persio</strong>ensombreció deliberadamente, una y otra vez, su pensamiento, se anticipaba al juicio de los críticosmodernos ante el fenómeno de la poesía hermética. No siempre son suficientes la nitidez o lacordura para explicar la obscuridad: los temas más inocentes, como acontece en <strong>Persio</strong>, pueden servíctimas del mismo conflicto. Las modernas ediciones comentadas de <strong>Persio</strong> y la abundancia deensayos, artículos y monografías que se han dedicado al satírico 12 no olvidan las sabias directricesde Casaubon, sin dejar de reconocer las frecuentes ambigüedades que presenta su estilo: tampocoescasean éstas en el mismo Virgilio. Sólo los poetas mediocres no suscitan discusiones ni necesitanintérpretes.MIQUEL DOLÇ10 QUINTILIANO, X 1 , 94; cf. XII 10, 2611 MARCIAL, IV 29, 7-8.12 Véanse en la Bibliografía los principales títulos.

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