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A Primera Vista

Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.

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CAPÍTULO 16<br />

—Aún no hemos elegido el nombre del bebé —dijo Lexie.<br />

Era la segunda semana de agosto; anochecía, y Lexie y Jeremy se encontraban sentados en el porche<br />

de su nueva casa. A pesar de que todavía no se habían mudado, los al—bañiles habían acabado por ese<br />

día y los dos se habían quedado a contemplar el río. No corría ni un soplo de aire; el agua estaba<br />

completamente en calma y lisa como un espejo, tanto que parecía que los cipreses del otro lado de la<br />

ribera crecieran en direcciones opuestas.<br />

—He decidido dejar esa cuestión en tus manos —contestó Jeremy.<br />

Se estaba abanicando con un ejemplar del Sports Illustrated que había traído con intención de<br />

leerlo, pero se había dado cuenta de que podía servirle para algo más útil en esa calurosa noche de<br />

verano.<br />

—No puedes delegarme esa responsabilidad. Es nuestro bebé, quiero oír lo que opinas.<br />

—Ya te he dicho lo que pienso, pero a ti no te gusta mi opinión —adujo Jeremy.<br />

—No pienso llamar Misty a nuestra hija.<br />

—Misty Marsh [1] . ¿Cómo es posible que no te guste?<br />

Jeremy había sugerido ese nombre la semana anterior a modo de broma. Lexie se había mostrado tan<br />

reacia que desde entonces él no había dejado de insistir, con la única intención de burlarse de ella.<br />

—Pues porque no.<br />

Lexie, que llevaba unos pantalones cortos y una camiseta holgada, estaba sofocada de calor. Se le<br />

habían empezado a hinchar los pies y Jeremy había ido a buscar un viejo cubo para que ella pudiera<br />

mantener las piernas en alto.<br />

—¿No te parece que suena muy bien?<br />

—No mejor que otros jueguecitos de palabras, como Smelly Marsh o Creepy Marsh [2] .<br />

—Estaba reservando esas opciones para sus futuros hermanitos.<br />

Lexie se echó a reír.<br />

—Estoy segura de que te estarán eternamente agradecidos. Pero ahora hablando en serio, ¿no se te<br />

ocurre ninguna idea?<br />

—No, ya te lo he dicho. Aceptaré el nombre que tú decidas.<br />

—Ese es precisamente el problema, que aún no lo he decidido.<br />

—Pues entonces ya sabes cuál es el problema, ¿no? Te has comprado todos los libros sobre<br />

nombres de bebé que se han publicado. Me parece que te estás complicando la vida con tantas opciones.<br />

—Sólo quiero uno que encaje con su personalidad.<br />

—Pero ésa es la cuestión. No importa qué nombre elijamos, no encajará con ella cuando nazca.<br />

Ningún bebé tiene cara de Cindy o de Jennifer. Todos los bebés se parecen a Elmer Fudd, el infatigable<br />

cazador que siempre persigue a Bugs Bunny.<br />

—Eso no es verdad. Los recién nacidos son muy monos.<br />

—Sí, pero todos son iguales.<br />

—No es cierto. Y te aviso, me sentiré muy defraudada contigo si no eres capaz de reconocer a<br />

nuestra hija en la sala de puericultura del hospital.<br />

—No te preocupes. En cada cuna ponen una etiquetita con el nombre del bebé.<br />

—Ja, ja, ja —replicó Lexie—. Seguro que podrás reconocer a tu hija.<br />

—Claro que sí, porque será el bebé más guapo que haya nacido jamás en Carolina del Norte, y<br />

estará rodeada de fotógrafos, que habrán venido de todos los confines del mundo para fotografiarla y que<br />

realizarán comentarios como: «Qué afortunada es de tener las orejas de su padre».

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