Limpieza social
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<strong>Limpieza</strong> <strong>social</strong><br />
Una violencia mal nombrada<br />
turo Alape (2003), por lo menos dos jóvenes se salvaron esa noche,<br />
ambos debieron salir del barrio a fin de poner a salvo sus vidas.<br />
No hubo una amenaza previa ni el más mínimo indicio de lo<br />
que podía venir, las víctimas se encontraban en total estado de<br />
indefensión (Uribe y Vásquez, 2010, páginas 92-100). Varios recibieron<br />
disparos mortales en la cabeza, otros fueron impactados en<br />
el pecho. Sin embargo, la muerte estaba lejos de detenerse aquella<br />
noche. De la familia de El Zurdo quedaron implicadas otras<br />
personas. Su abuela cayó asesinada cuando salió al auxilio una<br />
vez escuchó los disparos, mientras su madre resultó herida y trasladada<br />
al hospital de Meissen junto a un menor de edad. Luego,<br />
en el recorrido por el barrio, los perpetradores hirieron a varias<br />
personas del vecindario que salieron a mirar lo sucedido. Media<br />
hora después cayó una familia completa. Una mujer, su pareja y su<br />
hija encontraron la muerte mientras se desplazaban a la tienda a<br />
comprar unos cigarros, la mujer en estado de embarazo.<br />
Las versiones del total de víctimas son contradictorias. Algunas<br />
afirman que fueron entre 15 y 17, otras sostiene que cayeron 12.<br />
La prensa menciona la muerte de un presunto victimario, William<br />
Rayo Useche de 19 años, dando a pensar que la agresión pudo haber<br />
sido respondida (El Tiempo, 1992, julio 27). Con la salvedad de<br />
Rosabel Jimeno —la abuela de El Zurdo—, las víctimas de Juanchito<br />
Pin Pon eran todos jóvenes de menos de 25 años, entre ellos cuatro<br />
mujeres. Algunas de las víctimas se habían salido de la escuela,<br />
otras se dedicaban a oficios varios como la zapatería y la latonería.<br />
Se reunían por el barrio, con frecuencia se les veía jugando microfútbol<br />
en horas de la noche. En el fin de semana el “desparche” era<br />
la fiesta. En el testimonio de Alape (2003) el grupo de jóvenes conformaba<br />
un “parche” que cometía robos menores en otras partes<br />
de la ciudad y al parecer estuvo involucrado en el homicidio de una<br />
persona que se resistió a un atraco. A excepción de El Zurdo, quien<br />
se vinculó en algún momento a un proceso organizativo, ninguno<br />
más pertenecía a grupo comunitario alguno.<br />
El miedo que acorrala la memoria impide describir con mayor<br />
certeza las víctimas. Aun hoy, más de 20 años después, sigue estando<br />
presente el temor a la retaliación por la denuncia: “Aquí el que vio<br />
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