A Primera Vista
Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.
Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.
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entonces pensó que la verdad era que no estaba absolutamente seguro. Lexie era la que estaba<br />
completamente segura, no él, y él sólo reflejaba la opinión de la futura mamá. Y el hecho de que ella se<br />
refiriera de continuo al bebé como a su pequeñina sólo servía para reforzar la conjetura.<br />
En lugar de continuar cuestionándose esa suposición —o de intentar escribir—, Jeremy decidió<br />
echar un vistazo a las noticias a través de sus páginas favoritas en internet, con la esperanza de encontrar<br />
algo que le sirviera de inspiración. Sin un acceso rápido, el acto de consultar las páginas resultaba tan<br />
lento que incluso le dio sueño, pero no desistió en el intento. Visitó cuatro páginas relacionadas con<br />
objetos voladores no identificados, la página web oficial sobre las últimas noticias acerca de casas<br />
encantadas, y la página que tenía colgada James Randi, un tipo que, al igual que él, se dedicaba a<br />
desenmascarar fraudes y supercherías. Durante años, Randi se ofreció a pagar un millón de dólares a<br />
cualquier vidente que pudiera probar su habilidad a partir de unos rigurosos controles científicos. Hasta<br />
la fecha, nadie —ni siquiera los videntes más conocidos que aparecían de forma habitual en televisión o<br />
escribían libros— había aceptado el reto. Una vez, en una de sus columnas, Jeremy hizo la misma oferta<br />
(en una escala mucho menor, por supuesto) con exactamente los mismos resultados. La gente que se<br />
autodenominaba vidente era experta en su propia promoción, no en cuestiones paranormales. Jeremy se<br />
acordó de la intervención que tuvo en un programa televisivo con Timothy Clausen, un tipo que sostenía<br />
que era capaz de comunicarse con los espíritus del más allá. Fue la última historia con éxito en la que<br />
Jeremy trabajó antes de viajar a Boone Creek en busca de fantasmas, pero en lugar de espectros, encontró<br />
a Lexie.<br />
En la página web de Randi se encontraban las historias habituales, supuestos eventos mágicos<br />
salpimentados con las críticas mordaces del autor, pero al cabo de un par de horas Jeremy abandonó la<br />
lectura, plenamente consciente de que seguía sin ninguna idea específica, justo igual que cuando había<br />
empezado.<br />
Consultó el reloj de pulsera: eran casi las cinco, y se preguntó si debería pasar por la casa para<br />
examinar cómo iban los trabajos de restauración. Quizá habían desplazado alguna pila de escombros a<br />
otro lugar, o habrían hecho algo parecido, algo que sirviera para hacerle creer que el proyecto aún tenía<br />
posibilidades de estar acabado ese año. A pesar de las constantes facturas, Jeremy empezaba a dudar de<br />
que algún día pudieran instalarse en esa casa para vivir. Lo que al principio creyó posible, ahora le<br />
parecía desalentador, y decidió no pasar por la obra. No había ninguna razón para hacer que un día malo<br />
fuera aún peor.<br />
En lugar de eso, decidió dirigirse a la biblioteca para ver cómo le iba a Lexie. Se puso una camisa<br />
limpia, se peinó y se perfumó con un poco de colonia. Unos minutos más tarde pasaba por delante del<br />
Herbs, de camino a la biblioteca. Los cornejos y las azaleas empezaban a tener un aspecto marchito, pero<br />
a lo largo de los flancos de los edificios y bordeando los árboles, los tulipanes y los narcisos empezaban<br />
a abrirse graciosamente, con unos colores aún más vividos. La cálida brisa del sur traía un ambiente<br />
prácticamente estival, a diferencia de la temperatura que era de esperar a finales de marzo. Era el tipo de<br />
día que atraía a multitud de urbanitas a Central Park.<br />
Se preguntó si debería ir a buscar un bonito ramo de flores para Lexie, y finalmente decidió que era<br />
una buena idea. Sólo había una floristería en el pueblo, y en el establecimiento también vendían cebo<br />
vivo y otros materiales para pescar; a pesar de la limitada selección de flores que ofrecían, salió de la<br />
tienda unos minutos más tarde con un ramo primaveral que, estaba seguro, haría las delicias de Lexie.<br />
Llegó a la biblioteca en tan sólo un par de minutos, pero frunció el ceño al ver que el coche de Lexie<br />
no estaba aparcado en el lugar de siempre. Levantó la vista hacia el despacho de su prometida, y vio que<br />
la luz estaba apagada. Pensando que la encontraría en el Herbs, se subió al coche y se encaminó hacia el<br />
restaurante, pero al pasar por la puerta y no ver el coche, se le ocurrió acercarse hasta su casa;<br />
probablemente había decidido adelantar la hora de acabar la jornada laboral para ir a dar un paseo o a<br />
comprar.