PATINTERNACIONALMaría AramburúEl escritor argentino Ricardo Strafaccedice que en el café porteño se está solo yacompañado a la vez, y que el encuentro allí"tiene siempre algo de azar".
El arte de perder el tiempo*Los ‘cafés notables’de Buenos AiresMuy temprano, a media mañana, por la tarde o al volver del trabajo: noexiste un momento en esta ciudad que no sea apropiado para detenerseen un café. Solo o acompañado. A conversar o a leer. Tan intenso es elamor de los porteños por sus cafés, que la ciudad cuenta con una —paranosotros, inusitada— Comisión de Protección y Promoción de los Cafés,Bares, Billares y Confiterías Notables. Su misión: preservar estos espaciosde antología, emplazados en la frontera justa entre la añoranza domésticay el bullicio callejero.Por Cynthia Rimsky / Fotografías gentileza de María Aramburú y del archivo del Café Tortonien Buenos Aires, cuando conocés a alguien, nole pedís el teléfono; le preguntás en cuál café para”,“Aquídice el escritor argentino Ricardo Strafacce. Encuanto a él, hace 40 años que para en el café Varela Varelita,dos veces al día: a las siete de la tarde, por un coñac, y alas diez de la noche por un fernet y una partida de dominó.Cuando alguien viene aquí por primera vez y pide, porejemplo, un clásico vermú con soda, verá llegar a su mesaun ancestral triolé, con sus tres platillos de aluminio. Perodonde antiguamente servían salamín, queso y aceitunas,ahora habrá maní, ramitas y papas fritas. Y la segunda vezque entre aquí, el mozo le preguntará: ¿un vermú?Strafacce pertenece a una clase de personaje que todo cafése precia de tener: la de los habitués. “Yo vivo muy cerca,pero hay otros que se vienen del Microcentro o del sectorCongreso solo a tomarse un café aquí. Somos entre 12 y 15personas, y paramos en el sector de la barra. Algunos vienenhasta cinco veces por día: taxistas, periodistas, encargadosde edificios. Llevamos charlando 20 años”.—¿Y de qué vienen hablando hace veinte años?—Política, fútbol y mujeres.Desde 1988 que algunos cafés tradicionales de Buenos Aires,como el Varela Varelita, están protegidos por la Ley 35, queen su artículo 2º declara “cafés notables o patrimoniales”a “aquellos que están relacionados con hechos culturalessignificativos, por antigüedad, diseño arquitectónico orelevancia local”. En forma paralela a la ley, el Gobierno dela Ciudad creó la Comisión de Protección y Promoción delos Cafés, Bares, Billares y Confiterías Notables. Integradapor representantes tanto del poder ejecutivo de BuenosAires como de organizaciones empresariales vinculadas alturismo, la entidad pesquisa establecimientos en peligrode desaparecer, declarándolos “notables” para ayudarlosa remontar.13