(=) ISBN 978-980-227-250-1

2015
UNA PALABRA: ¡SOLIDARIDAD!
Todas las veces que el Comandante Presidente
Hugo Chávez visitó Argentina, en su capital repitió
la misma frase: «Hay “buenos aires” en América Latina».
Y era cierto, los aires ya eran diferentes. La presencia
de Chávez despertaba las pasiones y adhesiones más
grandes entre el pueblo que, por miles, se lanzaba a las
calles para saludarlo. Los buenos tiempos estaban en
plena expansión en Argentina, en América Latina y en
gran parte del continente, porque solidificaba “la Patria
Grande”. En aquellos primeros caminos, la solidaridad
se hizo brazo fuerte y hoy, cuando una de sus naciones
vive el momento más amargo por una amenaza latente,
los hechos y las voces vuelven a tejer la historia.
13 de marzo. Con consignas como “Yankee go
home”, “Patria sí, colonia no”, “Venezuela somos todos”,
“Hermano Maduro, al yanqui dale duro” y “Yanquis ni
lo intenten”, más de cinco mil personas marchan desde
la plaza Italia de Buenos Aires hasta la sede de la
Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en
Argentina, donde se concentraron en una Tribuna Antiimperialista.
Son intelectuales, diplomáticos, dirigentes
políticos, movimientos sociales, jóvenes y estudiantes
que unen sus voces en respaldo al pueblo venezolano,
la Revolución Bolivariana y el presidente Nicolás Maduro,
ante la arremetida del imperialismo estadounidense
contra la tierra de Bolívar.
En la céntrica Puerta del Sol en Madrid, España, centenares
de manifestantes entre españoles y latinoamericanos
se concentran con banderas en mano, exigiendo
el cese de agresiones imperialistas contra Venezuela.
Con consignas como “Vamos, Maduro, al yanqui dale
duro”, “Medios mercenarios, digan la verdad”, “Alerta,
alerta que camina la espada de Bolívar” aseguran que
“lo del decreto es en verdad una amenaza porque ellos
son peligrosos”.
El presidente de Bolivia, Evo Morales, está en Cochabamba
y desde allí vuelve a criticar el decreto y destaca
que si Barack Obama no quiere encontrarse con “la
horma de su zapato”, antes de la Cumbre de las Américas
(programada en Panamá para el mes de abril)
“debe pedir perdón” a América Latina y en especial a
Venezuela, si no se encontrará con presidentes y gobiernos
antiimperialistas.
A las 2 y 40 minutos de la tarde, el presidente de la
República Bolivariana de Venezuela llega al estado Vargas,
ha planificado inaugurar de manera simultánea 65
obras de interés social en varias regiones del país y en
el barrio El Paraíso Azul, en Las Tunitas, personalmente
le dará, como dice, “play” a una Base de Misiones Socialistas
que lleva el nombre del diputado mártir Robert
Serra, dispuesta para beneficiar a 1.024 personas en
condición de pobreza. Estas bases son centro de coordinación
de todas las misiones y grandes misiones de
la Revolución Bolivariana. Lo recibe una gigantesca ola
humana de hombres, mujeres y niños que a su paso
corean una elocuente consigna, demostrativa del rechazo
que sienten por el decreto imperial: “¡Maduro
pitchea, que Obama no batea!”. El presidente le habla a
la multitud y explica cómo los lobbys de Washington le
han hecho tanto daño al país.
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#ObamaDerogaElDecretoYa