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A Primera Vista

Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.

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automovilísticas hasta la entrada triunfal en el concesionario para probar los coches, donde podría<br />

respirar el increíble olor de los automóviles recién salidos de fábrica. Muchas veces se había lamentado<br />

de vivir en Nueva York por el solo hecho de que tener un coche propio en la ciudad era<br />

incuestionablemente superfluo. Se moría de ganas de acomodarse en el asiento del conductor de uno de<br />

esos descapotables de dos puertas y de salir a probarlo por las tranquilas carreteras del condado. Por la<br />

mañana, él y Lexie tenían que ir al concesionario, y no se podía quitar la sonrisa boba del rostro al<br />

imaginarse a sí mismo conduciendo un automóvil imponente, el coche de su vida.<br />

Lo que no esperaba era la respuesta de Lexie cuando él vio el descapotable de dos puertas y deslizó<br />

un dedo por las sinuosas curvas de su línea deportiva.<br />

—¿Qué te parece? —le preguntó.<br />

Ella se quedó mirando el coche, confundida.<br />

—¿Y dónde pondremos la sillita del bebé?<br />

—Podemos utilizar tu coche para eso —explicó él—. Éste es un coche sólo para nosotros dos. Para<br />

escapadas rápidas a la playa o a la montaña, o para fines de semana en "Washington, D.C.<br />

—No creo que mi coche aguante mucho más, así que ¿no crees que sería mejor que nos<br />

compráramos uno familiar?<br />

—¿Como qué?<br />

—¿Qué te parece un monovolumen?<br />

Jeremy parpadeó.<br />

—¡Ni hablar! ¡Ni se te ocurra! ¡No he esperado treinta y siete años para comprarme un<br />

monovolumen!<br />

—¿Y un imponente sedán?<br />

—¿Un sedán? Mi padre conduce un sedán. Yo soy demasiado joven para comprarme un sedán.<br />

—¿Y un todoterreno? Son deportivos y fuertes. Y además son ideales para conducir por la montaña.<br />

Jeremy intentó imaginarse detrás del volante de un todoterreno antes de menear enérgicamente la<br />

cabeza.<br />

—Son los vehículos preferidos de las mamas suburbanas. He visto más todoterrenos reunidos en el<br />

aparcamiento de los supermercados Wal-Mart que en unas cuantas montañas juntas. Y además,<br />

contaminan más que los coches normales, y yo me preocupo por el medio ambiente.<br />

Se llevó la mano hasta el pecho, con aire ofendido, procurando poner cara de circunstancias.<br />

Lexie ponderó su respuesta.<br />

—Entonces, ¿qué nos queda?<br />

—Mi primera elección —respondió él— Imagina lo maravilloso que sería... conducir velozmente<br />

por la autopista, tu pelo ondeando al viento...<br />

Ella soltó una risotada.<br />

—Hablas como el típico comercial. Créeme, yo también pienso que sería fantástico. Me encantaría<br />

formar parte de un numerito tan ostentoso como el que acabas de describir, pero has de admitir que no es<br />

un coche práctico.<br />

Él la miró y sintió una desagradable sequedad en la boca al notar que su sueño se empezaba a<br />

desvanecer. Lexie tenía razón, por supuesto, y empezó a balancearse, apoyando todo el peso de su cuerpo<br />

en un pie y luego en el otro de forma alternativa, para acabar soltando un suspiro.<br />

—A ver, ¿cuál te gusta?<br />

—Creo que este de aquí sería muy conveniente para la familia —concluyó ella, acercándose a un<br />

sedán de cuatro puertas que estaba en medio de la hilera de coches expuestos—. En la revista Consumer<br />

Reports, lo puntuaron como «El mejor coche en su gama por su seguridad». Es un coche seguro, y<br />

podemos obtener una garantía hasta los ciento quince mil kilómetros.<br />

Ahorradora. Sensata. Responsable. Jeremy pensó que Lexie cubría todos los requisitos, pero su

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