sienta impregnado de la propia estimación preferirá vivir brevemente en el más altogoce (29) que una larga existencia en indolente reposo; preferirá vivir un año sólo porun fin noble, que una larga vida por nada; preferirá cumplir una sola acción grande ymagnífica, a una serie de pequeñeces insignificantes."En estas palabras se revela lo más peculiar y original del sentimiento de la vida de<strong>los</strong> griegos: el heroísmo. En él nos sentimos esencialmente vinculados a el<strong>los</strong>. Son laclave para la inteligencia de la historia griega y para llegar a la comprensiónpsicológica de esta breve pero incomparable y magnífica aristeia. En la fórmula"apropiarse la belleza", se halla expresado con claridad única el íntimo motivo de laareté helénica. Ello distingue, ya en <strong>los</strong> tiempos de la nobleza homérica, la heroicidadgriega del simple desprecio salvaje de la muerte. Es la subordinación de lo físico auna más alta "belleza". Mediante el trueque de esta belleza por la vida, halla elimpulso natural del hombre a la propia afirmación su cumplimiento más alto en lapropia entrega. El discurso de Diótima, en el Simposio de Platón, sitúa en el mismoplano el sacrificio de dinero y bienes, la resolución de <strong>los</strong> grandes héroes de laAntigüedad en el esfuerzo, la lucha y la muerte para alcanzar el premio de una gloriaperdurable y la lucha de <strong>los</strong> poetas y <strong>los</strong> legisladores para dejar a la posteridadcreaciones inmortales de su espíritu. Y ambos se explican por el poderoso impulsoanhelante del hombre mortal hacia la propia inmortalidad. Constituyen el fundamentometafísico de las paradojas de la ambición humana y del afán de honor. 25 TambiénAristóteles conecta de un modo expreso, en el himno que se ha conservado a la aretéde su amigo Hermias —el príncipe de Atarneo, que murió por fidelidad a su idealfi<strong>los</strong>ófico y moral—, su concepto fi<strong>los</strong>ófico de la areté con la areté de Homero y con<strong>los</strong> mode<strong>los</strong> de Aquiles y Áyax. 26 Y es evidente que muchos rasgos, mediante <strong>los</strong>cuales describe la propia estimación, son tomados de la figura de Aquiles. Entreambos grandes filósofos y <strong>los</strong> poemas de Homero, se extiende la no interrumpidaserie de testimonios de la vida perdurable de la idea de la areté, propia de <strong>los</strong> tiemposprimeros de Grecia.25 18 PLATÓN, Simp., 209 C.26 19 Ver mi Aristóteles (Berlín, 1923; trad. esp. FCE, México, 1946; citamos de acuerdo con estaedición), p. 140.31
II. CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA NOBLEZA HOMÉRICA(30) PARA COMPLETAR e ilustrar la explicación de la areté —el concepto central dela educación griega— trazaremos una imagen de la vida de la nobleza griegaprimitiva, tal como nos la ofrecen <strong>los</strong> poemas "homéricos". Ello confirmará <strong>los</strong>resultados a que hemos llegado en las investigaciones anteriores.No es posible actualmente considerar la Ilíada y la Odisea —fuentes de la historiaprimitiva de Grecia— como una unidad, es decir, como obra de un solo poeta, aunqueen la práctica sigamos hablando de Homero, tal como lo hicieron originariamente <strong>los</strong>antiguos, incluyendo bajo este nombre múltiples poemas épicos. El hecho de que laGrecia clásica, exenta de sentido histórico, separara ambos poemas de aquella masa,considerándo<strong>los</strong> como superiores desde un punto de vista exclusivamente artístico ydeclarara a <strong>los</strong> demás indignos de Homero, no afecta a nuestro juicio científico nipuede considerarse como una tradición en el sentido propio de la palabra. Desde elpunto de vista histórico, la Ilíada es un poema mucho más antiguo. La Odisea reflejaun estudio muy posterior de la historia de la cultura. Previa esta determinación,resulta un problema de la mayor importancia llegar a la fijación del siglo a quepertenecen una y otra. La fuente fundamental para llegar a la solución de esteproblema se halla en <strong>los</strong> poemas mismos. A pesar de toda la sagacidad consagrada alasunto, reina en ello la mayor inseguridad. Las excavaciones de <strong>los</strong> últimos cincuentaaños han enriquecido, sin duda de un modo fundamental, nuestro conocimiento de laAntigüedad griega, especialmente en lo que se refiere al problema de la raíz históricade la tradición heroica, y nos han proporcionado soluciones precisas. No por ellohemos dado un paso en la fijación de la época precisa de nuestros poemas. Variossig<strong>los</strong> separan su aparición del nacimiento de las sagas.El instrumento fundamental para la fijación de las fechas sigue siendo el análisis de<strong>los</strong> poemas mismos. Pero este análisis no se dirigió originariamente a este fin, sinoque fundándose en la antigua tradición, según la cual <strong>los</strong> poemas en su estado actualcorresponden a una redacción relativamente tardía, forjaba conjeturas sobre su estadoprecedente en forma de cantos separados e independientes. Tal era la clave delproblema. Debemos principalmente a Willamowitz haber puesto en relación <strong>los</strong>análisis realizados primitivamente, con un criterio exclusivamente lógico y artístico,con nuestros conocimientos históricos relativos a la cultura griega primitiva. Elproblema fundamental consiste actualmente en saber si debemos limitarnos aconsiderar la Ilíada y la Odisea como un todo y resignarnos a dejar (31) el problemasin solución, o si debemos realizar el esfuerzo de distinguir hipotéticamente, dentrode la epopeya, capas correspondientes a edades y a caracteres distintos. 27 Ello notiene nada que ver con la exigencia, legítima y aún no plenamente realizada, de27 1 La expresa propensión a renunciar por completo al análisis de Homero se manifiesta entrabajos recientes como el de F. DORNSEIFF, Archaische Mythenerzahlung (Berlín, 1933) y F.JACOBY, "Die geistige Physiognomie der Odyssee", Die Antike, vol. 9, 159.32