Capítulo 3 | <strong>El</strong> <strong>fotorrealismo</strong> y <strong>otras</strong> <strong>figuraciones</strong> |286| |287| <strong>El</strong> <strong>fotorrealismo</strong> y <strong>otras</strong> <strong>figuraciones</strong> | Capítulo 3Plásticas. Una de ellas, La visita de la infanta, ofrece el contraste entre dos niñas posandocon sombrillas al frente de un caserío popular. Es una escena de dos condiciones ytiempos sociales planteados por una candorosa niña mulata con afro y otra niña extraídadel grupo de Las meninas de Velázquez. En ese trabajo se siente el recurso de la plumillaalternado con el empleo de gamas cromáticas, modo establecido por VirgilioMéndez, a quien Martínez sigue con una iconografía más decorativa, sencilla y menosestetizante de la lejanía del renacentismo de la vieja Europa.Virgilio Méndez produce un revival colsonianista, que, más que un retorno, es una reactualizacióndel estilo de un maestro clave de la pintura dominicana y de algunos códigosde estética neohumanista, entre ellos el dibujo al servicio de la exploración de la bellezadel cuerpo, de la fisonomía e igualmente un indiscutible manierismo de poses congela-Barón Arias|Las hermanas|Óleo/tela|86 x 68 cms.|1986|Col. Banco Popular.das, traduciéndose con el amaneramiento de las manos y un sello clasicista de cuño neofigurativoque manifiesta también, y a su modo, BARÓN ARIAS. Este joven dibujantecomienza a ser notable precisamente con textos a plumilla de fino grafismo interno,espectral y minucioso con el cual ofrece visiones de jóvenes mujeres mulatas, de condiciónantillana y caribeña. Son mujeres intemporales, en actitud contemplativa e inmóvil,tratadas con tintas de colores y ofreciendo huellas de la transculturación en el 1980. Estasprotagonistas en este momento evocan latinidad en el contexto newyorkino, sus modas,su clima y al mismo tiempo animan y enriquecen la perfección interpretativa.|341|Vestidas o desnudas las presenta después en contextos arquitecturales y con uso de color(1984), aspectos éstos que le sitúan por encima del dibujo, en la pintura.<strong>El</strong> Arias pintor le da a sus personajes mayor fuerza sin que se pierda el esmero dibujísticoy la delicadeza para organizar <strong>figuraciones</strong> y contextos o espacios;sus pinturas,por otra parte,le permiten una mayor suscripción en el neofigurativismo dominicano con fuerte vínculocon maestros nacionales. Esto significa un soporte suyo en caracteres de la tradiciónpictórica más trascendente y con los giros que aporta como artista relevo de esa tradición.Al comentar una de las muestras personales que celebra en 1988, Jeannette Miller escribe:Ahora, Barón Arias regresa a República Dominicana y presenta su cuarta muestra individualen la Galería Arawak. Una serie de telas al óleo trabajadas de manera minuciosa, enformatos medianos, nos dan una imagen que, si bien empalma con lo que este hombre hacíacon anterioridad, agregan al logro de una pintura terminada que refuerza su origencolsoniano… En adición a este comentario la crítica señala elementos que Barón Ariasasume de Colson: el diseño de los rostros, el manierismo de los gestos y las posiciones delos cuerpos. Los cuadros que hoy pinta Barón Arias corresponden también a ese sentidode ventana que daban los pre-renacentistas a sus trabajos, los primitivos italianos incluíancomo telones de fondo escenas bucólicas o de arquitectura citadina. Barón Arias, aunqueutiliza el recurso, les da perspectivas a los elementos de fondo, incluso los elementos arquitectónicosque actúan como marco del cuadro también son trabajados destacando la volumetría.Si algo es innegable frente a la aparición de sus cuadros es que Barón Arias produceesta obra fresca y regocijante porque es su forma auténtica de expresión. Lo que deagradable tiene su pintura no es producto de una concesión sino de una convicción. Enlo adelante el pintor dota a sus protagonistas de tersura fisonómica, focalizándolas en unclima de jardín de cromatismos disueltos que acentúa la blanca tez de las mismas.|342|Años antes de esta muestra comentada por la crítica Miller, el dibujante y pintor BarónArias había registrado una muestra conjunta con ROBERTO FLORES, una personalidadacusada y declaradamente colsonianista: académico, proclásico, apegado al estilo|341|Idem.Listín Diario.Febrero 8de 1980.Página 6-B.|342|Miller, Jeannette.Diario Hoy.Enero 30 de 1988.
Capítulo 3 | <strong>El</strong> <strong>fotorrealismo</strong> y <strong>otras</strong> <strong>figuraciones</strong> |288||289| <strong>El</strong> <strong>fotorrealismo</strong> y <strong>otras</strong> <strong>figuraciones</strong> | Capítulo 3|343|Idem.<strong>El</strong> Caribe.Mayo 10 de 1980.Página 19.neohumanista del maestro y preferenciador del dibujo. Roberto Flores no logra desprendersede la dictadura de la línea colsoniana, opina la Miller cuando comenta su segundaindividual registrada en 1980. Sin embargo, agrega la referida crítica que, a pesar de personalizarsu «forma de ser Colson» (…), plantea salida a su pesado bagaje formativo.|343|Ensayos con soluciones de color en los iconos evidencian esta salida e igualmente la transferenciade la escritura académica y figurativa a otra figuración fragmentada por cortesgeométricos, elocuentes en una serie de trabajos en torno a Yelidá, el paradigmático poemade Tomás Hernández Franco. Este formidable texto, rico en imágenes, le dará a Floresuna traslación del dibujo a la pintura e igualmente el manejo desde el neocubismo colsonianohacia un postcubismo más personal: rememorativo y fundamentado en líneas yángulos que, congregándose, dan lugar a las formas de sugerentes cuerpos.Tales sugeren-cias se contemplan con gamas cromáticas aparceladas y suaves como también las formasorgánicas que nos aclaran que se trata de representaciones humanas. Flores serializa su discursopostcubista que factura con óleo, con ritmo y movimiento interiorizado con caligrafíasegura, entrecortada, fluida y constructiva de unas imágenes que no dejan de tenernostalgia clasicista de la antigua Grecia y la vieja Roma; clasicismo colocado vía Picasso yclasicismo colocado vía la estética colsoniana, aunque en este estetismo de fuentes antiguasy modernas el acento mayor es referido sobre todo por la referencia de temática inspiradorae igualmente por los tonos relacionados con otra latitud, canal y tiempo.Lo que Roberto Flores termina asumiendo con su doble retórica discursiva, la de laacademia y la postcubista, no es un revival colsonianista sino el espectro del poderosomaestro neohumanista que determina que parte de su alumnado más fiel se centre enRoberto Flores|Serie «Blanca»|Óleo/tela|152.4 x 127 cms.|1996|Col. Fundación Ceballos-Estrella.Roberto Flores|Violoncelista|Óleo/tela|126 x 101 cms.|1992|Col. Banco Popular.