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<strong>Vampires</strong> Gone Wild<br />
Capítulo 4<br />
—No deberías haber venido —anunció Zoltan la siguiente noche después de<br />
que Lady Pamela se teletransportara a su salón en Budapest.<br />
Con un silencioso grito de triunfo, Pamela se felicitó por encontrar al hombre.<br />
En casa, mientras se ponía su disfraz, se había preocupado por ser capaz de<br />
encontrarles. Pero ya que Zoltan era el Maestro del Clan del Este de Europa,<br />
decidió que su casa era un buen sitio para empezar. Había estado aquí antes para<br />
atender a una fiesta, así que la ubicación estaba incrustada en su memoria.<br />
—Buenas noches. —Le sonrió a Zoltan, quien estaba junto a la chimenea—.<br />
Caballeros. —Asintió hacia Jack y J.L., quienes estaban en asientos cercanos,<br />
frunciéndole el ceño. Una pila de espadas envainadas y cuchillos descansaban<br />
sobre una mesita de café.<br />
¿Dónde estaba…? Su nuca se erizó como si hubiera sido tocada por una brisa<br />
helada. ¿O era la gélida mirada de un par de ojos azules? Se dio la vuelta, su capa<br />
negra de seda ondulando en el aire.<br />
Mikhail estaba apoyando contra el marco de la puerta, sus brazos cruzados<br />
sobre su enrome pecho, sus ojos brillando como fragmentos de carámbanos rotos.<br />
El calor se expandió como las llamas por su cuerpo, haciendo que su rostro se<br />
ruborizara. ¿Cómo podía una bestia tan fría hacerla sentirse como si se estuviera<br />
derritiendo?<br />
Una esquina de su boca se curvó hacia arriba.<br />
Zopenco arrogante. ¿Cómo se atrevía a asumir que él era la causa de su<br />
rubor? Aunque lo era. Pero tan molesta como estaba, no pudo evitar el hoyuelo<br />
causado por su media sonrisa. Y qué boca más amplia y sensual tenía. También, los<br />
labios firmemente esculpidos. Labios que habían estado tan cerca de besarla. ¡No<br />
pienses en ello! Con un parpadeo, forzó su vista de vuelta a sus ojos.<br />
Querido Dios, no. La estaba comiéndosela con los ojos otra vez, deteniéndose<br />
en cada inclinación y curva de su cuerpo. Su piel se estremeció bajo el látex negro,<br />
y el traje se sintió de repente más apretado, estrechándola hasta el punto en que<br />
apenas podía respirar. Sus ojos se encontraron con los suyos, y él lentamente<br />
sonrió.<br />
Con una floritura de su capa, le dio la espalda. ¡Qué le den! Él disfrutaba<br />
irritándola.<br />
Dijo algo en un idioma extraño que hizo que Zoltan sonriera. Debía de ser<br />
Love At Stake #<strong>13.5</strong>