(=) ISBN 978-980-227-250-1

2015
(…) Nosotros aquí nos podemos agarrar las greñas y decirnos equis, pero es entre venezolanos,
no entre washingtonianos. No es Washington quien debe determinar qué es democrático o no en
Venezuela, yo llamo a la dignidad máxima, a nacionalizar la política, a dignificarla, elevarla, a romper las
amarras con todas las formas de influencia y dominación.
(…) No hubiera venido yo a expresar este mensaje si no estuviera convencido de que estamos frente
a una grave amenaza, no hubiera dado las órdenes de activar el despliegue de todos los planes defensivos
de Venezuela y con el apoyo del pueblo si no estuviéramos frente a una grave amenaza.
La única forma de echar atrás esa amenaza es con la unión nacional y con el apoyo de los gobiernos
y pueblos de América Latina, el Caribe y el mundo y que Venezuela vuelva a ganar la batalla por la paz
de manera impecable, sin que caiga una bomba, con la ley, con la política, que vuelva a triunfar la inteligencia,
la sabiduría, el derecho internacional, la diplomacia de paz; ese es mi llamado, trato de hacerlo
sintético, es mi llamado nacional.
Los llamo a ustedes, hombres y mujeres del pueblo, a que brillemos como el sol de Carabobo en esta
hora estelar del año 2015 para defender el derecho de Venezuela a vivir en paz, a su autodeterminación,
a su soberanía.
(…) Pudiéramos decir, señor Obama, que su decreto, su ley declarando a Venezuela “una amenaza para
la seguridad de los Estados Unidos”, es un hecho innoble, porque es fruto del contubernio inmoral
y cobarde de la fuerza y la alevosía. Pudiéramos decir con Cipriano Castro hoy y tendríamos razón:
“Venezolanos: el duelo es desigual, porque el atentado ha sido consumado por las naciones más poderosas
(…) pero la justicia está de nuestra parte y el Dios de las naciones que inspiró a Bolívar y a
la pléyade de héroes que le acompañaron en la magna obra: delegarnos a costa de grandes sacrificios
Patria, libertad e independencia, será el que en estos momentos decisivos para la vida de nuestra nacionalidad
nos inspire en la lucha, nos aliente en el sacrificio y nos asista en la obra también magna de
consolidar la independencia nacional” (Proclama del 9 de diciembre de 1902).
(…) Confío en el pueblo de Venezuela (…) para que la unión más grande que podamos generar en la
movilización más grande de conciencia que podamos generar, con el apoyo de América Latina y el Caribe,
logremos desmontar y derrotar la ley que declara a Venezuela, amenaza contra los Estados Unidos
y la agresión latente del imperio estadounidense contra la Patria de Bolívar, contra la Patria de Hugo
Chávez; confío en la historia, confío en el pueblo y sé que vamos a vencer estas dificultades también.
(…) Esta Ley Habilitante es para preparar a nuestro país —“y que nadie nos sorprenda”, como dice
Cipriano Castro— para cualquier circunstancia, porque Venezuela tiene la fuerza, el fuelle, la historia, el
amor y la capacidad para salir adelante».
Una vez concluido su mensaje, el presidente Nicolás Maduro se retira de la Asamblea Nacional, los
diputados permanecen deliberando y avanzada la noche (1:05 a. m.) aprueban en primera discusión
el proyecto presentado.
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#ObamaDerogaElDecretoYa