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Publicaciones\DIBAM\archivos\PAT_57

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La llegada de la alcaldesaCarolina Tohá ha traído airesde cambio, pero la elaboraciónde una estrategia global paragestionar el Parque está aúnpor verse.Rodrigo CarrascoFestival de música popular Lollapalooza, que se realiza en elParque desde 2011.Víctor Gubbins, Premio Nacional de Arquitectura, subraya larelación entre área verde, salud y calidad de vida en el origende los parques de todo el mundo: “En Santiago el promediode área verde por habitante está bajo los 9 m 2 /hab que fijacomo mínimo la OMS 14 . Si queremos ser desarrollados, ¿porqué no ideamos un plan integral que gestione y acreciente losespacios verdes?”Al respecto, Virginia Plubins señala que los parques públicosdeben cumplir “su objetivo de ser un pulmón de la ciudad”, yMiguel Lawner pone el acento en la idea global de “un espaciopopular y no mercantil, con jardines, buena sombra, zonasde picnic y panoramas accesibles”. Por su parte, Raúl Bulnesindica: “Partiría limpiándolo. Y aunque no soy enemigo de losjuegos de Fantasilandia, los trasladaría a otro lugar”.La reciente llegada de la alcaldesa Carolina Tohá ha traídoaires de cambio: ideó un nuevo plan de manejo de las fondas,con especial énfasis en los horarios y el manejo de la basura,y anunció que revisaría las concesiones. Pero la elaboraciónde una estrategia global para gestionar el Parque está todavíapor verse.Con la experiencia de haber liderado el Programa de ParquesUrbanos del Ministerio de la Vivienda (Minvu), iniciado en1992, el arquitecto Francisco Schmidt aboga por la creaciónde una institucionalidad que gestione todos los parques enChile, extendiendo la noción de área verde al concepto másamplio de espacio público: “El programa para los parques delsiglo XXI no puede ser el mismo que el de los parques delsiglo XIX”. Pese a ello, Pía Montealegre llama a no olvidar que,en el lugar, “nada ha logrado peinar la persistencia hirsutade la Pampilla”, y que “incluso hoy, aunque la fonda estácontenida en un recinto custodiado, el comistrajo popularsigue esparcido por el jardín, reviviendo en cuerpo y espíritula costumbre republicana de celebrar al aire libre”.Myriam Beach, quien diseñó los juegos de madera del parqueen 1972, insiste en que los parques hay que pensarlos para14 Organización Mundial de la Saludlas personas que compartirán la sombra, una comida o losjuegos. Y eso, dice Teodoro Fernández —autor del ParqueBicentenario de Vitacura, entre otros—, significa que lasáreas verdes “no son sitios inmutables, sino lugares para lagente, con pisadas, riego y reposición de plantas. Tambiéncon construcciones, pero mínimas. Si no, estamos hablandode otra cosa; no de parques”.Las coincidentes voces expertas insisten: el Parque O’Higginsnecesita atención integral y permanente. De no tenerla, esposible que en el mediano plazo desaparezca. Si la consigue,se podrá evitar que el gran territorio simbólico que es seconvierta en patrimonio de segunda clase.El PueblitoEnmarcado en la concepción de un “parque popular”,el llamado Pueblito ocupó desde su creación un espacioimportante. Su arquitecto jefe, Raúl Bulnes, explica que sufinalidad era “asumir la misma idea de las ramadas —deprecaria construcción—, pero con algo más permanente ybien hecho, que aportara al lugar”. Su estética “pintoresca”no estuvo exenta de polémica, recuerda Miguel Lawner,pero funcionó bien en su contexto. La idea, argumentaBulnes, era representar construcciones características delnorte y el sur de Chile en un ambiente festivo y accesible.Como una ocurrencia particular en torno al Pueblito,Salvador Morera, dueño de la cadena Chez Henry, propusoen 1972 —junto a Moy de Tohá— “un aparato estatal paraproveer de alimento a obreros y escolares”, mediantegrandes cocinas que se instalaron en el casino del edificioUNCTAD y… bajo el talud del Parque O’Higgins. Allí seproducían raciones que eran distribuidas a bajo precio,como parte de la “campaña de la merluza”*.* La campaña de fomento al consumo de merluza se inició en abril de1972, fruto de un convenio entre el gobierno de Salvador Allende y laUnión Soviética.51

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