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Scherzo. Núm. 30

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discosTCHAIKOWSKY: Sinfonía n.° 5 en Mi menor,Op. 64. Gewandhausorchester Leipzig:Kurt Masar, director. CD Tchlece-Digital8.43675 ZK 47'12".La Quinta de Tchaikowsky enmanos del voluntarioso KurtMasur adopia la apariencia deuna obra eufónica y de muy grato curso, quefluye y se desarrolla con naturalidad y sinespeciales sobresaltos. Masur es cualquiercosa antes que apasionado; su Tchaikowskyno hace uso del portamento continuo ni secomplace en gritos neuróticos y se lo agradecemos.Sin embargo, quien tanto y tanbien se preocupa de mostrar el gran oficiode Tchaikowsky acaba despojándole un laníode su genialidad.Desde el comienzo de la sinfonía se ocupaMasur de nivelar contrastes demasiadoacusados, y el paso al Allegro, tras el Andanteinicial, se produce gradualmente y casicon desgana. Todo ei primer movimiento tienecierto regusto brahmsiano, y la contencióndel director prima sobre cualquierelemento, incluidas las alusiones folklóricas.Carece, además, de cualquier alisbo de fantasíaen momentos como la reexposición, enla que el lírico segundo tema está calcadode su presentación sin apenas variar unacento.La versión se encuentra en los antipodasde la de Mengelberg, quien acentúa en excesoel fervor sentimental. El contrapeso perfectode este elemento con otros factores,que van desde el fatalismo del mensaje alequilibrio de la construcción, se encuentrasólo en ese alquimista soberbio que fue YevgenyMravinsky.J.M.S.VICTORIA: A ve María. A ve Morís stella.Ne límeos, Moña. Sánela Mario. Succurremiseris. Vidi speciosam. Missa Vidi speciosam.Coro de la Catedral de Weslminster.James O'Donell, órgano. Dir.: David Hill.H Y PER ION Disco Compacto CDA 66129(DDD. 45' 09"). Distribuidor: HarmoníaMandl.Pese a ser uno de nuestros másgrandes compositores de polifonía,no se puede decir que la músicade Victoria sea el pan nuestro de cadadía en cuanto a grabaciones discográTicas(especialmente en lo referido a las grandescasas: Beethoven vende mucho más). El panoramaes aún más desolador si nos vamosa explorar la participación espartóla en el tema.Lo triste, aunque real, es que, entre laIglesia Católica por un lado y los colegiospor el otro, la música sacra viene sufriendoun prolongado y continuo declive que la hacolocado en peligro de extinción.Eso se antoja especialmente indignantecuando uno escucha este tipo de música, verdaderoarte coral donde los haya, y se encuentra,casi continuamente, con músicos...de las Islas Británicas, como no podía sermenos.El presente disco, no excesivamente generosoen cuanto a duración, contiene, ademásdel archiconocido (y de auntenticidadIH> totalmente aclarada) .4 ve Morio, famoso—agárrese— entre otras cosas por servir desintonía al Ángelus de RNE en la época franquista,el himno Ave Maris slella y tres motetes,asi como la Misa Vidi speciosam.perteneciente al II libro de misas (1592).La maestría polifónica y conlrapuntísticade Victoria es aparente a lo largo de todoel disco. La Misa, obra central del mismo,está escrita para coro a 6 voces (salvo el Agnus,que lo está a 7 voces), y utiliza (de nuevosalvo en el último número), reelaborado,material temático del motete del mismotitulo.La versión del coro de la Catedral deWestminster, que con este disco continúauna interesante serie de grabaciones de Victoria,es del todo impecable. No saben quizálos ingleses el inmenso tesoro que poseenconservando la tradición coral en colegiose iglesias, pues ello proporciona una escuelamusical inmejorable, una cantidad notablede coros verdaderamente buenos, y, enfin, la posibilidad de afrontar (y para eloyente, de disfrutar) de repertorios que parael sufrido aficionado hispano son casidesconocidos por no interpretados. DavidHill es un músico con un gusto espléndidoy con un conocimiento notable de lo que estáhaciendo. El acompañamiento de O'Donnellen las dos últimas obras, discreto en el mejorsentido del término.Lo cierto es que, aunque puedan encontrarsemuchas vías válidas para la interpretaciónde este tipo de música (apoyo la ideade que es un error la versión standard; errorque señala Bruno Turner en sus acertadasnotas), y que por consiguiente éste o aquelcriterio puedan parecer discutibles, cuandouno se encuentra un coro de voces asi de bonitas,perfectamente empastado, de afinacióny conjunción inatacables, y conducidopor un maestro de criterio tan sólido comoel de Hill, pues no nos queda sino sentarnostranquilamente a disfrutar de to mejordel arte coral, y envidiar a quienes tienenconjuntos asi. Una grabación igualmente impecableredondea un disco recomendable sinreticencia alguna.R.O.B.WOLI-FERRA8I: // segreto di Susanna.Renata Scolto, Renato Bruson. PhilharmoniaOrcheslra. John Pritchard. CBS MK36733. DDD. Duración 4Í'34".De los catorce títulos escritos porWolf-Ferrari son este intermezzoestrenado en 1909 e / Quattromsteghi (de 1906) las dos obras del compositorque merecen un intermitente interéspor parte de la programación escénica.Y similar reflejo presenta el mediodiscográfico, que, en el caso de // segreto,aparte de la que se comenta, cuenta con tresediciones más, siendo la más destaca ble larealizada en 1976 con Chiara, Weikl y Cardellípara Decca. Con la grabación de Slyen 1983 se completa la escasa oferta del músicoveneciano por parte del disco.La personalidad musical de Wolf-Ferrariparece definida por los dos orígenes del apellidocompuesto: la procedencia germana serefleja en su cuidadosa escritura orquestal;la italiana, en la elección temática (que noen el idioma, pues sus óperas, a menudo,cuentan con ediciones bilingües) y en la importanciaconcedida a la linea melódica. Peroen esta segunda escritura no tuvo Wolf-Ferrari el aliento de muchos de sus comtemporáneospeninsulares (véase Mascagni,Leoncavallo, Giordano, Cilea), quienes, apesar de su inferior formación, estuvieronmás seguros de sus propósitos, menos ambiciosos,y emplearon medios no tan intelectualespara conseguirlos. Músico, pues,un tanto aislado y poco clasificable, mereceríaWolf-Ferrari, no obstante, mejor consideraciónde la que suscita en público ycritica.// segreto di Susanna toma como modeloLa serva padrona de Pergolesi con sus trespersonajes, uno de ellos criado mudo. Parael excelente texto de Enrico Golisciani, quedesarrolla un sencillo tema de equívocos entremarido celoso y mujer fumadora (con lafobía actual al tabaco, poco porvenir le quedaya a la obrita), el músico compuso unapartitura de traslúcida orquestación, con temasrecurrentes que van explicando la accióny una línea cantable atractiva, aunquede no muy elevada inspiración. Pero es talla unión entre texto, música y gesto teatralque quizas en un registro discográfico sepierda bastante de la eficacia de la ópera,que en una representación bien dirigida alcanzaríasu completa realización.La versión propuesta por CBS cuenta conuna justa lectura de la firme y esmerada batutade John Pritchard y con una pareja casiideal de intérpretes vocales. Es cierto queScotto ya por esos anos (la grabación es de1980) dejaba ver algunos problemas, hoyagudizados, con el control del víbralo y elagudo, pero la imaginativa artista hace deSusanna un personaje vivo y acabado. A sulado, Renato Bruson da una réplica perfectaa su conde Gil de estudiada seriedad, idealcontraste con el juego siempre picaro y hastamalicioso de la soprano.RECITALESF.F.PURCELL'S LONDON: Obras de GodfreyKeller, Nícol» Maltéis, Thomas Balizar,John Blow, Wllliam Crofl, Henry Purcelly anónimos. Crispían Steele-Perkins, trompetanatural: The Parle; oF Instruments. Dirección:Roy Goodman y Peter Hclman.Hyperion CDA MtO8. DDD. Duración:50'56". Distribuido por Harmonía Mundi.El cada vez más interesante conjuntoThe Parleyof Instrumentsnos trae una nueva grabación,ejemplar por su contenido y por su excelenteinterpretación. Con el titulo de El Londresde Purcell nos presenta obras y autoresbastante poco frecuentados en la discografía:músicos como Keller, Matleis o Balizar,que vivieron durante el período comprendidoentre la restauración de Carlos 11, en1660, y la muerte de la Reina Ana, en 1714,y que tuvieron un papel considerable dentrode la palpitante vida musical del Londresde aquellos días. Naturalmente, no todoel material musical que nos encontramos enesta grabación es de absoluto primer orden,aunque sí que podremos disfrutar con obrasde categoría, como la fulgurante Sonata n. °I de Keller, para trompeta, 2 violines, violay continuo, la suite que Crogt compuso parala obra teatral The Twin Rivals, o la maravillosaCibell de Purcell (ambas con lamisma disposición instrumental que la obrade Keller). Es precisamente en las obras querequieren el concurso de la trompeta en lasque hallaremos, creo yo. más placer, si bienla Sonata con «concertino» anónima paraSchcrzo 59

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