<strong>Aulo</strong> <strong>Persio</strong> <strong>Flaco</strong> S á t i r a s 23SÁTIRA IIILa sátira se dirige contra los que tras haber empezado, descuidan el estudio de la filosofía, yceden al atractivo del ocio y de la pereza, ello sin menoscabo de la presunción e indolencia queevidencian los jóvenes que así se comportan. De modo que a una sátira literaria y a otra religiosa lessigue una tercera moral.La pieza comienza con una animada escena en la que un amigo, o quizás un pedagogo, reprochaa un joven que se pase prácticamente toda la mañana durmiendo; no se puede malograr esta edad enque se da más fácilmente la formación del hombre según los dictámenes de la filosofía. Es másculpable el que tiene conciencia de su pecado que el vicioso ya insensible debajo de la costra de unaculpa inveterada. Resulta necio escudarse en una pretendida ascendencia aristocrática cuando enrealidad se vive en la corrupción, y se ahoga la voz de la moral.El poeta describe graciosamente los ardides de que se valía, en su niñez, para rehuir el estudio,pero su joven interlocutor carece de disculpa, tanto más cuanto que ya tuvo algún trato con lafilosofía estoica. Luego la sátira generaliza más su alcance: de la misma manera que hay que atajarel mal en su raíz con los remedios oportunos, así hay que asimilar en su pureza los principios de lafilosofía, y desechar la envidia. Debemos vivir según una regla de conducta ética, lo cualaccesoriamente nos pondrá al abrigo del materialismo y la ignorancia, simbolizados aquí por uncenturión corto de entendederas. También el enfermo que desoye los consejos del médico acabamal.Hasta cierto punto la sátira tiene una grandeza que trasciende con mucho su dedicatoria directa aun estudiante holgazán:¡Sumo padre de los dioses! Te ruego que castigues de este modo a los crueles tiranos cuando laimpía pasión infectada de veneno hirviente los revuelve: que vean la virtud y que se pudran porhaberla abandonado.Dejando aparte las respuestas que se les dan, el poeta se plantea los problemas más centrales decualquier filosofía: el origen del ser, e implícitamente el sentido de la existencia. Por encima de sumaterialidad, este tema cohesiona la sátira íntegramente. Y hay una interacción entre lo físico y lomoral: la palidez, la hinchazón, la fiebre y el temblor se relacionan con los defectos morales comola glotonería, la cólera, la lujuria. También el temor ofrece síntomas corporales.Esta sátira incluso en el aspecto formal, es de una rara modernidad por su disposición artística,musical y polícroma, que hace que la leamos con verdadero encanto.
<strong>Aulo</strong> <strong>Persio</strong> <strong>Flaco</strong> S á t i r a s 24SÁTIRA III«¿Conque siempre a lo mismo 1 ? La mañana luminosa nos entra ya por las ventanas y con su luzensancha las angostas rendijas, pero nosotros continuamos roncando lo suficiente para evaporar elindómito Falerno 2 , mientras la sombra toca la línea de la meridiana ya por quinta vez 3 ¡Ea! ¿Quépretendes lograr? Hace ya rato que la insensata canícula quema las áridas mieses, y todo el rebaño[5] se encuentra al abrigo del ancho follaje del olmedo». Así dice un amigo. «¿De veras? ¿Es así?¡Pronto, que acuda alguien! ¿No hay nadie? Mi bilis, tersa como el cristal, se hincha. Yoreviento...» 4 de modo que creerías que rebuzna a un tiempo toda la asnería de Arcadia 5 .Están ya en la mano el libro, el pergamino a dos tintas [10] y perfectamente rasado 6 , el papiro yla pluma nudosa. Pero entonces nos quejamos de que el líquido 7 es denso y de que nos cuelga delcálamo... si echamos agua el negro de sepia se desvanece. Y nos lamentamos de que la caña sueltede dos en dos las gotas diluidas. ¡Oh desventurado! ¡Más desgraciado cada día que pasa! ¿A tal [15]punto hemos llegado? ¿Por qué no, mejor, te pones a reclamar las papas bien desmenuzadas, comoun tierno pichoncillo o un niño de casa rica 8 ? ¿Por qué no coges un berrinche y te rebelas ante losarrullos de tu nana? «Yo no puedo escribir con esta pluma». Eso, ¿a quién se lo dices? ¿Por quérepites estas historietas? Eres tú a quien [20] toca jugar. 9 Te pierdes neciamente y caerás en eldesprecio general. Una jarra mal cocida o que no tenga la arcilla totalmente seca suena cascadacuando recibe un golpe: revela su defecto en su sonido. Ahora que eres todavía barro húmedo yblando, ahora debes moldearte en el ligero torno, sin pérdidas de tiempo ni interrupciones. Ademásde las tierras que te legó tu padre tienes una aceptable cosecha de trigo, y no te falta un salero 10 bienpulido y sin [25] defectos (¿pues qué debes temer?) y la seguridad de una cacerola que cuidará tuhogar. Y esto te basta. ¿O piensas que has de hincharte a más no poder los pulmones porque ocupasel lugar número mil en un árbol genealógico etrusco 11 , o porque, vestido con la trábea y a caballo,puedes saludar al censor de tu distrito 12 ? Deja al vulgo estos adornos. Yo te conozco bien por fueray en tu fuero interno: ¿no te avergüenza vivir como este disoluto que es [30] Nata 13 ? A él leembrutece el vicio, y en el corazón le ha crecido la grasa. Ya no es consciente de nada, no sabe loque se pierde, y, hundido en lo más bajo, ya no hace bullir el agua de la superficie 14 . ¡Sumo padrede los dioses! Te ruego que castigues de este modo a los crueles tiranos cuando la impía pasióninfectada de un veneno [35] hirviente excita su mente: que vean la virtud y que se pudran porhaberla abandonado 15 . ¿Es que el bronce del ternero de Sicilia 16 gimió más doloridamente y, ante la1 Un pedagogo, o quizás un compañero de estudios, reprende la pereza de un joven señor, a quien encuentra muyavanzada la mañana durmiendo la borrachera de la noche anterior.2 Era un excelente vino de Campania, de alta graduación.3 La quinta línea tocada por la sombra proyectada sobre el cuadrante de un reloj de sol por la varilla clavadaperpendicularmente a él. La hora indicada eran las once, hora para los romanos del prandium o almuerzo.4 Estas palabras hay que ponerlas en boca del dormilón sorprendido.5 Los asnos de la Arcadia eran famosos en la antigüedad.6 Por fin el joven se dispone a hacer algo, pero aún encuentra pretextos para no hacer nada. El pergamino tenía una cararascada de pelos y pulida, para ejecutar en ella los trabajos; en la cara opuesta se había escrito el correspondienteborrador; esta cara se ofrecía tal cual.7 La tinta era negra, y se obtenía principalmente con escamas de sepia trituradas.8 Se echa en cara al holgazán al comportarse como un niño muy pequeño.9 Metáfora tomada del juego de los dados.10 El salero de mesa era considerado por los romanos como símbolo de las cosas indispensables para la vida, y se pasabacomo herencia de padres a hijos.11 Los etruscos tenían a gala la gran antigüedad de sus linajes.12 En la parada anual de los idus de julio, cuando el censor pasaba revista a los caballeros romanos de su distrito.13 Nombre de un romano disoluto, seguramente tomado genéricamente, aunque en rigor no se puede excluir que se tratede Pinario Nata, libertino citado por TÁCITO (Anales IV 34).14 Es decir, es incapaz de salirse del barro de la corrupción.15 Aquí hay que intuir el nexo; el poeta ha caracterizado al hombre caído en el vicio: si se diera cuenta verdaderamentede ello sentiría remordimientos, el más cruel de los suplicios, que es lo que desea <strong>Persio</strong> a los tiranos.