13.5- Vampires gone wild

Vampires Gone Wild
—Malvado. —Maria Consuela fue a través de su rosario a velocidad
vampírica.
Cora Lee se encogió de hombros.
—Sólo estoy diciendo que ha pasado un largo tiempo desde que cualquiera
de nosotras se permitió un poco de romance.
—Eso está fuera de cuestión —espetó Pamela—. No tengo ninguna intención
de ir a ninguna parte cerca de ese bruto…
—Enorme bruto —interrumpió Cora Lee con una sonrisa.
¿Era realmente grande? Pamela hizo esa idea perturbadora a un lado.
—Todos sabemos que el tamaño de un hombre es totalmente irrelevante. Lo
que importa es su capacidad de control de la mente.
Princesa Joanna asintió.
—En efecto. Tenemos que hacernos conocidas de un caballero que sea experto
en sexo vampírico.
—Como Roman. —Cora Lee suspiró—. Afirmo que él podría satisfacernos a
todas en diez minutos.
—Exactamente —estuvo de acuerdo Pamela —. Era muy eficiente en el
tiempo. Y maravillosamente discreto. Toda la experiencia es mucho más refinada
cuando se lleva a cabo como un mero ejercicio mental.
Cora Lee asintió.
—Podríamos quedarnos en nuestras propias habitaciones. Y ni siquiera
teníamos que quitarnos la ropa.
—Y nunca era sucio, como el sexo físico. —Pamela hizo una mueca—. Nada
de agarrar, con las manos sudorosas manoseándote por todos lados.
Maria Consuela se estremeció.
—Malvado.
—Hubo un momento en que creo que realmente disfruté del sexo verdadero.
—La Princesa Joanna hizo un gesto con la mano en el aire—. Pero eso fue hace
siglos, y hace mucho lo olvidé.
—Es mejor olvidarlo —dijo Pamela. La idea de tener a un hombre invadiendo
físicamente su cuerpo; era demasiado impactante. Demasiado crudo y espantoso.
Love At Stake #13.5