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Persio Flaco, Aulo - Sátiras [pdf] - Historia Antigua

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<strong>Aulo</strong> <strong>Persio</strong> <strong>Flaco</strong> S á t i r a s 15SÁTIRA I«¡Oh cuidados de los hombres! ¡Cuánta es la inanidad de las cosas!» 1 «¿Quién leerá esto?» «¿Melo preguntas a mí? Nadie, ¡por Hércules!» «¿Nadie?» «Quizás un par de personas, quizás ni una tansiquiera». «¡Qué vergüenza y qué miseria!» «¿Por qué? ¿Temes que Polidamante y que LasTroyanas 2 me pospongan a Labeón 3 ? ¡Tonterías! No porque la turbia Roma juzgue que una obra esde tres al cuarto tú vas a estar de acuerdo y enderezarás el fiel [5] descentrado de tal balanza, o tebuscarás fuera de ti. Vamos a ver, en Roma, ¿quién hay que no... 4 ? ¡Ah, si se pudiera hablar! Perosí, se puede. Entonces, cuando he observado nuestros cabellos blancos y nuestra triste vida, todo loque hacemos luego de haber dejado atrás los juegos [10] con las nueces 5 , cuando adoptamos laseveridad de nuestros tíos 6 , entonces, entonces... perdonadme». «No quiero». «Pero, ¿qué puedohacer? Tengo hiel agresiva y suelto la carcajada».Nos encerramos en nuestro estudio y nos ponemos a escribir, éste en prosa, aquél en verso, peropiezas sublimes que un pulmón pródigo de aliento emitirá jadeante 7 . Y es algo evidente que cuandotú, bien peinado, con la [15] toga recién almidonada y luciendo, en fin, la sardónica de tucumpleaños, blanco de pies a cabeza, y sentado en una cátedra elevada, leas en público tuscomposiciones, no sin antes haberte aclarado la garganta con gargarismos fluidos, te engreirás roto,con los ojos en blanco. Pero entonces verás cómo los Titos colosales 8 se estremecen de [20] maneraindecente, con la voz alterada mientras la poesía se les escurre dentro por los lomos y su trémolo lesllega a tocar el mismísimo carajo.¿Es que tú, viejo chocho, les das pastos a los oídos ajenos, a aquellos oídos a los que tú mismo,con la piel tensa, a punto de estallar, dirías: «¡basta!»? «¿Para qué haber aprendido, para qué estalevadura si tal cabrahígo cuando ha echado raíces en nuestra entraña no nace y nos revienta elhígado 9 ?» «De ahí la palidez y la decrepitud. [25] ¡Vaya costumbres! ¿Hasta tal punto no valennada tus saberes si los demás no saben que sabes?» «Bueno, pero te llena que te señalen con el dedoy que digan: «es él»: ¡Y ahí es nada haber sido el tema propuesto para un dictado a cien mozalbetesrizados 10 !» «Hete aquí que, entre copa y copa, a los quirites bien hartos les apetece [30] saber lo queexplican los divinos poemas, y entonces cualquiera que se arrope las espaldas con un manto decolor de jacinto empieza a balbucir de una manera pedantesca, con voz gangosa, algo de Filis o deHipsípila 11 , o lo que haya de quejumbroso en los poetas; con su paladar tierno les pone la1 Esta exclamación es tanto de fondo ciceroniano (De oratore III 2, 7) o lucreciano (II 14) como evoca la misma Biblia,su libro Cohelet o Eclesiastés I 1: Vanitas vanitatum et omnia vanitas. El segundo verso está tomado, con seguridad,literalmente de Lucilio, y probablemente también el primero, éste con algún retoque.2 No se puede excluir aquí una alusión a las dos tragedias de Eurípides que llevan estos nombres, sin embargo, laalusión cierta es al pasaje de la Ilíada XXII 100 ss., donde Héctor declara preferir la muerte a los reproches dePolidamante. Cuando <strong>Persio</strong> cita a las troyanas quiere resaltar el afeminamiento de los romanos, descendientes deEneas, pero no hay que olvidar que según una tradición épica (contenida en la Pequeña Ilíada), fueron las mujerestroyanas la causa del injusto juicio que asignó a Ulises, frente a Ayante, las armas de Aquiles.3 Accio Labeón, un pésimo traductor de Homero.4 Lo que aquí se sobreentiende se dirá mucho más abajo: «tenga orejas de burro» (v. 121).5 En Roma los niños solían jugar con nueces.6 Una traducción más ceñida sería: «nos las damos de tíos severos», pero si se traduce así surge en castellano unequívoco molesto.7 Aquí comienza exactamente la sátira contra los pomposos y fatuos autores de poemas declamatorios.8 Los nobles romanos: la frase es solemnemente declamatoria para ridiculizar un linaje de héroes degenerado. Titus erauno de los praenomina más antiguos.9 La pasión de escribir raja el hígado, sede de los afectos, tal como las raíces del cabrahígo hienden la roca en que estáplantado.10 Bien peinados y con el cabello intacto. Los adolescentes romanos no se cortaban el pelo. El detalle indica que estánen plena edad escolar. Los quirites, a continuación, son genéricamente los ciudadanos romanos.11 Protagonistas de poemas que eran abandonadas por sus amantes; de ahí que se prestaran a versos lastimeros yramplones.

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