13.5- Vampires gone wild

Vampires Gone Wild
—No llores. —Le tocó la mejilla—. Fue hace mucho tiempo. Y me las he
arreglado para matar a un montón de vampiros malos en los últimos seiscientos
años. Eso es algo bueno, ¿no?
—Sí. —Sus ojos llenos de lágrimas le miraban con ternura. —Eres un buen
hombre, Mikhail.
Su boca se torció.
—Pensé que era una bestia enorme.
—No. Eres... encantador. —Una lágrima rodó por su mejilla, y él la atrapó
con su pulgar.
—Pam. —Se inclinó hacia delante y presionó sus labios contra los suyos. Ella
suspiró dulcemente contra él, una señal de rendición, así que él la tomó en sus
brazos y la besó plenamente. Para cuando hubo terminado, ella estaba aferraba a él
y sin aliento.
—Mikhail —susurró ella, apoyada en su pecho.
Él pasó una mano bajando por su espalda. Ninguna ropa interior que pudiera
sentir. ¿Estaba desnuda debajo de su ropa de dormir? Su ingle se sacudió.
—Pam, te deseo.
Con un suspiro, ella dio un paso atrás.
—¿En serio? ¿Te... te refieres a, esta noche?
—Sí. Tenemos menos de treinta minutos, pero. . .
—Oh, eso está bien. —Ella hizo un gesto con la mano—. Diez minutos es
generalmente suficiente para mí.
—¿Diez? —Diez horas apenas podían bastar. No cuando él la había deseado
durante casi doscientos años.
—Sí. —Se llevó una mano al pecho y se sonrojó—. Me atrevería a decir que
esto es bastante emocionante.
Su visión se volvió de color rosa.
—Realmente no hemos comenzado aún, pero aprecio el entusiasmo.
Sus ojos se ensancharon ante la visión de sus ojos, ahora de color rojo y
brillantes.
—Santo cielos. —Ella miró a su alrededor—. ¿Te importa si me pongo
Love At Stake #13.5