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Persio Flaco, Aulo - Sátiras [pdf] - Historia Antigua

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<strong>Aulo</strong> <strong>Persio</strong> <strong>Flaco</strong> S á t i r a s 21Mira 17 cómo una abuela o una tía materna llena de supersticiones levanta de su cuna a un niño ycon el dedo infame y saliva lustral 18 empieza por purificarle la frente y los húmedos labios, pues esexperta en conjuros contra el aojamiento 19 . Luego sacude al lactante con sus manos, [35] y su votoferviente osa empujar la frágil esperanza hacia los latifundios de Licino 20 y los grandes palacios deCraso: «Que el rey y la reina le deseen como yerno, que las jóvenes se lo arrebaten, que allí dondehaya pisado nazcan rosas». Pero yo estos votos, no se los confío a una nodriza. ¡Niégaselos, Júpiter,aunque te los haga vestida de [40] blanco!» 21Pides energía para tus nervios y un cuerpo que no venga a menos con la vejez. De acuerdo: peroaquellos platos opíparos y aquellas pingües salchichas se aprestan siempre a impedir a los diosesescucharte y paralizan la buena voluntad de Júpiter 22 .Sacrificas un buey y pides lograr amasar una fortuna; con entrañas de víctimas invocas aMercurio 23 : «Hazme [45] la gracia de hacer prosperar mi casa, concédeme ganado y rebañosfecundos». ¿Y cómo lo harías, malvado, si haces fundirse en el fuego del altar las tripas de tantasterneras 24 ? Él, a pesar de todo, se obstina en superar la circunstancia a fuerza de inmolación debestias, de ofrecer tortas rellenas 25 : «Ya se incrementan mis tierras, ya prosperan mis hatos, loconseguiré, sí, sí...» hasta que, con [50] desilusión y desesperada, una moneda suspira en vano en elfondo de la bolsa.Si yo te llevase el don de cráteras de plata o de otros objetos recamados ricamente de oro,sudarías y en el lado derecho de tu pecho tu corazón, trepidante de contento, destilaría gotas 26 . Deahí te ha venido la obsesión de aplicar una mano del oro de las ovaciones 27 a la faz de los dioses:«Entre los hermanos de bronce 28 deben ocupar el [55] primer lugar aquellos que nos mandan unossueños libres de constipados 29 : tales dioses tendrán las barbas de oro 30 ». El oro quitó ya de en mediolos vasos de tierra de Numa y los bronces saturnios 31 , y sustituye a las urnas de las vestales y lasarcillas etruscas 32 . ¡Oh almas [60] agachadas hasta el suelo y vacías de pensamientos celestiales,¿de qué aprovecha introducir en los templos nuestros usos y reputar como gratos a los dioses losantojos de nuestra pulpa criminal? Es ella la que nos ha empujado, por su gusto, a estropear el aceitedisolviéndole la esencia, y a teñir en caliente la lana de Calabria con la púrpura [65] corruptora; esella la que nos ha impulsado a rascar la perla de su concha, y a sacar de simple polvo venas de metalincandescente 33 . Peca también ella, peca ciertamente, pero por lo menos extrae algún provecho de17 Cambio de escena: pasamos de las plegarias impías a las sencillamente insensatas.18 El digitus infamis era el dedo en medio de ambas manos; agitarlo extendido daba a entender prácticas sodomíticas.De todos modos en lenguaje corriente y algo vulgar significaba simplemente el dedo mencionado. Aplicar saliva erauna práctica apotropaica que rechazaba daños morales y materiales.19 Es la conocida superstición según la cual ciertos males se pueden pegar o transmitir mirándole a uno fijamente.20 Las riquezas de Licino, liberto de Augusto, y las de Marco Licinio eran proverbiales. [La nota falta en la ediciónimpresa. Nota del escaneador]21 Cuando la plegaria revestía solemnidad especial requería ser efectuada llevando vestidos blancos.22 Es decir, ya los antiguos eran conscientes de que la sobriedad en el comer y en el beber fomenta la buena salud. Losdioses no podrán hacer nada si atentamos contra ella.23 En contraposición a Hércules (cf. nota 7), Mercurio era el dios del lucro comercial, y también el protector del ganado.24 No está muy claro lo que <strong>Persio</strong> quiere decir, seguramente que el solicitante es una mala persona y que los dioses noatienden a sus ruegos.25 Las tortas rellenas eran ofrendas típicas a los dioses.26 Se habla no sin razón de la oscuridad de <strong>Persio</strong>. Aquí el satírico establece una comparación muy implícita: ¿por elhecho de que tú te alegres si te regalan oro, crees que los dioses van a alegrarse de lo que les ofrezcas tú?27 Se trata del oro tomado al enemigo, y que el general exhibe en el desfile triunfal de regreso a Roma. Este desfile seefectuaba entre las ovaciones del gentío espectador, de ahí la denominación.28 Entre los dioses en general, entre sus imágenes fundidas en bronce.29 Los sueños verídicos, los más claros, no perturbados por los humores corpóreos.30 Era práctica frecuente sobredorar la barba y la cabeza de las imágenes de los dioses.31 Vasos de arcilla y arneses de bronce, evocados como símbolo de los tiempos más antiguos del Lacio.32 Terracotas etruscas y urnas de tierra de que antaño se servían las vestales en los actos de culto.33 La primera alusión es a los perfumes, siempre densos y como oleaginosos; la tercera es al proceso de obtención deloro por fusión de la ganga que lo contiene.

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