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Scherzo. Núm. 30

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dosj«r£1 Berlín de Cari PhilippDespués de haber estudiado Derecho ires años en Leipzig,Cari Philipp Emanuel Bach se trasladó aFrankfun-am-Oderen 1734 para ampliar estudios. Laciudad era menos importante y culta que Leipzig, pero, lejosde la protección familiar, pudo dar clases de cémbalo, fundary dirigir una academia de música, componer y dirigir enconciertos públicos durante ciertas festividades.Acostumbrado a la independencia (nunca más apreciadaque en esas familias numerosísimas, llenas de niños por todaspartes, como era la suya), Cari Philipp quiso probar suerteen la capital prusiana, la pujante ciudad de Berlín. Tal vezle animó el tener por compañeros en Frankfurt a dos hijosdel ministro prusiano von Happe. Asi que, en 1738, a los veinticuatroaños de edad, se dirigió a la capital de Prusia conintención de establecerse allí.Inmediatamente, sin embargo, le surgió la oportunidad deacompañar en un preceptivo viaje por Europa, a un joven caballero,que no era otro que el hijo del embajador de Rusiaen Dresde (conde Hermann Keyserlingk, para quien Juan SebastiánBach había escrito las célebres Variaciones Goldberg). Le hacia ilusión conocer Austria, Italia, Francia e Inglaterraen compañía de Heinrich Christian Keyserlingk, pero nopudo ser. De pronto fue convocado para presentarse enRheinsberg, donde en 1738 se encontraba el principe herederode Prusia, Friedrich, amante de la música y músico é¡mismoEl padre del príncipe Friedrich, Federico Guillermo I, habíaenviado a su heredero a Ruppin, a un Regimiento, en 1732,y poco después, el príncipe se casaba con Elisabeth Christinede Brunswick contra su voluntad (hay razones fundadas parapensar que era homosexual). Ella vivía en Shónhausen eiba a veces a Rheinsberg, pero no pondría nunca ios pies enSans-Souci, la residencia favorita de Friedrich.El príncipe era feliz en la residencia de Rheinsberg, que habíamandado restaurar al gran arquitecto Georg Wenzeslausvon Knobelsdorff (1699-1753), pues allí se rodeó de una seriede personas que le agradaban, gentes refinadas, intelectuales,poetas, actores, músicos, filósofos, embebidos de culturafrancesa, gentes en fin, muy diferentes a la camarilla que rodeabaa su padre en Tábakscollegium, o la degenerada cortede la vecina Sajonia en Dresde (la de Augusto II el Fuerte).Pues bien, tal vez porque Federico hubiese oído alguna obrapara flauta —su instrumento favorito— escrita por Cari Philipp,tal vez porque conocía por referencias sus grandes cualidadescomo ejecutante al cémbalo, o bien porque la familiavon Happe le había recomendado, el caso es que Cari Philippfue contratado y pasó a formar parte, como clavecinista,de la orquesta del Principe heredero de Prusia.Dos años más tarde, en 1740, el principe subía al trono conel nombre de Federico II de Prusia, y pese a sus muchas debilidadesy errores, ha pasado a la historia con el nombre deFederico «el Grande».74 <strong>Scherzo</strong>Bach y Federico el GrandeEẠ joven Bach tendría el honor de ser el primero en acompañaral clave al nuevo monarca en un solo de flauta en laresidencia de Charlottenburg.Cari Philipp Emanuel va a permanecer durante casi treintaaños al servicio de Federico el Grande y en la corte berlinesadará a conocer, sin excesivo reconocimiento por partedel rey, buena parte de su obra. Su estancia en Prusia, en unmomento de particular esplendor de este estado nortealemán,iba a ser para él altamente provechosa y, en muchos casos estimulante.Pudo ver como en 1742 se alzaba en Berlín el Teatrode la Opera, gracias a lo cual se puso en contacto con laproducción operística italiana de su época; esa experienciale sirvió para canalizar su talento dramático, aunque fuesedentro de la música instrumental, (Sonatas Prusianas y SonatasWürlenberg ). Vio también como se alzaba en Postdamel palacio de Sans-Souci entre 1743 y 1747, obra maestra devon Knobelsdorff, y sobre todo, como la pequeña orquestade 17 músicos del castillo de Rheinsberg pasaba en Posldama ser de cuarenta, que se reunían cinco veces a la semana paralos conciertos nocturnos, en los cuales participaba muchasveces como ejecutante el propio rey.Entre los músicos que formaban parte de la orquesta déFederico el Grande en Sans-Souci estaba el célebre flautista,compositor y teórico Johann Joachim Quantz, preferido delrey, que era discipulo suyo. Gozaban de alta consideraciónen la corte los hermanos Graun. Uno de ellos, Johann Gottlieb,era violinista y director de la orquesta real. El otro, CariHeinrich, es el autor del célebre oratorio pasión Der Tod Jesu.Cari Heinrich dirigía además la ópera de Berlín y paraella escribió unas 27 óperas en estilo italiano, entre ellas Cesaree Cleopalra, que inauguró en 1742 la ópera berlinesa deUnter den Linden. Estaba también en la corte el destacadoviolinista y autor bohemio Frantisek Benda y su hermano JiriAntonin (1722-1795) extraordinario compositor que hoy esvisto como uno de los precursores de ta gran ópera alemanade los Mozart (El rapio y La flaula), Weber y Beethoven. Sumelodrama Medea y sobre todo su Ariadne auf Naxos sonmodélicos a ese respecto.Resulta curioso y significativo, sin embargo, que precisamenteCari Philipp Emanuel y Jiri Antonin (o Georg Benda,cono era allí llamado), fueran, una y otra vez, los músicospeor tratados en los presupuestos cortesanos. Benda cobraba800 táleros por año y Cari Philipp (el músico peor pagadode la corte) tan sólo <strong>30</strong>0. Recordemos que Cari HeinrichGraun cobraba 1200 táleros y Quantz 2000, además de un suplementopor cada composición (tal vez ello explique sus másde <strong>30</strong>0 conciertos para flauta).¿Por qué Benda y Bach eran los menos apreciados en lacorte de Federico el Grande?. La respuesta ya la dio el musicólogoviajero Charles Burney (The Presen! Slale oj Musicin Germany the Netherlands and United Provinces) al decirque «se habían atrevido a tener un estilo propio». Y eso, claro,no debía ser del agrado del autocrático rey prusiano, porotra parte enormemente conservador en sus gustos.Un célebre cuadro de Adolf Menzel (Neue National Galeriede Berlín) refleja una de las veladas musicales en el célebresalón rococó del palacio de Postdam. En él vemos al reytocando la flauta (probablemente un concierto de Quantz),a quien se ve a la derecha supervisando la ejecución) con unaorquesta en la que Cari Philipp figura sentado al clave. Sólole debía apreciar el rey a Cari Philipp como ejecutante y, desdeluego, las relaciones entre ellos jamás debieron ser comolas que mantuvo el padre de Cari Philipp con el príncipe deAnhalt Cóthen. Tampoco le debía hacer mucha gracia al reyel genio critico de Bach, su espíritu bromista, un tanto corrosivo,que debía tener desde niño y que le acarreó muchosproblemas. Se le atribuye, por ejemplo, el siguiente chiste:«Pregunta: ¿cuál es la bestia más terrorífica del mundo? Respuesta:El perrito de la señora Quantz; el señor Quantz la temea ella, pero él es temido, a su vez, por rey más poderosode la tierra».Entre Postdam y Berlín, fueron transcurriendo los años —no muy brillantemente— para Cari Philipp Emanuel. El maestrosupo, de todas formas, aprovechar aquellos días en que,

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