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A Primera Vista

Este libro nos da una lección de vida y nos plasma la trágica historia de amor de un hombre enamorado.

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año, para Navidad, Jeremy le regaló una barbacoa que funcionaba con gas, pero el trasto acabó aparcado<br />

en el garaje, llenándose de polvo, hasta que su hermano Tom finalmente preguntó si se lo podía llevar a<br />

su casa.<br />

Su padre empezó a apilar los perritos calientes en el plato.<br />

—Aún no he tenido la oportunidad de hablar con ella, pero parece una buena chica. —Y lo es.<br />

—Me alegro. Te lo merecías. Nunca me acabó de gustar María —se sinceró—. Desde el primer<br />

momento, me pareció que no era la chica adecuada para ti.<br />

—Deberías habérmelo dicho.<br />

—No, no me habrías escuchado. Jamás aceptabas consejos, ¿no te acuerdas?<br />

—¿Y mamá? ¿Qué opina de Lexie, después de que almorzaron juntas esta mañana?<br />

—Le gusta. Le ha dado la impresión de que sabrá llevarte recto.<br />

—Ah, ¿y eso es una buena señal?<br />

—¿Viniendo de tu madre? Eso es lo mejor que podrías esperar.<br />

Jeremy sonrió.<br />

—¿Tienes algún consejo?<br />

Su padre depositó el plato en una esquina de la barbacoa y meneó la cabeza.<br />

—No, ninguno de vosotros necesitáis ya mis consejos. Sois todos adultos, así que ahora os toca<br />

asumir vuestras propias decisiones. Además, tampoco hay mucho que pueda decirte. Llevo casado casi<br />

cincuenta años, y a veces todavía no sé qué es lo que despierta el interés de tu madre.<br />

—Bueno, eso me reconforta.<br />

—Ya te acostumbrarás. —Se aclaró la garganta— Aunque quizá sí que hay una cosa que puedo<br />

decirte.<br />

—Adelante.<br />

—Mejor dicho, dos cosas. La primera: no te lo tomes como algo personal cuando ella se enfade.<br />

Todos nos enfadamos, así que no permitas que eso te afecte demasiado.<br />

—¿Y la segunda?<br />

—Llama a tu madre con frecuencia. No ha dejado de llorar desde que se enteró de que vas a<br />

marcharte. Ah, y haz el favor de no pescar ninguno de esos acentos sureños. Ella no te lo dirá, pero esta<br />

mañana ha habido momentos en que no conseguía entender lo que Lexie le decía.<br />

Jeremy se echó a reír.<br />

—Te lo prometo.<br />

—No ha sido tan terrible, ¿no? —le preguntó Jeremy.<br />

Unas horas más tarde, los dos se dirigían en taxi al hotel Plaza. Dado que su apartamento estaba<br />

patas arriba, Jeremy había decidido tirar la casa por la ventana y pasar en un hotel la última noche en<br />

Nueva York.<br />

—Qué va, ha sido una velada deliciosa. Tienes una familia encantadora. Ahora comprendo por qué<br />

no querías marcharte de aquí.<br />

—Continuaré viéndolos con frecuencia, cuando tenga que venir por cuestiones laborales.<br />

Ella asintió. Mientras se adentraban en la ciudad, Lexie contempló los rascacielos y el tráfico,<br />

maravillándose del bullicio y de la amplitud de las calles. A pesar de que había vivido en Nueva York<br />

previamente, había olvidado la sensación de vértigo que provoca ver semejante enjambre humano, la<br />

impresionante altura de los edificios, el ruido constante. Tan diferente del lugar donde vivirían ahora; era<br />

un universo muy distinto. La población de Boone Creek era probablemente inferior en número a la que<br />

habitaba en un bloque de pisos de la ciudad.<br />

—¿Echarás de menos Nueva York?

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